La historia secreta de la declaración de Nicolás Petro

Crédito: Crédito: Fotografía Gustavo Petro - Pablo Salgado.

5 Agosto 2023

La historia secreta de la declaración de Nicolás Petro

Daysuris Vásquez terminó guiando a su exesposo. Un exfiscal general se apareció en el búnker para ofrecerse como defensor del hijo del presidente. La reunión de los abogados de Nicolás con Gustavo Petro en la casa privada de Palacio. CAMBIO revela los detalles no contados de una historia de poder, infidelidad, desquite, financiación oculta y abandono.

Por: Redacción Cambio

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El presidente Gustavo Petro se enteró poco después de las seis de la mañana del sábado 29 de julio de la operación de captura de su hijo por parte de la Fiscalía. No lo llamó un familiar ni nadie allegado a Nicolás. Recibió la información a través de la jefatura de seguridad presidencial y, después de verificarla, escribió un trino impecable desde el punto de vista institucional pero distante y frío para el padre de una persona que pasaba por el peor momento de su vida. A las 7:17 minutos de la mañana el presidente Petro publicó el mensaje:Han sido capturados por la fiscalía mi hijo Nicolás y su ex esposa Days. Como persona y padre me duele mucho tanta autodestrucción y el que uno de mis hijos pase por la cárcel; como presidente de la República aseguró  que la fiscalía tenga todas las garantías de mi parte para proceder de acuerdo a la ley. A mi hijo le deseo suerte y fuerza. Que estos sucesos forjen su carácter y pueda reflexionar sobre sus propios errores. Como afirmé ante el fiscal general no intervendré ni presionaré sus decisisones; que el derecho guie libremente el proceso”.

El uso de la palabra “autodestrucción” y la mención de “errores” fueron interpretados por muchas personas como una condena anticipada del jefe de Estado a su propio hijo. El trino tenía la virtud de mostrar a Petro como una persona respetuosa de las decisiones de la Fiscalía en la investigación que él mismo pidió, pero al mismo tiempo lo hacía ver indiferente frente a la suerte de su primogénito. La relación entre ellos, que llevaba meses siendo distante, se enfrió definitivamente cuando el presidente le dijo a CAMBIO, en una entrevista, “yo no lo crie”. Y agregó: “todos desde pequeños, los hijos que yo crie, siempre han tenido la certeza de la rectitud en relación a lo público”. Nicolás y su familia materna percibieron en las palabras del mandatario un reproche injusto porque implícitamente decía que la culpa de lo que estaba sucediendo era de la formación que ellos le habían dado y, además, sintieron que Gustavo Petro estaba alegando a su favor su propia culpa: si no lo crio fue por su abandono al niño, de lo cual el único inocente es Nicolás.

De acuerdo con una fuente cercana a la familia presidencial, desde la entrevista de CAMBIO, la comunicación entre Nicolás Petro y su padre sencillamente se cortó. El presidente nunca lo llamó a preguntar por él, su familia o su proceso. Al contrario, cuando Nicolás quiso asistir a la celebración de los 15 años de su hermana Antonella, el pasado 7 de julio, le dijeron discretamente que no había necesidad de que fuera. El mensaje venía en apariencia de la primera dama Verónica Alcocer, pero él lo leyó como un nuevo desplante de su padre a él, a Laura Ojeda y al hijo que están esperando. El episodio había tenido lugar apenas dos semanas antes de la detención de Nicolás y para él marcó una ruptura definitiva con su papá.

Nicolás llegó a Bogotá capturado junto con Daysuris Vásquez. Descendió del jet del fiscal Barbosa, fue conducido esposado al búnker y exhibido a la prensa. Pasó todo el fin de semana sin un mensaje de su padre y el lunes recibió en su sitio de reclusión una visita inesperada.

Se trataba del exfiscal general de la nación Mario Iguarán, quien se apareció en los calabozos de la Fiscalía para ofrecerle su ayuda jurídica. Como Iguarán fue abogado de Gustavo Petro en el proceso que hace diez años le abrió la justicia por el lío de las basuras mientras era alcalde de Bogotá, muchos se imaginaron que había llegado mandado por el presidente. Consultado por CAMBIO el exfiscal general aseguró “no fui por petición del presidente. Lo visité por mi propia iniciativa, hablé con él y le dije que si me autorizaba yo podría sumarme a su defensa. Me dijo que sí, le pedí que lo consultara con sus abogados y le dije “te dejo mi teléfono para que me mandes el vínculo de la audiencia”. Nunca me lo mandó. Lo vi como una persona ingenua y nada me hizo pensar que estuviera en plan de negociar”.

Sobre la sorpresiva presencia de Mario Iguarán hay otra versión que señala que fue contactado por dos antiguos militantes del M-19, que le pidieron ayuda para Nicolás Petro. Uno de esos “buenos samaritanos” le confirmó esa versión a CAMBIO pero insistió en que el presidente Gustavo Petro no estaba enterado de esa gestión.

Como sea, el lunes siguieron pasando cosas. Un alto funcionario de la Presidencia llamó a la vicefiscal Martha Mancera pero no logró comunicarse con ella. El propósito era anunciarle que el presidente Petro quería ir al búnker para visitar a su hijo. Más o menos a la misma hora los abogados de Nicolás Petro, Juan Trujillo y David Teleki, recibieron una llamada de la Casa de Nariño para invitarlos a reunirse con el mandatario. La coincidencia entre esta llamada y la visita de Mario Iguarán fue interpretada por ellos como el anuncio de que Gustavo Petro estaría buscando un cambio de defensores para su hijo. Los honorarios profesionales de los apoderados los ha pagado la familia materna de Nicolás. Cuando le preguntaron al hijo del presidente si quería relevarlos, les dijo que no y que les pedía que lo siguieran defendiendo.

Trujillo y Teleki entraron a la Casa de Nariño. CAMBIO pudo confirmar que lo hicieron por el puesto de guardia de la carrera octava. Sin embargo, la reunión no fue en el despacho presidencial. Después de casi hora y media de espera fueron conducidos a la casa privada, un lugar donde tradicionalmente los jefes de Estado solo invitan a amigos cercanos y en ocasiones especiales. Las reuniones habitualmente se atienden en el despacho del presidente o en alguno de los salones de Estado como la sala de conferencias Obregón, el Salón Bolívar o el de los Gobelinos. La intimidad del sitio hacía pensar que el presidente los haría partícipes de una confidencia, pero no fue así.

Gustavo Petro se refirió en duros términos a Nicolás. Dijo que “desde muy joven tenía malas costumbres”. Incluso, según uno de los asistentes, afirmó que era “bandido desde chiquito”. Uno de los defensores expresó que Nicolás era “un buen muchacho que quizás había cometido errores”. Petro apenas respondió con una mueca. Cuando uno de los abogados contó que el exfiscal Mario Iguarán había estado visitándolo con el propósito de asumir la defensa o al menos sumarse a ella, Petro comentó que sería una mala decisión porque Nicolás terminaría teniendo abogado por apenas unos días y que no descarta que las circunstancias en las que Iguarán fue elegido fiscal general le puedan ocasionar un problema judicial.

El presidente también dijo en esa reunión que Nicolás no podía decir nada de su campaña porque “estaba blindada”, refiriéndose a que se habían tomado todas las previsiones para que no entraran dineros indebidos. Al final del encuentro, los abogados salieron con la impresión de que el presidente solo quería mandarle un mensaje a su hijo: que no tenía miedo. Cuando uno de ellos habló con Nicolás para reportarle los resultados de la reunión usó dos palabras: “Estamos solos”.

En la mañana del día siguiente, martes, empezó la audiencia de imputación. Nicolás y Daysuris, exesposos y ahora enemigos por cuenta de las denuncias de ella, fueron sentados uno al lado del otro. La relación que se esperaba áspera, repentinamente parecía haberse suavizado durante el viaje en el jet del fiscal desde Barranquilla después de la captura de ambos. Habían hablado largamente en el búnker y ya ese día se sentía un ambiente cordial. “Tomaban agua de la misma botella”, observó uno de los asistentes a la audiencia. ”Se ríen, se hablan al oído”, aseguró otra persona que los vio durante la diligencia. La exposición del fiscal Mario Burgos dejó claro que la investigación no estaba basada únicamente en las declaraciones y los chats que Daysuris le había entregado a la Fiscalía. Los investigadores judiciales habían hecho un riguroso seguimiento en donde aparecían hasta “los recibos de los perros calientes”, dijo uno de los investigadores. Mientras se sumaban las evidencias del estilo de vida de la pareja, Nicolás se mostraba cada vez más sorprendido y abría sus ojos. Cuando terminó la imputación, el juez le preguntó al hijo del presidente si se declaraba culpable o inocente de los cargos de enriquecimiento ilícito y lavado de activos. Él respondió “inocente”, como lo había acordado con sus defensores, pero en el receso del almuerzo esa postura cambiaría.

En esa pausa, Daysuris le dijo a Nicolás que debía reconsiderar la posibilidad de negociar con la Fiscalía. Él le planteó la inquietud a sus abogados. Juan Trujillo es constitucionalista y David Teleki, penalista. Este último insistió en que quizás buscar un principio de oportunidad inmediatamente podría librar a su cliente de la cárcel.  A lo expuesto por el fiscal se sumaba la declaración de una fuente anónima y la revelación de que en la página oficial de la rama judicial figuraba una diligencia de control posterior de agentes encubiertos que demostraría que la Fiscalía tenía información en tiempo real sobre planes de Nicolás Petro para justificar sus ingresos y eventualmente también para salir de Colombia. Todo esto contribuyó a la sensación de que la Fiscalía no solo tenía más de lo que ellos esperaban, sino también que contaba con reportes actualizados de las actividades de Nicolás hasta el momento mismo de su captura.

Al lado de la sala en donde se desarrolló la audiencia hay un recinto similar. Teleki le pidió al fiscal Mario Burgos que los atendiera. El fiscal puso como condición que no estuviera en la reunión el abogado Juan Trujillo, quien sostuvo en los medios que el fiscal del caso cometió atropellos en la captura e incurrió en presuntas irregularidades en las diligencias de investigación. Teleki, que originalmente era el abogado suplente, le pidió al principal Juan Trujillo que se quedara afuera y entró a la reunión con Nicolás, Daysuris y los tres abogados de ella. Allí la voz cantante la llevaron el abogado Teleki y Daysuris Vásquez. Nicolás Petro aceptó firmar un acta de compromiso para entregar información sobre sus “inversiones” en la campaña de su padre y sobre aportes de empresarios a esa campaña que, según él, no fueron reportados.

El fiscal Burgos pidió, además, que la defensa se excusara con él por las expresiones públicas del abogado Juan Trujillo. Teleki, amigo por 30 años de Trujillo, se comprometió a ello sin consultar con él, que esperaba afuera. Al iniciar la negociación Nicolás Petro dijo en voz alta:

–Quiero sacarme algo que hace tiempo tengo dentro del alma.

–¿De qué me va a hablar?- preguntó el fiscal Burgos.

–De la campaña presidencial en la costa– respondió Nicolás, que en ese momento no hizo ninguna alusión al nombre del presidente.

Hablaron de otros temas y luego, con casi 30 minutos de retraso, entraron a la sala de audiencia contigua. La diligencia pública se reanudó a las tres de la tarde con el anuncio del fiscal Mario Burgos sobre la voluntad de cooperación de Nicolás Petro, lo cual en términos jurídicos apunta hacia un preacuerdo. Además, Burgos le dio un regalo a su vanidad anunciando que el defensor Juan Trujillo le presentaría excusas públicas. Trujillo se enteró del compromiso que adquirió Teleki a nombre de él y en ese momento tomó la decisión de renunciar, lo cual sucedió al día siguiente, el miércoles a primera hora de la mañana, minutos antes de que Nicolás Petro empezara a responder un interrogatorio para precisar el alcance de su colaboración.

En el interrogatorio del miércoles, Nicolás aceptó que había recibido plata del exnarcotraficante Samuel Santander Lopesierra, quien estuvo preso 18 años en Estados Unidos y por décadas fue el mayor contrabandista de cigarrillos del mundo con el visto bueno de grandes tabacaleras americanas. A eso se debe que lo llamen el Hombre Marlboro. El segundo aportante es Gabriel Hilsaca, hijo de Alfonso 'el Turco' Hilsaca, un antiguo trabajador de Ecopetrol que se convirtió en capo de la contratación pública, especialmente en temas de alumbrado. El Turco Hilsaca ha sido relacionado con Enilce López, alias la Gata, y con grupos paramilitares. El tercero de los financiadores de Nicolás Petro se llama Óscar Camacho y es un oscuro empresario de Cúcuta con dos tíos purgando penas por narcotráfico en Estados Unidos y vínculos no aclarados con un exgobernador. En su declaración, Nicolás señaló que parte de esos dineros "los invirtió en la campaña de su padre”, y que se quedó con otra parte para él y Daysuris. También dijo que su padre, el presidente Gustavo Petro, no estaba al tanto de esos aportes.

En esa misma declaración señaló que el hoy presidente de la república y el gerente de la campaña Ricardo Roa, ahora presidente de Ecopetrol, estaban al tanto de aportes de otros empresarios que no fueron registrados en las cuentas oficiales de la campaña y que rebasaron los topes legales de financiación. Tanto él como Daysuris asumieron el compromiso de buscar documentos y repasar circunstancias y fechas exactas que sean útiles para que la justicia determine la verdad de estos hechos.

Mientras se desarrollaba este interrogatorio, el fiscal Mario Burgos recibió una comunicación y le dijo repentinamente a Nicolás Petro: “tu papá viene para acá”. Él señaló que no quería verlo, pidió un papel y escribió “No tengo interés en recibir al señor Gustavo Petro Urrego”. Lo firmó con su nombre y número de cédula para que lo llevaran a la recepción. El presidente debió ser advertido con anticipación porque la caravana nunca llegó.

Laura Ojeda, que se alojaba en un hotel cercano a la Fiscalía, publicó en Instagram este mensaje: “Mi amor sé cómo te encuentras en este momento difícil. Hay personas que están en este mundo para enseñarte cómo no debes ser y valoro mucho que no repitas la historia. Gracias porque tú sí eres un excelente padre, un hombre de familia y un gran hombre. Eres mi vida”.

El jueves empezó la audiencia de imposición de medida de aseguramiento. El fiscal Burgos mencionó en tres ocasiones el compromiso de Nicolás Petro de entregar información sobre la financiación de la campaña de su padre, la violación de topes legales y mencionó que era un asunto de “corrupción nacional”. Luego pidió que se le aplicara a Nicolás Petro una medida de detención domiciliaria y a Daysuris Vásquez una no restrictiva de la libertad. A algunos penalistas les llamó la atención que la Fiscalía hubiera expedido una orden de captura contra Daysuris si no pensaba pedir para ella detención intramural. Una explicación posible es que desde el principio planearon usarla para persuadir a Nicolás de la colaboración.

La mañana del viernes, la Procuraduría y los abogados de la defensa respaldaron la petición del fiscal Burgos. Sin embargo, el juez de garantías decidió dejar en libertad a los exesposos por errores del fiscal en la sustentación de la medida.

El epílogo temporal de esta historia lo escribió el sábado en un trino el presidente Gustavo Petro; “Lo sucedido con mi hijo es para mí terrible y muy lamentable. Ojalá algún día pueda hablar con él y perdonarnos. Como lo dije antes, no presionaré como presidente  a la justicia en su caso, los funcionarios judiciales que intervengan en su proceso serán por mi respetados. La campaña no recibió dinero alguno de carácter ilícito y de los sucedido me enteré por una reunión que tuve con la ex esposa de Nicolás en mi oficina hace apenas unos meses cuando pedí que investigarán a mi hijo. Espero que nazca de su nueva pareja un nieto que pueda conocer a su papá en libertad, yo conocí a Nicolás en las rejas de mi prisión. Aun en lo más terrible se aprende, que todos mis hijos e hijas  incluido Nicolás y yo mismo, podamos con esta dura experiencia ser mejores seres humanos”.

Sin duda, un buen paso para intentar reconstruir la relación con su hijo. El tema judicial seguramente irá a la Comisión de Acusación e Investigación de la Cámara de Representantes, donde rara vez pasa algo, pero en la que los detractores del presidente pueden armar una mayoría. Al margen del tema puramente judicial, en el terreno político se ve más difícil el trámite de las reformas sociales o las negociaciones de paz. Gustavo Petro ya ha sufrido un golpe, quizás irreparable, que lo marcará en los tres años que restan de su administración y quizás por el resto de su vida.

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