Del cielo al infierno: si el primer año de gobierno fue difícil, el próximo lo será aún más

Crédito: Colprensa

4 Agosto 2023

Del cielo al infierno: si el primer año de gobierno fue difícil, el próximo lo será aún más

La luna de miel de Petro con el Congreso duró poco. Si el primer año político terminó con serias dificultades para la gobernabilidad, el que viene estará plagado de ingredientes que pondrán cuesta arriba el camino para el proyecto progresista de Gustavo Petro.

Por: Andrés Mateo Muñoz

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“¿Para qué estamos aquí? ¿Qué venimos a hacer? No sólo a celebrar. Venimos a comprometernos a hacer del Estado un sembrador de la cultura de la vida”, dijo Roy Barreras el 7 de agosto de 2022, minutos antes de colgarle la banda presidencial a Gustavo Petro en la Plaza de Bolívar. El curtido político llegó con la misión de ser el operador político por excelencia del Gobierno, en llave con Alfonso Prada. Hoy, Barreras está de camino al Reino Unido, muy lejos de su zona de confort, en donde será embajador. Mientras tanto, Prada completa tres meses en París, también en labores diplomáticas.

Las palabras del entonces presidente del Congreso reflejaron el entusiasmo y la incertidumbre que produjo la llegada de Gustavo Petro a la Casa de Nariño enarbolando la bandera del cambio, al que se le caracterizó como “imparable”. Tan imparable parecía que hasta hizo subir a la misma aplanadora progresista a la clase política tradicional: liberales, conservadores y el Partido de la U. Todos aterrizaron en una coalición oficialista difícil de imaginar un año antes.

Cesar Gaviria, Dilian Francisca Toro, Gustavo Petro

Por eso, el desencanto que produce echarle un vistazo al estado actual del Gobierno Petro no es menor. El presidente y su gabinete se enfrentan al momento más crítico de gobernabilidad justo inaugurando el segundo año, en el que se esperan los primeros resultados de ejecución y señales claras de consolidación del proyecto político que se presentó en la campaña. Lo anterior no fue provocado por una oposición férrea y contundente, sino por escándalos que han estallado en las entrañas de hasta la misma familia presidencial. 

El escándalo de Nicolás Petro Burgos, que se cruza con el del exjefe de campaña Armando Benedetti, terminó por lanzar el manto de duda más oscuro sobre la legitimidad del presidente y, en consecuencia, sobre su gobernabilidad. A Petro se le configuraron tres factores que le pronostican un ‘año terrible’ en política.

Un Congreso que lentamente se va congelando

Los bríos con los que arrancó la numerosa coalición de Gobierno el segundo semestre de 2022 le permitieron al presidente y a sus operadores políticos aprobar con suficiencia pero también con sensibles modificaciones proyectos claves como la reforma tributaria y la ley de la paz total (hoy en vilo por una decisión de la Corte Constitucional que podría tumbarla). Los conatos de rebeldía entre liberales y conservadores se contuvieron pero no de forma definitiva.

El baño de realidad del Gobierno llegó en el segundo periodo legislativo, con el hundimiento de la reforma política comenzando 2023, lo que inauguró una seguidilla de derrotas políticas que rompieron la coalición, obligaron a relevos ministeriales  y provocaron que hasta la fecha ninguna reforma social haya superado ni siquiera el segundo debate en el Congreso.

En esta nueva legislatura, el panorama es menos alentador para los intereses del Ejecutivo. La oposición (Cambio Radical y Centro Democrático) y la independencia (Partido Conservador y Partido de la U) ya no solo adoptarán una estrategia de parálisis sino que intentarán contraatacar con sus propias reformas, que respondan a las que el presidente ha insistido en tramitar sin perder su esencia. En el Capitolio ya están andando la reforma a la salud de Cambio Radical y otra de los liberales, y se prepara una reforma laboral liderada por el Partido Conservador.

"Presentaremos prontamente en esta legislatura un proyecto que promueve beneficios sociales para los empleados en equilibrio con la sostenibilidad empresarial", dijo el jefe de los azules, Efraín Cepeda.

Por su parte, un senador liberal manifestó que "la idea no es solo frenar los proyectos que nos parezcan inconvenientes del Gobierno sino aprovechar y tramitar reformas propias". 

Aunque oficialmente la 'contracoalición' que propuso Germán Vargas Lleras hace unas semanas, que integrara a Cambio Radical con el Partido Liberal, el Partido de la U y el Partido Conservador, no ha logrado consolidarse, sí ha tenido algunas pruebas piloto exitosas, como la elección de Iván Name como presidente del Congreso y la de Germán Blanco como presidente de la Comisión Primera del Senado. En ambos casos, los independientes, opositores y una parte del Partido Liberal se encontraron para mostrarle los dientes al Gobierno y a un cuestionado ministro de la política, Luis Fernando Velasco. 

Petro no ha logrado conseguir un alfil efectivo que arregle acuerdos y alianzas con los partidos. Alfonso Prada se fue en medio del accidentado trámite de la reforma a la salud y Velasco, con poco más de cuatro meses en el cargo, está pendiendo de un hilo en el gabinete por la mala racha reciente. 

Los rumores sobre el tercer intento de operador político han apuntado a varios nombres: desde Roy Barreras, ya descartado por su nuevo cargo diplomático, hasta Carlos Ramón González, la nueva sombra de Petro y hombre influyente en el Partido Verde.

Sea quien sea el doliente de la política del Gobierno, tendrá la difícil misión en este segundo año de enfrentar la crisis de reputación que cae sobre el presidente Petro y su equipo, situación que hará mucho más difícil que las bancadas en el Congreso, aparte del Pacto Histórico, obvien el escándalo por el caso Nicolás Petro. El temor de una parálisis total se incrementa con el paso de los días.

"Es muy grave lo que pasa, el presidente se va a dedicar a defenderse y no a gobernar. Se parece en algo a Samper, pero la diferencia es que este sí tenía mayorías en el Congreso y contaba con Horacio Serpa", dijo un congresista liberal. Por su parte, el senador del uribismo, Miguel Uribe Turbay expresó que "la Comisión de Acusaciones de la Cámara debe adelantar lo más rápido posible las denuncias que hemos interpuesto en contra del presidente y el debe asumir la responsabilidad sobre este asunto". El senador de Cambio Radical Carlos Fernando Motoa, añadió: "Está en duda la legitimidad del Gobierno nacional".

La actual legislatura completa ya 12 días hábiles después de haber sido instalada por el presidente Gustavo Petro y hasta el momento no se ha reiniciado la discusión de ningún proyecto del Gobierno. Las últimas dos semanas en el Congreso se han ido en la disputa por la presidencia de la comisiones, en la que la Casa de Nariño parece haber tenido un desempeño agridulce al perder el control no solo de la Comisión Primera del Senado sino de las comisiones económicas, desde donde ya se le han hecho advertencias al Gobierno por la poca ejecución de los ministerios.

“Le envío un mensaje claro al Gobierno nacional: la ejecución presupuestal es urgente. Esta comisión aprueba recursos que después no se ejecutan, los recursos no pertenecen al Gobierno, sino a los colombianos que hoy los necesitan”, fue la advertencia de Efraín Cepeda, presidente de la Comisión Tercera del Senado.

Elecciones regionales con un Pacto históricamente dividido

Con la crisis a cuestas, el Gobierno no solo tendrá que hacer malabares en el Congreso para impedir el congelamiento de su agenda, sino que necesita minimizar los daños de las elecciones regionales de octubre, que serán una especie de referendo a la gestión de Gustavo Petro y su gabinete.

Gustavo Bolívar
Lanzamiento de la candidatura de Gustavo Bolívar a la Alcaldía de Bogotá.

Las dificultades provienen, en primer lugar, de la imposibilidad del Pacto Histórico de encontrar consensos entre los 13 movimientos y partidos políticos que lo integran. La última semana del periodo de inscripciones de candidatos reveló el caos del petrismo en materia de entrega de avales y conformación de listas, a tal punto que el mismo Gustavo Bolívar aseguró que la dirigencia del Pacto "debe pedir disculpas". 

El resultado es que, por lo menos en las principales ciudades y departamentos del país, el Pacto Histórico no parece tener candidaturas lo suficientemente fuertes que puedan recoger la votación de Petro en 2022 y por ello tendrán que buscar refugio en alianzas y coaliciones, con el riesgo de caer en aspiraciones de personas cuestionadas o símbolos de la política tradicional. Ni siquiera en Bogotá Gustavo Bolívar parece tenerla fácil. Aunque ha ocupado los primeros lugares en las últimas encuestas, en los escenarios de segunda vuelta su desempeño no es el mejor. Aún más sabiendo que los escándalos hacen cada vez menos conveniente para los otros partidos acercarse al petrismo.

En ese sentido, la otra dificultad del Gobierno y el Pacto Histórico, de cara a las elecciones regionales, es la forma en la que se adecuará el discurso a lo que está sucediendo y sucederá con el caso Nicolás Petro. La llegada al poder del petrismo se fundamentó en la promulgación del cambio y el desprecio por la corrupción de campañas anteriores. Ahora, el Pacto Histórico y el mismo presidente enfrentan el exámen que ellos mismos hicieron siendo opositores.

“Soy el primer presidente que le dice a la justicia que juzgue a su hijo: no porque otros hijos no hayan delinquido, sino porque todos los presidentes protegían a sus hijos antes que la justicia”, dijo Petro en su discurso del 3 de agosto en Sincelejo.

Hasta ahora, lo que se vislumbra estratégicamente es que el Pacto Histórico y los funcionarios del Gobierno asumirán la postura de exculpar al presidente, jugándosela por su inocencia y honorabilidad. "Nuestro respaldo irrestricto y solidaridad con el presidente de la república, Gustavo Francisco Petro Urrego. Su causa de vida ha sido la lucha contra la corrupción, las mafias, la parapolítica y la narcopolítica en todo el país", informó el Pacto Histórico a través de una comunicación oficial.

La duda está en si ese distanciamiento de Nicolás Petro será suficiente para convencer al elector de que el hijo del presidente y su coordinador político en el Caribe desde hace más de cinco años, resultó una oveja negra.

Un gabinete que sigue en construcción

Y si en el petrismo la cohesión sigue siendo un sueño por cumplir, en el gabinete de Petro parece una fantasía. El presidente ha cambiado a 11 ministros en su primer año gobernando y el equipo en apariencia equilibrado que armó antes de posesionarse ya no está. Y en el panorama aparece otra remodelación ministerial en la que saldrían por lo menos tres ministros más o se reubicarían en otros puestos: Luis Fernando Velasco, Iván Velásquez y Álvaro Leyva.

Petro ha transitado entre funcionarios cercanos a los partidos y otros leales al progresismo, pero aún así de ambas orillas han rodado cabezas: José Antonio Ocampo, Cecilia López, Irene Vélez y Carolina Corcho integran la lista de exministros. Aún así, el presidente ha optado en los últimos movimientos por rodearse de personas de confianza como Ricardo Bonilla, Carlos Ramón González y María Paula Fonseca, y mantenido algunas cuotas políticas como Catalina Velasco, Néstor Osuna y Luis Fernando Velasco (liberales), aunque todos del ala rebelde de esa colectividad. Por ello, hasta el momento es una incógnita de las decisiones que tomará el presidente Petro en medio de la crisis para recomponer aún más su gabinete.

Además, todavía faltan cerca de diez altos cargos por nombrar en firme a pesar de ya cumplirse el primer año de Gobierno. Por ejemplo: la Uspec, el Invima y la Agencia Nacional de Hidrocarburos siguen con sus respectivos directores en interinidad. Incluso, el Ministerio de Cultura duró cuatro meses con Ignacio Zorro como ministro encargado hasta que Petro nombró vía Twitter a Juan David Correa.

La incertidumbre ahora es si Petro cerrará filas respaldado en personas de su entera confianza, para defenderse del aluvión político que se le viene encima, o si buscará un nuevo consenso, cueste lo que cueste, con los partidos tradicionales para atajar la crisis institucional y ofrecerle una nueva oportunidad al cambio. 

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