Mi recuerdo de Piedad Córdoba

Piedad Córdoba.

Crédito: Colprensa

21 Enero 2024

Mi recuerdo de Piedad Córdoba

Luis Eduardo Celis, compañero de Piedad Córdoba (q.e.p.d.) en sus luchas por la paz y por la liberación de los secuestrados, escribe, para CAMBIO, los recuerdos que le quedan de esa dirigente aguerrida y valiente.

Por: Luis Eduardo Celis

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Empecé a saber de Piedad Córdoba, por su valentía y liderazgo como senadora, en el período del Presidente Samper. Venía de ser Representante a la Cámara durante la presidencia de Cesar Gaviria. Desde finales de los años noventa ya tenía claro su liderazgo, su talante de luchadora comprometida con las causas populares. La veía como una liberal de raca mandaca.

Recuerdo que Pedro Santana, Director de la Corporación Viva La Ciudadanía, la nombraba como interlocutora fiable para los temas de incidencia política en el Congreso de la Republica.

A Piedad la vi por primera vez en una reunión a la que me invitó Olga Amparo Sánchez, fundadora de la Casa de la Mujer, por allá en el año 2005. Hacía poco que Piedad había salido del Senado debido a una medida de reconteo de votos que tomó la registraduría. Fue un saludo fugaz, pude expresarle mi reconocimiento por su trabajo y su compromiso,.

Cuando Lucho Garzón hacía campaña para la Alcaldía de Bogotá, el respaldo que le dio Piedad, como presidenta del Partido Liberal, lo consideré decisivo para su triunfo. Igualmente, por mi amigo Jimy Viera, quien trabajó con ella desde los años noventa, sabía de su compromiso con las comunidades afro.

Cuando Piedad Córdoba, en octubre del 2007, fue al Palacio de Miraflores y salió en una imagen con el presidente Hugo Chávez e Iván Márquez, interpreté ese hecho como la reafirmación de su valentía y su compromiso con una Colombia en paz.

En el 2008, Piedad tuvo la iniciativa de abrir un diálogo epistolar con las FARC y promovió la iniciativa de Colombianas y Colombianos por la Paz. No recuerdo por qué circunstancias terminé siendo convocado a su apartamento de la calle 26 abajo de la séptima. Allí, ella era la anfitriona cálida y generosa que insistía y persistía en buscar caminos de entendimiento con las FARC. Allí empecé a tratar a Iván Cepeda, conocí a Danilo Rueda, hice amistad con Lisandro Duque y vi por primera vez al Embajador de Cuba, Iván Mora. Fueron docenas las personas que durante el 2008 y el 2010 conocí en su apartamento, trabajando por buscar el anhelado proceso de paz con las FARC.

Piedad me llamó en octubre de 2009 para que fuera participe de la delegación de Colombianas y Colombianos por la Paz en la liberación de Alan Jara. Para mí, su llamada significó una gran deferencia. Entonces, por supuesto, me monté en ese bus para Villavicencio. Recuerdo, durante el trayecto, la charla con su amigo Jairo Rivera.

La Paz con las FARC fue posible porque Piedad Córdoba lideró la liberación de las personas secuestradas por esa guerrilla, lo cual era un gran obstáculo para iniciar un proceso de paz. Por eso, ese enorme compromiso de Piedad con una Colombia en paz, acrecentó mi respeto y admiración por ella.


En enero de 2011, Piedad me llamó y me dijo: “hola mi amor, vamos a Buenos Aires a una cumbre de paz que nos apoya la Presidenta Cristina Fernández, acompáñanos”. Yo, por supuesto, quedé agradecido. Recuerdo lo compartido en ese viaje con Angela María Robledo, Marc Chernick y León Valencia. Allí conocí a Alberto Pinzón, quien participó con Carlos Lozano en el llamado grupo de notables durante el proceso de El Caguán. 

Durante el proceso de paz con las FARC, tuve el gusto de volver a coincidir con ella en varios momentos. Recuerdo una reunión de Colombianas y Colombianos por la Paz que ella organizó con la delegación de las FARC en La Habana. Nuevamente tuvo la deferencia de incluirme en la delegación. Allí vi por primera vez en persona a ese grupo de mujeres y hombres de las FARC que se la jugaron por un acuerdo de paz: Pablo Catatumbo, Pastor Alape, Victoria Sandino, quien me saludó con un “Hola, Senador”. Todavía, cuando me la encuentro, le pido que me ayude a conseguir una credencial de senador…

Una vez, por coincidencia, yo iba para Caracas y Piedad Córdoba estaba allí. Le escribí por Whatsapp diciéndole: “Dra. Piedad la invito a cenar”. Me respondió, “Amor, estoy en Caracas”. Le dije: “Listo, yo voy a Caracas”. Esa noche cenamos. Y me dijo: “vamos mañana al segundo aniversario de la partida de Hugo”. Yo le respondí que por supuesto.

En marzo de 2015, en ese reconocimiento a Hugo Chávez, quien también ayudó mucho para que se realizara el acuerdo de paz con las FARC, vi a Piedad por última vez que. Recuerdo que debía partir antes de finalizar el acto y me dijo: ya vengo. Al regresar, me trajo una botella de agua y un sándwich y me dejó encargado, con Xiomara Castro, la actual presidenta de Honduras, de que me fuera con ella en su transporte. Ese acto de cuidado y solidaridad me llegó al corazón.

En los últimos años, en varios momentos, intenté tomarme un café con una mujer que aprendí a reconocerle su valor de luchadora antes de conocerla de manera personal. De cuando en cuando nos cruzábamos mensajes de WhatsApp. Recuerdo que el 23 de noviembre del 2022, cuando fue extraditado a Estados Unidos su hermano Álvaro, le escribí un mensaje de solidaridad y su  mensaje fue: “Mil gracias, -una cara llorando-  muy duro e injusto, pero bueno”. Allí estaba el reflejo de esa mujer que siempre mostró fortaleza ante la adversidad.

Llevo a Piedad Córdoba en el corazón. Buen viaje, luchadora. Ya estas con tus ancestros.

Piedad Córdoba deja honda huella en esta Colombia que lucha por paz y por la democracia de calidad. Así lo ha reconocido el presidente Gustavo Petro.

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