Petro tuitero:  un lío diplomático

Crédito: Colprensa - John Paz

9 Octubre 2023 04:10 pm

Petro tuitero: un lío diplomático

Las respuestas del presidente de Colombia al atentado de Hamás contra Israel, y a la reacción de Israel frente a ese ataque, dejan en evidencia la riesgosa facilidad con la que Petro moldea la política exterior a través de su cuenta de X.

Por: Redacción Cambio

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

Es posible que lo más importante en la diplomacia sea la comunicación. Cada pronunciamiento es calculado, todo saludo es planeado. Las relaciones internacionales no se manejan como las relaciones personales. Una cosa es la que piensa una persona y otra lo que piensa esa persona como representante de un país. Y el presidente Gustavo Petro parece estarlas confundiendo, con sus respuestas a los ataques de Hamás a Israel y a la reacción israelí.

El rechazo por la brutalidad armada de Hamás, desde la franja de Gaza, en contra de Israel, no significa una simpatía con las políticas de ultraderecha del gobierno israelí. Mucho menos significa oponerse a la liberación de Palestina, un país al que siempre se le ha negado la existencia pero al que Colombia reconoce como Estado independiente desde 2018, gracias a una de las últimas acciones del Gobierno Santos, antes de entregarle el poder a Iván Duque. No obstante, al actual Gobierno le costó rechazar de tajo y sin pena los ataques perpetrados por un grupo violento que no representa a toda la población palestina y que, además, habría sido respaldado y autorizado por Irán, como lo confirmó The Wall Street Journal.

La violencia ejercida en contra de la población civil de Israel por el grupo armado Hamás, desde la franja de Gaza, es una de las más grandes y dañinas que ese país ha sufrido en su historia. Decenas de víctimas civiles inocentes murieron al recibir el ataque de docenas de cohetes lanzados desde la minúscula franja gobernada por el movimiento terrorista. Las imágenes son devastadoras. El sufrimiento de niñas en un colegio, de viajeros que estaban de fiesta en un festival, de ciudadanos que solo estaban allí cuando ocurrió el ataque, bastan para reconocerlo.

Sin titubeos lo hizo, por ejemplo, el presidente argentino Alberto Fernández, quien repudió “enérgicamente el atroz ataque” perpetrado por dicho grupo armado. También lo hizo así el presidente brasileño Luis Inácio Lula da Silva, quien se mostró “consternado” por los “ataques terroristas perpetrados hoy contra civiles en Israel” y expresó sus condolencias a las familias de las víctimas.

Por el contrario, la Cancillería colombiana borró su primer pronunciamiento, en el que calificaba como terroristas los ataques de Hamás, reemplazándolo por otro en el que reivindicó la propuesta de Petro ante Naciones Unidas de establecer una negociación de paz entre Palestina e Israel, sin un rechazo explícito a los ataques.

Desde entonces, hasta algo más de las dos de la tarde del 9 de octubre, dos días después de los ataques a Israel y el inicio de la respuesta brutal de ese país en contra de Gaza, que ha dejado más de 400 palestinos muertos, Petro trinó y reprodujo al menos treinta mensajes del tema en X. El presidente más tuitero que ha tenido el país, una vez más, moldeó la agenda de política exterior a través de la red social. Como dice el profesor de relaciones internacionales de la Javeriana, Manuel Camilo González, el mandatario contribuye así a la desinstitucionalización de la diplomacia del país, que ya parece que no sigue canales oficiales, sino solo su arroba.

González también indica que los trinos de Petro develan el desorden existente entre él y la Cancillería. “La idea es mantener la prudencia, como dicta la política exterior de todos los países, y observar los principios del derecho internacional para lograr que los pronunciamientos no se conviertan en una forma de avivar el conflicto y de generar nuevas enemistades a nivel internacional”, dice. “Sus tuits están suplantando los comunicados del Ministerio de Relaciones Exteriores”, agrega Simón Ganitsky, profesor y estudiante doctoral de filosofía y educación.

No es accidental que Petro decida no utilizar la palabra “terrorista” para referirse a Hamás. Es una postura política del presidente, ante una denominación creada por Occidente para estratificar vidas a nivel mundial, especialmente, después de los atentados del 9/11. Esta discusión no es nueva y en la academia la han tocado académicos prestigiosos como Talal Asad, quien se ha preguntado por la diferencia entre la guerra y el terrorismo. No es tampoco casual que defienda a Palestina en medio de la arremetida de Hamás y la respuesta mortal de Israel. El problema es su incapacidad para hacer las dos cosas al mismo tiempo: rechazar el terrorismo en contra de los israelíes y pronunciarse en contra de la respuesta de Israel, que ahora bloquea Gaza y deja sin agua a los habitantes de la franja palestina. Más aún, de defender la causa palestina sin incurrir en una violencia paralela en contra del pueblo israelí, que no está del todo representado en las acciones estatales.

A fuerza de trinos, Petro también incurrió en una comparación que ha sido estudiada y que se conoce como la “inversión del Holocausto”. “Ya estuve en el campo de concentración de Auschwitz y ahora lo veo calcado en Gaza”, trinó, en respuesta a una invitación del embajador de Israel para que visitara Auschwitz. Lesley Klaff, académica y editora del Journal of Contemporary Antisemitism lo explica como una inversión de la moral. Israel y los judíos son equiparados con la Alemania Nazi, y el Holocausto es definido como una lección moral que “los judíos fallaron en aprender”. Para Ganitsky, este es un discurso antisemita. 

“Considero que la conducta del presidente es sumamente lamentable a nivel internacional. A pesar de que la crítica hacia Israel como Estado no debe ser considerada antisemita, las acciones que involucran la inversión del Holocausto, la propagación de desinformación y la idealización del terrorismo, además de la negativa a condenar la pérdida de vidas de mil ciudadanos israelíes carecen por completo de valor para el proceso de paz y la disminución del conflicto”, señala Michael Rosental, miembro de la comunidad judía en Colombia y estudiante de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.

La comparación es, añade Rosental, absurda e instrumentaliza lo que significa el Holocausto para los judíos e Israel. El impacto emocional enorme es usado en su contra. También lo ve como una falta de respeto con las víctimas de lo que sucedió en la Segunda Guerra Mundial. "El Nazismo es, por definición, un movimiento que busca la destrucción del pueblo judío, no existe analogía que pueda ignorar esa misma situación, y negar esa característica del Nazismo ronda el mismo negacionismo del Holocausto. En esas comparaciones no hay voluntad de bienestar para los palestinos, sino la búsqueda de insultar a la memoria judía", insiste.

Nada de lo anterior debilita el cuestionamiento directo a los abusos de los que son víctimas los palestinos en Israel y en las zonas ocupadas por ese país. Nada de eso impide reprocharlo. Amnistía Internacional publicó un informe en 2021 en el que demostró que “Israel impuso un sistema de opresión y dominación de la población palestina”. La voz de cuestionamiento sobre el tema es una postura crítica que el presidente Petro, así como, por ejemplo, Gabriel Boric, su homólogo de Chile, mantienen y han defendido, como una postura política válida.

No obstante, el mandatario del Pacto Histórico, en su lentitud para condenar los abusos de Hamás, desdibuja su defensa de los derechos humanos de los palestinos, pues incurre en una actitud estigmatizante con el pueblo judío al compararlo con el nazismo. Pone así en riesgo a la comunidad judía en Colombia y también pone en riesgo las relaciones entre ambos países.

Ganitsky recalca que hasta hace poco Israel y Colombia estaban celebrando un convenio de colaboración cultural, para apoyar a los músicos colombianos con becas completas en la Escuela de Música Buchmann-Mehta, parte de la Universidad de Tel Aviv. “Petro está pisoteando todo eso, a la vez que repite arengas antisemitas imprecisas”, recalca.

Apenas en mayo de este año, el embajador de ese país señalaba que Colombia era de los mejores amigos que tenía Israel en el continente, y resaltó el Tratado de Libre Comercio que rige entre ambos Estados, en una entrevista con Semana

La encrucijada a la que se enfrenta el presidente está, quizás, en defender sus ideales sin dejarse enceguecer por la ideología. También deberá tener claro que desde su celular no solo maneja su cuenta de X, sino la representación de todo un país. 



 

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí