“No pienso llevar una Constituyente al Congreso, ni tampoco reelegirme”: entrevista exclusiva con el presidente Petro

Crédito: Pablo Salgado - CAMBIO

2 Junio 2024

“No pienso llevar una Constituyente al Congreso, ni tampoco reelegirme”: entrevista exclusiva con el presidente Petro

El presidente Gustavo Petro habla sobre el llamado a una constituyente, el trámite de las reformas y los escándalos de corrupción de su gobierno.

Por: Federico Gómez Lara y Daniel Coronell

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CAMBIO: Señor presidente, el país está desconcertado con el tema de la constituyente. ¿Usted quiere saltarse las reglas que están establecidas en la Constitución para reformarla?
 
Gustavo Petro: No. Para nada. La Constitución de Colombia establece las formas de cambiarse. Puede ser por el Congreso, en acto legislativo, a través de referendo constitucional, o por una Asamblea Nacional Constituyente. Ahí está escrito en sus artículos. Yo no he hablado de los medios, sino del contenido. Lo que he dicho es qué significa que el pueblo se declare en poder constituyente. Esa es una actitud de la población, no un medio. La Constitución dice que el poder emana del pueblo. Hoy se extrañan de que un presidente convoque el poder constituyente, de que le diga al pueblo que decida, que adquiera las formas organizativas, la decisión y la voluntad para expresarse. Eso es democracia. Lo que el presidente de Colombia está pidiéndole al pueblo es que se apersone de la democracia.

"¿Perpetuarme en el poder para qué? El pueblo no se va a expresar para ver si el presidente de la república se queda o no. Eso sería una tontería".

CAMBIO: Pero usted en Cali sí habló concretamente de la necesidad de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente. Unos meses después culpó a los medios y dijo que todo era un invento. Eso no es verdad. Aquí quiero mostrarle un video suyo, primero llamando a la asamblea, y después negando lo que todo el mundo lo oyó decir. ¿Cómo se puede convocar a una asamblea por fuera de la normatividad vigente?
 
G.P.: Usted saca un pedazo de video, como siempre se ha usado. No saca lo que se explicó en esa y en otras reuniones. He sido explícito en que hay unos medios para expresar el poder constituyente. Puede expresarse en un cabildo abierto, a través de consultas, asambleas populares, de una asamblea nacional constituyente o de un referendo constitucional. Este último fue el que usó Uribe hace varios años y fue derrotado por el pueblo. Ahí él quería, entre otras, que el presidente pudiera nombrar a miembros del poder legislativo mientras adelantaba un proceso de negociación con los paramilitares. Imagínese el presidente nombrando al Congreso de la República. El poder constituyente se puede expresar también a través del Congreso. Lo que han intentado ciertos medios de comunicación es hacer creer que yo soy como Uribe. Si lo digo yo, es un pecado. Pero cuando era Uribe lo aplaudían, lo ensalzaban. Los dos proyectos son totalmente diferentes. El que enarbola Uribe es autoritario, antidemocrático y destruye los valores democráticos con una falsa teoría de la seguridad. Lo que ha hecho es matar y concentrar la riqueza. Yo he venido repitiendo una y otra vez que yo no soy como Uribe.
 
CAMBIO: ¿Lo dice por aquello de la intención de reelegirse y aferrarse al poder?
 
G.P.: A mí no me interesa reelegirme, que es hacia donde va la crítica. ¿Perpetuarme en el poder para qué? El pueblo no se va a expresar para ver si el presidente de la república se queda o no. Eso sería una tontería. Esa expresión tiene que ser para resolver unos temas puntuales que no se han podido resolver por la vía del Congreso en los últimos 30 años. Hay temas como el cumplimiento del acuerdo de paz con las Farc, el ordenamiento territorial que se quedó en promesa, la reforma política o la reforma a la justicia. Otro tiene que ver con la verdad judicial y el perdón social. El único que puede dar la posibilidad de una reconciliación es el pueblo. Aquí tengo el documento del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con el Acuerdo de Paz. Lo fundamental es la carta firmada por Juan Manuel Santos como jefe del Estado. Dice textualmente “quisiera también a nombre del Estado hacer esta declaración oficial de buena fe en forma de declaración unilateral del Estado”. Entonces si hay un incumplimiento, el mundo internacional puede actuar. Si la normatividad interna no permite el cumplimiento del Acuerdo de Paz, el Estado colombiano se comprometió a variar las normas para que se pueda cumplir.

presidente Petro
Crédito: Colprensa.

CAMBIO: El concepto del pueblo del que usted habla resulta confuso. El pueblo no es un bloque homogéneo. Son las miles de personas que marchan contra usted y las miles de personas que marchan a su favor. ¿Cómo se mide lo que quiere el pueblo? ¿Por aplausómetro? Apelar al pueblo para modificar la Constitución por un mecanismo por fuera del establecido sería irrespetar el ordenamiento institucional…
 
G.P.: No me confunda el poder constituyente con los medios, por favor. Puede ser un referendo, una consulta, puede ser el mismo Congreso. Dudo que lo pueda hacer esta vez porque este mismo acuerdo fue llevado al Congreso por el gobierno de Santos. Allí, para aprobar las leyes, se presentó el fast track, una forma que no estaba escrita en la Constitución. Pero en mi opinión no se llevaron los aspectos fundamentales del Acuerdo de Paz para cambiar la normatividad. El Congreso de Colombia no ha asumido su función como poder constituido. En relación con el proceso de paz lo puedo resumir en tres puntos: reforma agraria, transformación del territorio y verdad judicial. Ahí está lo esencial. Eso lo han evadido e incumplido. Nosotros nos hemos puesto las botas pantaneras para avanzar en el tema de las tierras. Pero si ustedes hacen las cuentas, si en ocho años van 183.000 hectáreas, ¿cuándo se van a completar los tres millones de hectáreas para cumplir el Acuerdo de Paz? A mí lo que me importa es que los campesinos puedan acceder a la tierra fértil y cambiar la estructura económica desigual de este país.
 
CAMBIO: Usted está hablando de unas reformas que perfectamente pueden tramitarse por la vía normal del Congreso y la búsqueda de consensos. Le ruego que entienda la necesidad de claridad que tienen los colombianos. Para cambiar la Constitución se debe presentar un proyecto de ley con mayoría calificada, revisión de la Corte Constitucional y el respaldo de más de 13 millones de votos. Cuando usted habla del poder constituyente, lo que la gente entiende es que quiere sustituir la Constitución del 91. ¿Usted quiere derogar la carta política vigente?
 
G.P.: Eso es un artilugio que ustedes han escrito. Yo no necesito cambiar la Constitución del 91. En realidad, esa Constitución no toca estos aspectos nuevos que han aparecido en Colombia como la crisis climática, o el Acuerdo de Paz con las Farc. Hay muchos temas que no aparecieron en la Constitución del 91 que ha debatido la sociedad colombiana a posteriori y que, en mi opinión, tienen que ser introducidos al bloque constitucional. Ahí no se entra sino como poder constituyente, a menos que el Congreso de la República asuma esas funciones. No lo ha hecho en 30 años. Una simple reforma como la de la Salud no ha podido ser tramitada. Las reformas propuestas por el pueblo desde el estallido social no han sido tenidas en cuenta.

"El Congreso de Colombia no ha asumido su función como poder constituido. En relación con el proceso de paz lo puedo resumir en tres puntos: reforma agraria, transformación del territorio y verdad judicial. Ahí está lo esencial".

CAMBIO: Usted dice que esta iniciativa suya no es para reelegirse. Pero debo decirle que hay personas cercanas a usted, como la senadora Isabel Zuleta, que dice estar trabajando activamente por su reelección; el representante David Racero, también de su línea política, habla de la posibilidad de alargarle el periodo. Eso no ayuda mucho a la claridad. ¿Usted desautoriza a las personas que están diciendo esto?
 
G.P.: Pues es que yo no lo he dicho.
 
CAMBIO: Pues claro, pero si usted permite que lo digan…
 
G.P.: A ver, a ver, a ver. Yo no voy a prohibir que la gente se exprese. Mucha gente querría que yo pudiera reelegirme, tal cual lo hizo Juan Manuel Santos, que ahora convoca un golpe de Estado, o el señor Uribe que también convoca un golpe de Estado. Ellos fueron los que se reeligieron. Lo hicieron cambiando un articulito. Yo estaba allí como congresista y voté en contra. ¿Entonces si yo mismo he votado en contra de la reelección por qué ahora la querría? Jamás he planteado que se me reelija. A mí eso no me interesa.
 
CAMBIO: Una cosa es que usted respete la libertad de expresión de quienes lo quieran reelegir. Pero lo que sí puede hacer es apartarse públicamente de esas voces. Esta semana el exfiscal Montealegre dijo que está preparando un decreto para convocar a una constituyente y plantear su reelección. ¿Usted es capaz en esta entrevista de rechazar enfáticamente esa iniciativa?
 
G.P.: A mí no me interesa eso. A mí me interesa que el Estado le cumpla al pueblo de Colombia. Que el Estado le cumpla a la paz de Colombia. No puede seguir siendo tradición un Estado que incumple su palabra. Esa es la única manera de construir la paz y de construir una nación. Es el contrato social de convivencia. Si no se cumple con los contratos de convivencia, lo que viene es la violencia. Eso ha pasado con los incumplimientos a los acuerdos de paz.

Presidente
Crédito: Pablo Salgado - CAMBIO.

CAMBIO: ¿Álvaro Leyva, que salió mal de la Cancillería, le preguntó sobre la teoría de que el Acuerdo de Paz lo faculta a usted para convocar a una constituyente? ¿O usted se enteró por las redes como el resto de los colombianos?
 
G.P.: Álvaro Leyva fue el asesor de Juan Manuel Santos…
 
CAMBIO: Pero Santos es expresidente y no es quien trajo el tema de la constituyente. ¿Leyva le consultó a usted sobre la novedosa tesis del Acuerdo de Paz y la constituyente?
 
G.P.: Él planteó temas durante muchas reuniones siendo canciller. Recuerde que habló varias veces ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Yo estoy pensando en ir a la ONU porque he encontrado que no se quiere cumplir el Acuerdo de Paz. Sé que la mitad de la población no apoyó el proceso de paz. Pero hay otra mitad de la población que sí quiere la paz. Yo intento cumplir con el proceso porque si un Estado incumple puede haber sanciones internacionales. Deben ajustarse las normas internas para cumplir un acuerdo con el que Colombia se comprometió ante la comunidad internacional. Cambiar las normas es lo que yo quiero.
 
CAMBIO: Usted y Álvaro Leyva tienen esa lectura. Pero todos los arquitectos del acuerdo, sin excepción, han dicho que no entienden de dónde sacaron ustedes esa teoría. Con eso logró, incluso, poner de acuerdo a todos los expresidentes en contra suya. Usted lleva años defendiendo el proceso con las Farc. Y nunca se le había oído decir que para cumplirlo se necesitara una constituyente. ¿Se dio cuenta de eso apenas la semana pasada?
 
G.P.: Federico, es que si usted me repite lo mismo como si saliera de mis palabras, me está metiendo en una especie de trampa conceptual. Es posible que una constituyente pudiera resolver problemas del Acuerdo de Paz. Ese no es un camino que sea prohibido. Pero es también posible que diversos caminos del poder constituyente puedan cambiar las normas para que se pueda cumplir esto que firmaron otros a nombre del Estado. ¿Por qué no cambiar las normas para que se pueda hacer una reforma agraria en Colombia? Yo la propuse en el Plan Nacional de Desarrollo y escondieron los artículos para que el Congreso no la debatiera. ¿Por qué no cambiar las normas para que la verdad judicial sobre los graves hechos del conflicto armado en Colombia aparezca? Mire lo que estoy diciendo. No me lleve usted a un tema que no he mencionado. Usted me quiere llevar al tema de la constituyente, cuando ese es apenas un medio de expresión que puede ser o no usado y que tiene unos métodos para ser convocado.

Una constituyente está reglada por la Constitución. No necesariamente tiene que configurarse en mi gobierno. No la hemos presentado al Congreso y no pienso presentarla.

CAMBIO: Sí lo ha mencionado. Lo llevo a eso, presidente, porque esa palabra “constituyente,” dicha por el jefe de Estado, genera preocupaciones legítimas. Fue usted quien abrió este debate. Incluso sus ministros del Interior y de Justicia han tenido que salir a los medios a explicar el tema. Para muchos la lectura es que ellos no están de acuerdo con los planteamientos del jefe de Estado sobre la constituyente.
 
G.P.: Pues yo no vi qué dijeron los ministros.
 
CAMBIO: Los ministros dijeron que ellos estaban en desacuerdo con la figura de una constituyente y que no iban a permitir que Colombia se metiera por ese camino. ¿Eso no es un claro desacuerdo de ellos con usted, presidente?
 
G.P.: Una constituyente está reglada por la Constitución. No necesariamente tiene que configurarse en mi gobierno. No la hemos presentado al Congreso y no pienso presentarla. No veo que haya un acuerdo nacional que permita esos cambios. Sin embargo, hay un pueblo que sí quiere los cambios y que se está convocando para discutir de qué manera se puede expresar un poder constituyente que no quiere ser convocado por las élites colombianas. Lo que estamos viendo en el Congreso de Colombia es cómo se hunde cambio tras cambio, propuesta de reforma tras propuesta de reforma. Puede que avancen algunas, ojalá. Pero lo que se ha visto en este momento es que durante dos años completos el programa de gobierno expresado a través del voto popular se está enredando para su aprobación en el legislativo. El Plan de Desarrollo hoy no existe. La situación fiscal del Estado está enredada porque se cayó media reforma tributaria. ¿Por qué? ¿Cómo es posible que ahora estemos desandando un camino que ordenó la Constitución y es que el sistema tributario fuera progresivo? Es decir, que afecte a los que más tienen y no a los que menos tienen. Salidas hay y se van a presentar al Congreso. Pero tiene que haber una actitud proactiva y no esa que la oposición, con ayuda de muchos expresidentes, está provocando.
 
CAMBIO: Usted fue parlamentario y votó negativamente muchas iniciativas impulsadas por gobiernos a los que les hacía oposición. ¿Por qué ahora que a su gobierno no le salen las cosas en el Congreso, usted califica eso de golpe de Estado?
 
G.P.: Volvió usted a ligar dos conceptos que yo nunca he ligado. Cuando usted liga el concepto de golpe blando con que no se aprueban las reformas, eso lo está diciendo usted, no yo.

Foto de Gustavo Petro
Crédito: Pablo Salgado - CAMBIO

CAMBIO: ¿Entonces cuál es el golpe blando?
 
G.P.: Golpe blando es derrocar un gobierno. Eso no tiene que ver con las reformas.
 
CAMBIO: Es decir, ¿usted reconoce que el Congreso de Colombia no está en eso?
 
G.P.: Lo están invitando a que sea parte del plan de derrocamiento.
 
CAMBIO: Pero por la incapacidad del gobierno para tramitar las reformas usted sí ha hablado de un bloqueo institucional.
 
G.P.: ¿Qué era lo que decían los marchantes cuando hablaban de juicio político? No era una abstracción. Los marchantes son convocados por unas fuerzas políticas. No tuvieron éxito en muchas ciudades. Están en su derecho y nadie los molestó. Nadie puede decir que salió violentado por el gobierno, pero era claro lo que estaban pidiendo: juicio político. Eso solo lo hace el Congreso para derrocar un gobierno. Así de simple. Eso se llama golpe blando. Pero de eso no estamos hablando en este momento y no tiene que ver con la actitud del Congreso frente a las reformas. Si no aprueban las reformas, como ocurrió con la de salud, incluso en una entrevista hecha con ustedes yo advertía…
 
CAMBIO: La del famoso Chu-Chu-Chu…
 
G.P.: ¿Qué es lo está pasando ahora? El dominó. Si yo cojo los afiliados de Sura o de la Nueva EPS o cualquiera de las que están hoy en problemas y los paso a otra, como hicieron en el pasado, lo que se provoca es primero una captura de recursos ilícita que estamos descubriendo con el caso de la Nueva EPS: 5.5 billones de pesos. Y después el derrumbe de esas EPS. Entonces se produce un dominó que destruye completamente la posibilidad de un sistema de salud en Colombia. Claro que eso se puede reformar. Lo propuse desde casi el primer día de mi gobierno. No fue un capricho ni una improvisación. La mitad de Colombia no tiene acceso a salud y los indicadores son muy malos. La reforma que se propuso, que plantea un modelo de salud preventiva, ha pasado por la Cámara, por infinidad de debates, accedí a no poner una proposición de urgencia para que hubiera tiempo de discutirla, llegamos a acuerdos con las EPS para que pudieran sobrevivir en otro sistema. ¿Y qué ha pasado después de dos años? La hunden en último debate en la Comisión Séptima unos congresistas que tenían unas relaciones con una EPS internacional, a la cual también intervenimos y le encontramos transacciones irregulares. Han hundido las reformas para mantener los privilegios de unos capitales hechos a partir del dinero público y no del esfuerzo individual.
 
CAMBIO: Lo que pasó con Sura es muy grave y deja a la deriva a millones de pacientes. Pero fíjese presidente que usted había dicho que el sistema de salud para los maestros, manejado por su gobierno, iba a ser el piloto del modelo que usted quiere para Colombia. Eso ha sido un completo fracaso. ¿Cómo pretende que la gente confíe en un sistema que apenas está arrancando y ya salió tan mal?
 

G.P.: El sistema que estamos proponiendo en el Congreso ya tuvo una aplicación que usted olvida y que debería recordar: el caso de Bogotá. En mi alcaldía implementamos un sistema preventivo de salud con equipos médicos, con visita casa por casa a los barrios, 800.000 familias, 3.800.000 personas lo vivieron. 5.000 profesionales de la salud fueron contratados. Alguien dijo que monté una nómina paralela, simplemente porque no les interesaba que pudiéramos demostrar que existe un sistema de salud más eficaz. Y usted puede ver los resultados. Ahí están en las cifras que nunca han querido registrar en sus medios. En este momento tenemos 5.000 equipos de salud visitando el territorio nacional donde hemos podido implementarlo. Y no ha salido una sola referencia de la prensa al respecto.

"¿Qué es lo está pasando ahora? El dominó. Si yo cojo los afiliados de Sura o de la Nueva EPS o cualquiera de las que están hoy en problemas y los paso a otra, como hicieron en el pasado, lo que se provoca es primero una captura de recursos ilícita que estamos descubriendo con el caso de la Nueva EPS: 5.5 billones de pesos. Y después el derrumbe de esas EPS".

CAMBIO: Pero presidente, el esquema de salud para los maestros definitivamente salió mal
 
G.P.:
Y eso tiene una explicación, hermano.
 
CAMBIO: ¿Cuál es? Porque hasta su ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, dijo que no había que hacerle mucho caso a usted. Fíjese lo que le estoy diciendo: el ministro del ramo tampoco creía en las directrices que usted le estaba dando.
 
G.P.: Daniel, el hoy ministro fue quien implementó el sistema en Bogotá como secretario de salud. Nunca les crea a pedazos de videos o de grabaciones editadas. Lo que ha sucedido con el sistema de los maestros, que es el peor que existe en Colombia, es que no lo han dejado implementar. Se han perdido billones de pesos hurtados. A través del tiempo se fue construyendo un anillo de corrupción muy poderoso. Tiene que ver con que los maestros tienen una ley especial de 1989 que les hizo crear un sistema manejado por una fiducia financiera. En cierta forma ese sistema es el antecedente de la Ley 100 de las EPS. Es muy parecido. Reciben por cada beneficiario dos veces y media más dinero del que se le entrega a una EPS. Si se miran las estadísticas, los resultados son muy malos. Es decir, con más plata, las tasas de morbilidad y mortalidad son las más altas. Durante décadas un sistema de contratación leonina manejado por la Fiduprevisora se robó la plata. Yo ordené cambiar ese modelo hace un año. Eso no es de ahora ni es una improvisación. La Fiduprevisora empezó a sabotearnos. Ocurrió hace unos seis o siete meses y perdimos 1.3 billones de pesos. Nosotros hemos tomado cartas en el asunto y no queremos más engaños con eso. Cambiamos al presidente de la Fiduprevisora y entraremos a actuar para que el sistema de salud del magisterio sea el mejor de Colombia.
 
CAMBIO: Nos ha hablado de saboteo, de traición, de engaños. ¿Usted confía en alguien? Dicen que eso le cuesta trabajo. Dígame cinco nombres de personas en las que confíe ciegamente.
 
G.P.:
Yo confío en el pueblo. En la administración pública no se puede meter las manos al fuego por nadie. Hay que estar vigilantes. Mire lo que hizo el señor Olmedo. ¿Cómo es posible que centenares de miles de millones de pesos resultan trasladados a donde no están las víctimas de las emergencias climáticas? Yo incluso iba a los lugares personalmente para insistir en que esas poblaciones fueran priorizadas. La plata de la UNGRD se la llevaron a unos sitios en donde, al parecer, los contratistas podían ser tan fácilmente escogidos que se pudieran entregar comisiones en efectivo. Hoy dije delante de las fuerzas militares que nosotros no le podemos pedir virtud a la fuerza pública si el mismo gobierno no da el ejemplo. El primer elemento de negociación jurídica con estos personajes, que depende de la fiscal y no de mí, debe ser que devuelvan hasta el último peso. Aquí no puede haber negociación jurídica si no se indemniza a la víctima. Es decir, las comunidades que estuvieron inundadas, las que hoy no tiene casa, que necesitan una finca para poder producir porque la suya se les destruyó en algún tipo de evento climático…
 
CAMBIO: Los escándalos de corrupción en su administración no son pocos. Y no se siente el mismo sentido de responsabilidad política que usted como opositor les reclamaba a los gobiernos de Uribe, Santos y Duque cuando estaban en situaciones similares. ¿Cómo evalúa usted la situación de su gobierno en ese aspecto?
 
G.P.:
La responsabilidad política tengo que asumirla yo. Eso yo no lo vi en otros gobiernos. Siempre decían que no era cierto, protegían a las personas responsables de los ilícitos, las mantenían en el gobierno como pasó con el tema de Centros Poblados. Yo no estoy haciendo eso. Yo miro y evalúo, porque también hay mentiras y calumnias. Pero cuando yo veo la certeza y la seriedad de una denuncia actúo de inmediato. Esta, por ejemplo, vino de la prensa. Mis relaciones con los medios no es que sean buenas, pero yo sé cuándo un periodista hace una buena investigación y le pongo cuidado. Siempre trato de investigar si hay alguna verdad allí y cuando encuentro evidencia, los funcionarios salen. Obvio que el poder trae una soledad. Porque el ser humano cambia con el poder. Hay que tener barreras morales internas muy fuertes. La gente por el poder mata, se vuelve adicta y buscar perpetuarse ahí. Entonces claro que hay que tener niveles de desconfianza. Por tener confianza me han engañado.
 
CAMBIO: El escándalo de la UNGRD le ha puesto una mancha de corrupción a su gobierno. No solamente estamos hablando de Olmedo López y de Sneyder Pinilla. Acá están cuestionados incluso varios ministros del gabinete. Hablando de responsabilidad política, ¿usted no ha contemplado pedirles a esas personas mencionadas que abandonen sus cargos para defenderse por fuera del gobierno?
 
G.P.:
No basta con que esos nombres suenen. No se les ha comprobado todavía ninguna responsabilidad en los hechos. Aquí también hay un juego que consiste en buscar un beneficio jurídico a cambio de entregar una información que sea más poderosa que los mismos implicados. Es decir, que apunte hacia arriba. En realidad, el jefe del señor Olmedo soy yo. Entonces le queda difícil acusarme, de hecho, me pidió perdón porque él sabe que nunca recibió una orden indebida de mi parte. Y lo ha dicho. Lo ha dicho una y otra vez y eso incluso le ha quitado importancia periodística al tema porque lo que algunos sectores esperaban era una acusación contra mí. Varias veces me ha pasado y quedan con los crespos hechos. Pero a mí sí me interesa lo que piense el pueblo. Hay gente en la calle que me grita ladrón, como si yo hubiera participado en ese tipo de componendas. A mí me interesa investigarlas a fondo. No salen elementos muy serios sino anuncios periodísticos intentando que la fiscal dé beneficios jurídicos esperando una información que no llega.
 
CAMBIO: Es cierto que ha existido un flujo de información gota a gota en los medios con declaraciones de los abogados de Pinilla y López…
 
G.P.:
Es como un libreto construido previamente. Los abogados de ellos me causan a mí desconfianza. A uno de ellos lo cogieron preso y me querían meter a mí a la cárcel injustamente para sacarme de la carrera presidencial en una fiscalía de la que he hecho muchas denuncias. Por eso tengo profunda desconfianza de lo que están haciendo. Muchos funcionarios de mi gobierno han recibido llamadas o escritos, aparentemente de esos abogados, pidiéndoles citas. A mí eso me parece realmente extraño. No conozco al tal Sneyder y a mí me avergüenza lo que pasó ahí.

Presidente Gustavo Petro
Crédito: Colprensa.

CAMBIO: El periodista Yohir Akerman dijo en su columna de CAMBIO que a usted le habían enviado una carta advirtiéndole quién era y cómo procedía el señor Pinilla. Usted admitió que se la enviaron, pero dijo que no le fue entregada. ¿Ya pudo establecer quién se encargó de embolatar esa carta?
 
G.P.:
Desde el primer momento lo sé. A raíz del artículo investigué. Lo que pudimos establecer es que una secretaria rutinaria, sin mala fe, pensó que eso no era importante e hizo una respuesta y un envío a la misma UNGRD. Obviamente allá la recibieron los personajes que estaban implicados en los hechos y por eso no se hizo el traslado al presidente de la república. Eso, lamentablemente, pasa con la mayor parte de la correspondencia que llega al Palacio de Nariño. 
 
CAMBIO: Presidente, en Colombia a veces se piensa que gobernar es legislar. Pero la que usted dirige es la rama ejecutiva. Es mucho lo que se puede hacer con lo que hay, sin necesidad de cambiar ni una sola ley. Usted ha concentrado su discurso en el trámite de las reformas. Pero la ejecución de su gobierno es muy pobre. Hay ministerios con índices de ejecución menores al 1 por ciento. Eso es responsabilidad suya y de nadie más.
 
G.P.:
Mi actividad todos los días es impulsar los programas del gobierno. Incluso descubrir los entuertos. Hay muchas cosas que han pasado, algún día escribiré en un libro. Por ejemplo, duramos dos meses con el presupuesto bloqueado. Y no lo bloqueó ningún ministro, lo bloquearon una serie de funcionarios que creen tener el poder al interior de los gobiernos. Este es un tema que viene de vieja data. Ojalá me alcance el tiempo para desmantelar ese sistema de corrupción que bloquea el aparato del Estado.
 
CAMBIO: La baja ejecución del gobierno es algo que percibe la gente como ineficiencia y, a veces, como ineptitud. ¿Usted no admite que podría trabajar un poco más para sacar adelante sus iniciativas?
 
G.P.:
El gobierno claro que puede trabajar más rápido. Pero lo que llaman ejecución tiene una serie de trampas en el concepto. Por ejemplo, la costumbre para tener altos índices de ejecución era un cambalache. Consistía en pasar la plata del ministerio a un fondo fiduciario. Es decir, guardarla en un banco. El simple hecho de pasar la plata del presupuesto al fondo ya decían que era ejecución. Eso es una mentira. Nosotros prohibimos esa maniobra. Obviamente la costumbre que tenían se acabó y, en esa medida, hay una mayor responsabilidad sobre los jefes de entidades públicas, de ejecutar los programas. Entonces la prensa se contenta con mostrar unos cuadros en donde hay unos porcentajes de ejecución y no miran si la plata realmente se gastó en programas o está guardada en los bancos para beneficio de los banqueros, sin que eso se esté traduciendo en obras para la gente.
 
CAMBIO: ¿Pero usted personalmente no cree que podría trabajar más para poner a andar su programa de gobierno?
 
G.P.:
Claro. Ese es el desespero permanente y cotidiano. A eso nos dedicamos. Con dolor de estómago y de cabeza, pero ahí vamos.
 
CAMBIO: Presidente, hay cosas que la gente no entiende. Durante veinte años estuvo cerrada la embajada ante la FAO en Roma. De repente usted decide reabrirla y nombrar ahí a una persona tan cuestionada como Armando Benedetti. Nadie cree que necesitáramos una embajada ante la FAO. ¿Usted le tiene miedo a lo que puede contar Armando Benedetti o por qué lo nombró?
 
G.P.:
Primero, sí necesitamos una embajada ante la FAO. Somos un país que, lamentablemente, después de covid, entró en vulnerabilidad alimenticia. Esto no me lo inventé yo, está en varios informes.

"El gobierno claro que puede trabajar más rápido. Pero lo que llaman ejecución tiene una serie de trampas en el concepto. Por ejemplo, la costumbre para tener altos índices de ejecución era un cambalache".

CAMBIO: Benedetti no es que sea un experto en alimentación. Sabe más de bebidas que de alimentos…
 
G.P.:
(Risas) Pero tiene una facultad que son las relaciones públicas. Esa facultad a veces afecta, pero puede volverla amistades para Colombia. Y en el caso de la FAO podría usar esa habilidad para lograr la soberanía alimentaria en el país. Seguridad y soberanía. Así que démosle esa oportunidad a ver si la desarrolla con precisión en los entornos diplomáticos que permiten que pueda haber alimentación para los pueblos en el mundo.
 
CAMBIO: Presidente, gracias por haber aceptado esta invitación y esperemos que no sea la última.
 
G.P.:
Hemos hablado bastante. Los presidentes siempre hacen mamotretos de memorias que nadie lee. Yo espero escribir las mías y que estas experiencias le sirvan al pueblo colombiano.
 
CAMBIO: Que no vayan a ser cinco tomos como las de Duque.
 
G.P.:
Ni obras selectas (risas).
 
CAMBIO: El problema de las memorias presidenciales es que siempre tienen grandes lagunas y solo se acuerdan de lo que les conviene.
 
G.P.: Y esas lagunas son las que realmente componen la historia de Colombia. Como los mal llamados falsos positivos, por ejemplo. Gracias Daniel y Federico y a todas las personas que nos han escuchado.

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