Estudiantes y egresados de Economía de la Universidad del Rosario solicitaron renuncia de su decano

Miguel Gómez Martínez, expresidente del gremio de seguros, Fasecolda y desde principio de este año decano de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario, empezó su gestión con pie izquierdo. Su designación fue criticada por no tener una trayectoria en el mundo académico y en su discurso de posesión pronunció un comentario con tono machista y sexista: “Un buen discurso debe ser como la falda de una mujer: suficientemente largo para cubrir el tema, pero suficientemente corto para ser interesante”.

Ahora sus decisiones son calificadas de arbitrarias y se le cuestiona falta de liderazgo y legitimidad en una facultad reconocida internacionalmente por su calidad y publicaciones. Cerca de 80 estudiantes y egresados de esa facultad solicitaron al rector José Alejandro Cheyne la renuncia de Gómez a través de una carta. En la misiva expresaron su preocupación y descontento con respecto a los recientes despidos sin justa causa de los profesores extranjeros Santiago Sautua y Stanislao Maldonado. (VER CARTA)

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Los firmantes aseguran que los dos profesores de Argentina y Guatemala “son altamente valorados por nuestra Comunidad Rosarista por su amplia trayectoria académica y compromiso con los objetivos misionales de nuestra facultad. Los profesores han sido un pilar fundamental en la construcción de la calidad académica, la formación de los estudiantes y el posicionamiento de la facultad, la cual es un referente para Colombia y una de las mejores en América Latina”.

También aseguran que Gómez Martínez ha tomado decisiones contradictorias con la construcción de calidad académica, prospectiva y con miras en el largo plazo que habían sido tomadas por las decanaturas anteriores y la comunidad académica e investigativa. Los estudiantes y egresados exigen que se respeten las reglas de juego claras que existen en la academia para la contratación y despidos de docentes.

“Lo anterior no solo muestra un profundo desconocimiento e irrespeto a la labor que ha realizado la facultad en los últimos 20 años, sino que pone en riesgo la viabilidad futura de la facultad, dada la importancia que tiene la reputación académica para las matrículas y los recursos de la institución”, explican.