Con el escándalo de Armando Benedetti se entorpece el trámite de las reformas sociales en el Congreso

“Por lo que respecta a la presidencia de la Cámara, se congelan las discusiones de las reformas”, dijo el representante David Racero en la mañana del 5 de junio. Sus palabras crean un nuevo problema para el Ejecutivo: la parálisis en el Congreso.

La controversia que tiene a la Casa de Nariño en crisis cayó como anillo al dedo al “plan tortuga” que han venido adelantando las bancadas de oposición y –en algunos casos– las independientes en el Congreso desde hace dos semanas. Varios congresistas han optado por ausentarse para romper el quórum y frenar la marcha de las reformas sociales.

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La reforma laboral y la reforma a la salud se vieron perjudicadas por las jugadas del Centro Democrático y Cambio Radical, principalmente. El proyecto, que le costó el puesto a más de la mitad del gabinete, incluida Carolina Corcho, apenas va en su segundo debate en la Cámara de Representantes y allí no tiene garantizados los votos suficientes para pasar.

La sesión del pasado primero de junio solo alcanzó para votar impedimentos, pero no para debatir y muchos menos para votar. Por ello, se había fijado para este 6 de junio la sesión plenaria para retomar la discusión de la reforma a la salud, pero se canceló. Aunque la razón oficial fue continuar con el debate del nuevo Código Electoral en la Comisión Primera de la Cámara, lo cierto es que a la reforma a la salud le siguen faltando votos en la plenaria de esa corporación.

Las bancadas que podrían inclinar la balanza se están distanciando del Ejecutivo. Por un lado, el Partido de la U le solicitó al presidente aplazar la discusión las reformas sociales y retomarla el próximo periodo.

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"Hacemos un llamado al Gobierno nacional que ante la premura y el ambiente político en el que se están dando los debates en el Congreso, se haga un alto en el camino y se aplace la discusión de las reformas sociales hasta el próximo periodo legislativo", dijo en un comunicado la colectividad liderada por Dilian Francisca Toro.

Mientras tanto, la bancada en la Cámara del Partido Conservador presentó una proposición para archivar el proyecto. Esta petición se suma a la que ya habían radicado varios congresistas de la Coalición Centro Esperanza la semana pasada.

Para varios congresistas dentro y fuera de la coalición fue sorpresivo y contradictorio que, mientras Racero pidió el "congelamiento" de los debates en la mañana del 5 de junio, en la noche el senador Alexander López Maya declarara que "ningún proyecto se congela". Las palabras del senador y virtual reemplazo de Roy Barreras en la presidencia del Congreso se dieron a la salida de una cumbre entre Petro y el Pacto Histórico en la Casa de Nariño. Allí, el mandatario les pidió expresamente a sus congresistas no congelar los debates y seguir adelante con el trámite de las reformas.

En la misma línea, el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, dijo que "la tarea en el Congreso y la tarea en el Gobierno siguen", y agregó que:

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"En la plenaria de la Cámara está la reforma a la salud, bastante mejorada por el Congreso, hay que reconocerlo. En la Comisión Séptima del Senado está la reforma pensional, que ha venido generando consensos, que ha generado nuestra ministra Gloria Inés Ramírez. Y en la Comisión Séptima de la Cámara también está la reforma laboral, que inicia su debate y muy seguramente, esta o la próxima semana, nos aplicaremos a tratar de dejarla viva para la próxima legislatura”.

A pesar de la insistencia de Petro y del optimismo del Gobierno, las razones que dio David Racero el pasado 5 de junio para suspender los debates de las reformas evidencian que la falta de apoyo de las reformas y el escándalo que le estalló en la Casa de Nariño al presidente configuran el peor ambiente posible para esas iniciativas."Retomar el diálogo y reconstruir la coalición" fue la petición de Racero.

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La amenaza también está en el Senado

Aunque la suspensión de las discusiones de los proyectos del Ejecutivo por ahora solo ha tenido consecuencias en la Cámara, en el Senado el ambiente también es hostil. Con el escándalo de los audios de Benedetti, revelados el pasado 4 de junio por la revista Semana, varios senadores de la oposición se radicalizaron en la postura de archivar todas las iniciativas del Gobierno. Si bien las bancadas que se oponen no tienen los votos suficientes para hundir los proyectos, sí pueden entorpecer los trámites, tal y como lo han venido haciendo en las últimas dos semanas, para que el calendario legislativo sea el verdugo de las reformas de Petro, aun si se convocan sesiones extraordinarias.

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“Ante las gravísimas confesiones sobre la financiación de la campaña del presidente Gustavo Petro, el Congreso en pleno debe archivar las reformas presentadas, mínimamente por ilegítimas. Quieren jugar con la salud y el bolsillo de los colombianos”, dijo el senador David Luna.

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Por su parte, la senadora María Fernanda Cabal dejó ver la estrategia que profundizará su bancada con el escándalo del alto Gobierno. “Como congresista, estoy convencida de que no podemos, la rama legislativa, seguir en debates de reformas de un Gobierno gravemente cuestionado y deslegitimado ante afirmaciones de Armando Benedetti”, expresó Cabal.

En la Comisión Séptima del Senado, la reforma pensional espera iniciar el trámite, pero los tiempos ya no le dan para quedar aprobada en este periodo, al igual que la reforma laboral, que todavía no comienza su primer debate en la Comisión Séptima de la Cámara. El objetivo del Gobierno es por lo menos adelantar el primer debate de estos dos proyectos para que queden con vida en el próximo periodo. Y en el caso de la reforma a la salud, que esta sea aprobada echando mano de las sesiones extras del Congreso, que serían convocadas por el presidente en los próximos días.