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‘Si yo supiera todo tendría arrodillados a Sarmiento, Santos, Vargas Lleras y Néstor Humberto”: José Elías Melo
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Entrevista exclusiva con el expresidente de Corficolombiana. José Elías Melo, desde La Picota, entrega su versión sobre el acuerdo del Grupo Aval con el Gobierno de Estados Unidos y sobre la posible identidad del sobornado colombian official 3.
Por: Redacción Cambio
CAMBIO: Usted fue superintendente bancario, ministro de Trabajo, presidente de bancos y de la principal corporación financiera de Colombia. Mucha gente piensa que por ambición, usted tiró por la borda una carrera brillante. Sus propios exempleadores, el Grupo Aval, lo señalan como la única persona de esa organización responsable por los sobornos de Odebrecht. ¿Eso es cierto?
José Elías Melo: Mi respuesta ha sido clara y categórica. En el comunicado que emití digo claramente que no he participado, aprobado o facilitado el ocultamiento de sobornos por parte de Odebrecht. Nunca he tenido conocimiento de esos sobornos. Esas afirmaciones son totalmente falsas y las rechazo. Así como rechazo el acuerdo al que han llegado el Grupo Aval y Corficolombiana con las autoridades norteamericanas.
CAMBIO: Hoy el Grupo Aval se desmarca de usted y lo califica como un simple exempleado que actuó de manera maliciosa, a espaldas de los accionistas y directivos. ¿Usted qué les responde?
J.E.M.: En el texto del documento de la SEC hacen tanto esfuerzo por asignarme toda la responsabilidad que incluso comienzan diciendo que la propuesta de participación en el proyecto Ruta del Sol la negocié yo con Odebrecht. Como si yo, en Corficolombiana, hubiera trabajado aisladamente con Odebrecht y fuera una especie de mago que se mandaba solo. Eso es absolutamente falso. La propuesta para participar en la licitación de la Ruta del Sol fue conocida y estudiada a todo nivel de Corficolombiana y Grupo Aval, no solamente por mí. Tanto las bases del acuerdo con Odebrecht como las cifras finales de la oferta fueron estudiadas inclusive por el doctor Luis Carlos Sarmiento Angulo. Él participó tanto en las bases de construcción del acuerdo como en la propuesta final. Eso que dice el acuerdo de la SEC de que yo negocié la propuesta con Odebrecht es una equivocación. Participó el grupo en pleno, incluyendo a los doctores Luis Carlos Sarmiento Angulo y Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez.
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CAMBIO: Usted afirma que los Sarmiento estaban al frente de esto. ¿Cómo llegó el Grupo Aval a ponerse en contacto con Odebrecht? ¿Por qué puerta llegaron los brasileños?
J.E.M.: Yo llego en 2008 a Corficolombiana. Yo no soy un empleado eterno de ese grupo y la mayor parte de mi vida profesional había estado por fuera del grupo. En 2009, cuando empezó ese proceso, yo era un recién llegado. Además, yo no tenía la más mínima experticia en temas de infraestructura. Mi conocimiento era en el campo financiero. Yo entiendo que Corficolombiana ya había tenido relaciones comerciales con Odebrecht antes de que yo llegara. A finales de 2008, cuando el Gobierno anunció el proyecto, el doctor Sarmiento Gutiérrez me dijo a mí que teníamos que participar y que buscáramos la forma.
CAMBIO: O sea la iniciativa fue de Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez…
J.E.M.: Sí. Ellos querían participar. Corficolombiana no tenía los requisitos que la licitación exigía porque su experiencia anterior en infraestructura era muy pequeña. Si el Grupo Aval hubiera podido presentarse sólo, lo hubiera hecho. Pero había que buscar un socio y nos pidieron que lo buscáramos. Ese proceso fue estudiado directamente con la junta directiva del Grupo Aval. No fue una iniciativa de José Elías Melo. Eso se aprobó directamente por los doctores Luis Carlos Sarmiento Angulo, Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez y la junta directiva del Grupo Aval.
CAMBIO: Vamos al contenido del acuerdo. Allí se dice que el exempleado de Corficolombiana, o sea usted, instruyó a Martorelli para que se reuniera con el miembro del Gobierno Santos denominado “Colombian Official Number 3” para sobornarlo y garantizar la adición del tramo Ocaña-Gamarra. ¿Usted se reunió con Martorelli para hablar de esa adición?
J.E.M.: Nunca me he sentado con el señor Martorelli para convenir ningún soborno, plata o ayuda a nadie de manera ilícita con cargo a fondos de la concesión Ruta del Sol o del consorcio constructor Consol. Si alguien lo manifiesta, está diciendo una falsedad. No ocurrió algo semejante. Nunca participé en la financiación de campañas políticas de entonces de ninguna manera. No tuve ninguna relación con el grupo político del doctor Juan Manuel Santos o de Óscar Iván Zuluaga ni en 2010 ni en 2014. Yo era un funcionario de una empresa financiera.
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CAMBIO: Usted dice “empezamos a buscar el socio” para participar en la licitación. ¿Empezamos es quiénes?
J.E.M.: Hay un área de Corficolombiana de banca de inversión. La vicepresidencia de esa área busca negocios siempre para generar comisiones e ingresos para la compañía. Alejandro Sánchez, el vicepresidente de entonces, y su equipo de trabajo, fueron a buscar quiénes estaban participando en las discusiones e indagaron sobre los interesados. Hicieron una lista que se le pasó a Aval, evaluando quiénes estaban interesados, quién tenía mejores condiciones para proponer y ahí fue cuando posteriormente se identificó que la mejor alternativa era Odebrecht. Esa decisión final fue evaluada y aceptada por los señores Sarmiento y discutida en la junta del Grupo Aval.
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CAMBIO: Hoy toda Colombia está especulando sobre la identidad del Colombian Official 3 que se menciona en el acuerdo. ¿Usted sabe de quién se trata?
J.E.M.: Lo que para mí es absolutamente claro es que yo no participé en esa conversación. No conozco con quién conversó el señor Martorelli, si es que fue él quien conversó con ese personaje. Me imagino yo que fue un personaje de altísimo nivel porque, de acuerdo con lo que dice el texto de la SEC, el apoyo a la campaña política fue una contrapartida de soborno por la concesión de la adición del contrato Ocaña-Gamarra. Para que eso fuera lógico, la persona que recibió esa plata convenida con el señor Martorelli tenía que tener incidencia sobre la decisión del contrato y por supuesto sobre la campaña política. ¿Quiénes estaban en el equipo del doctor Juan Manuel Santos en esas dos condiciones? Ustedes conocen mejor que yo ese tema. Probablemente la doctora María Lorena Gutiérrez sí está mucho más familiarizada con esa capacidad de injerencia que pudiera tener esa persona. Yo no hacía parte del gobierno ni de la campaña política y no tenía injerencia alguna. Por lo tanto, no puedo saber quién es. Puede ser Juan Manuel Santos, puede ser Germán Vargas Lleras, puede ser María Lorena Gutiérrez, no sé. El testimonio del señor Martorellí, si es que existe, lo debe decir.
CAMBIO: Por primera vez una de las personas que aparece mencionada en los documentos da tres posibilidades de nombres: Juan Manuel Santos, Germán Vargas Lleras o María Lorena Gutiérrez. ¿Por qué cada uno de ellos?
J.E.M.: Porque el párrafo del documento de la SEC dice que el señor de Odebrecht habló con un funcionario del Gobierno y que ese funcionario convino ese soborno, que fue pagado en la forma de auxilios ilegales a campaña electoral. Entonces ¿Con quién puedes tú convenir eso? No es que yo los esté acusando. Pero la lógica que se deriva de ese párrafo es que tiene que ser alguien que dijera: acepto ese beneficio, le doy el contrato Ocaña-Gamarra, y ese beneficio me lo paga en forma de auxilio a mi campaña. Entonces para que esas tres condiciones se cumplan tiene que ser un funcionario público en capacidad de aprobar el contrato o incidir en la aprobación del contrato, que tenga responsabilidades en la campaña y que diga que recibe en dinero por la vía de auxilios electorales.
CAMBIO: ¿En algún momento supo usted que se estuviera hablando de contribuciones políticas relacionadas con la Ruta del Sol para la época de la reelección del presidente Juan Manuel Santos?
J.E.M.: Solamente tuve un hecho. Después de las elecciones me llamó el doctor Alejandro Figueroa, presidente del Banco de Bogotá. Me dijo que Néstor Humberto Martínez le había dicho que los brasileños querían legalizar unos gastos que habían hecho de las elecciones con facturas. Él me dijo “por supuesto no serán facturas de la Ruta del Sol”. Entonces yo le dije “no deberían ser facturas de la Ruta del Sol”. Me pidió que indagara al respecto y le contara. Así lo hice. Llamé a Jorge Enrique Pizano y le dije que el doctor Figueroa me había llamado a contarme eso. Le pedí que revisara todos los pagos que se habían hecho en ese tiempo cercano a las elecciones a ver si había algún pago irregular. Pizano me llamó un par de semanas después y me dijo que no había encontrado absolutamente nada. Yo le conté eso mismo al doctor Figueroa. Jorge Enrique Pizano me mandó además un correo electrónico que dice eso. Yo aporté ese correo al expediente de la Superintendencia de Industria y Comercio.
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CAMBIO: ¿Si no fue a través de estas facturas de la Ruta del Sol entonces cómo legalizó Odebrecht los aportes a las campañas?
J.E.M.: No sé. Si yo supiera todo eso, primero, tengan la seguridad de que yo no estaría preso. Si yo tuviera esa información tengan la seguridad de que tendría de rodillas a todo el gobierno de Santos, a toda la campaña política, a sus funcionarios, a todos los contratistas e intermediarios que participaron en esos pagos. Y si hoy están imputando a 60 personas por esos hechos y yo hubiera sabido que recibieron plata indebida, todos ellos estarían de rodillas conmigo pidiéndome el favor de que no los delatara.
CAMBIO: En el acuerdo de la SEC hay un hecho novedoso: el soborno de 3.4 millones de dólares. Eso no solamente lo dice la justicia norteamericana sino que el Grupo Aval lo reconoce…
J.E.M.: Ese punto para mí es absolutamente desconcertante. Se contrapone con todos los documentos que han emitido los abogados del Grupo Aval en todas las instancias judiciales en Colombia y los testimonios de mi proceso. Se contradice porque yo nunca tuve ninguna función en la concesionaria Ruta del Sol ni en el consorcio constructor Consol que fueron las empresas que pagaron esos sobornos. De alguna manera la gente asume que yo tenía una capacidad mágica para llegar a acuerdos con los brasileños. Para tener esa información y coordinar, como dice el texto de la SEC, yo habría tenido que tener un poder extraordinario. Porque además había personas que por parte de Corficolombiana sí estaban en la concesionaria Ruta del Sol y en el consorcio constructor. Esas personas no eran mis marionetas. Las personas que estaban allá supervisando eran de máxima confianza del doctor Luis Carlos Sarmiento Angulo.
CAMBIO: ¿Quiénes son esas personas?
J.E.M.: Por ejemplo, a Jorge Enrique Pizano yo no lo designé porque yo lo conociera. A mí me llegó esa hoja de vida directamente con una nota personal del doctor Luis Carlos Sarmiento Angulo pidiendo que lo vinculara a Corficolombiana. Fue la única nota personal que recibí de él en los ocho años que trabajé en la corporación. Yo no conocía al señor Pizano. Nunca tuve ningún trato con él. Yo no tenía ningún cargo disponible en la corporación y le propuse al doctor Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez que había una función en la concesionaria Ruta del Sol, que acababa de nacer, la de contralor de la compañía y que era lo único que se me ocurría. Les dije que, si ellos estaban de acuerdo, yo le ofrecía ese cargo al señor Pizano, y así ocurrió. Segundo, el miembro de la junta de directiva de la concesionaria Ruta del Sol II y el consorcio constructor Consol era el doctor Alberto Mariño. Él está vinculado al grupo desde muchísimos años antes que yo. Era el experto en temas de infraestructura en Corficolombiana y el hombre de confianza de Luis Carlos Sarmiento Angulo en esos temas. El doctor Mariño se reunía privadamente con Luis Carlos Sarmiento Angulo y para esos temas yo no tenía absolutamente ninguna vocería.
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CAMBIO: Usted dice que Alberto Mariño se reunía con Luis Carlos Sarmiento Angulo. ¿El doctor Mariño también se reunía con Odebrecht?
J.E.M.: ¿No les estoy diciendo que era miembro de la junta directiva de Consol y de la Ruta del Sol II?
CAMBIO: ¿O sea él en la práctica no le respondía a usted sino al Luis Carlos Sarmiento Angulo?
J.E.M.: Él hablaba directamente con el doctor Luis Carlos Sarmiento Angulo.
CAMBIO: Y tenía contacto diario sobre la ejecución de la concesión con los brasileños…
J.E.M.: No diario pero sí permanente. Yo no lo tenía. Adicionalmente, la persona que nos representaba en Consol, el señor Mauricio Millán, había trabajado desde antes que yo llegara al grupo con el doctor Alberto Mariño. Era una persona que, creo, tiene vínculos familiares con Mariño. Él estuvo en el consorcio constructor desde 2010 hasta 2014, cuando fue reemplazado por una persona recomendada por el señor Mauricio Millán que es Javier Germán Mejía. Entonces las personas de confianza del grupo supervisaban el contrato, el consorcio y la concesionaria. Yo no participaba allá. Para hacer todo esto a espaldas tendría que haber tenido una habilidad absolutamente mágica para eludir o evitar los ojos de estas personas. Por eso, hasta ahora no han existido documentos que mis abogados hayan conocido en los que el Grupo Aval no haya respaldado mi inocencia. Recordarán ustedes una entrevista de María Lorena Gutiérrez donde dijo que yo era inocente. Entonces ¿Por qué de un momento a otro esa posición cambia?¿Cuál es el motivo por el cual cambió? No son pruebas que tenga el Grupo Aval, son pruebas de terceros, según dice el documento. ¿Será que esas pruebas de terceros tienen alguna otra incidencia? ¿Por qué cambiaron?
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CAMBIO: Ahora el Grupo Aval, sin preguntarle a usted, acepta la culpabilidad suya. La de ellos no…
J.E.M.: Sin que yo haya tenido acceso ninguno a eso, ni capacidad de decir absolutamente nada. Además, no tengo la capacidad económica para contratar una firma de abogados de esas en el exterior. Eso son unas ligas mayores.
CAMBIO: El Grupo Aval ya reconoció una responsabilidad, así sea endilgándosela a usted, que hacía parte de ese grupo. Los brasileños también reconocen una responsabilidad. Usted era el presidente de Corficolombiana. ¿No reconoce ninguna responsabilidad personal?
J.E.M.: Uno, como administrador de una compañía en donde en alguna de sus vinculadas llegue a pasar algo parecido, tiene algún grado de responsabilidad. En mi caso personal la protección que nosotros teníamos como Corficolombiana y que estaba enmarcada en el acuerdo de accionistas de esa concesionaria, era justamente la presencia de estas personas de confianza que conocían el negocio de la infraestructura. Si yo me hubiera puesto en la junta de la concesionaria o del consorcio para mí eso era como que me hablaran en chino. Yo era absolutamente ignorante en la materia. Para mí la tranquilidad era la presencia de Alberto Mariño y de Mauricio Millán en la gestión de las compañías. Ellos, que sí eran expertos en la materia, podían tener algún nivel de sensibilidad e intuición sobre las cosas. Obviamente, los administradores eran los brasileños. Usted puede estar en una junta directiva pero, por mucha pericia que tenga, quien hace las cosas es el administrador, no la junta directiva.
CAMBIO: Quisiéramos preguntarle por el doctor Alberto Mariño. Usted lo ha mencionado varias veces en esta entrevista. ¿Tiene alguna acusación específica contra él?
J.E.M.: Lo que quiero subrayar es que él sí tenía una responsabilidad. No estoy diciendo que él sea el responsable de los sobornos. De ninguna manera. SI yo supiera eso también lo tendría de rodillas. Yo lo único que estoy diciendo es que, institucional y corporativamente, la capacidad de tener algún nivel de supervisión apropiado sobre las actividades de la concesionaria y del consorcio la tenía Alberto Mariño. Yo no trabajaba en la Ruta del Sol ni en Consol. Yo trabajaba en Corficolombiana, que no era una tienda. Hoy es la compañía más rentable del Grupo Aval.
CAMBIO: El doctor Luis Carlos Sarmiento Angulo tiene la fama de estar pendiente de cada detalle y de cada centavo de sus empresas. ¿Es posible que se hayan pagado sobornos de la plata de él sin que se enterara?
J.E.M.: Lo digo con sinceridad: al grupo le han robado plata varias veces. Inclusive no en compañías donde tenga una inversión minoritaria sino en compañías de primera categoría. En el Banco de Bogotá, en la Fiduciaria de Bogotá. Eso, en una organización de este tamaño es perfectamente posible. Pero que sea explicable que un funcionario del grupo se ponga de acuerdo con un socio para pagar 28 millones de dólares en sobornos sin ningún beneficio personal, es absurdo. Yo no tenía motivos económicos porque nunca el grupo me dio nada, ningún bono por el tema de Ruta del Sol. Obviamente Odebrecht tampoco me pagó absolutamente nada. Sin ningún beneficio personal, sin aprovechar la información que se derivara de allí, sin tener el más mínimo contacto con los funcionarios públicos que tomaron la determinación. El señor Gabriel García Morales jamás habló conmigo, el señor Andrade nunca habló conmigo sobre la aprobación del contrato Ocaña-Gamarra. De hecho, Luis Fernando Andrade hablaba era con el doctor Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, jamás conmigo. Entonces la pregunta que uno se hace es ¿Cuál es el incentivo o el beneficio que yo obtuve en todo esto?
CAMBIO: Usted fue superintendente bancario en reemplazo de Néstor Humberto Martínez. Cuéntenos en qué condiciones lo conoció.
J.E.M.: Lo conocí cuando yo era secretario de la junta monetaria y él era superintendente delegado de bancos en la Superintendencia Bancaria.
CAMBIO: Néstor Humberto fue la primera persona que lo señaló a usted. Él había sido su amigo, su compañero de trabajo y su asesor externo en Corficolombiana. ¿Cómo recibió usted ese hecho?
J.E.M.: Yo no estoy seguro de que él me hubiera señalado públicamente. Él es supremamente hábil en todas sus cosas. Puede que él se haya cuidado de hacerlo personalmente. La vida pública de Néstor Humberto está marcada por unos brincos políticos supremamente notables. Él tiene una habilidad pasmosa de cambiar de lugar, de lados, de intereses para su mejor conveniencia. Yo, al contrario, soy extremadamente metódico, tranquilo y guardado en mis asuntos profesionales sin ninguna injerencia política de absolutamente nada. En algún momento trataron de decir que yo era el socio de Néstor Humberto Martínez. Eso no es así. Néstor Humberto era el abogado del doctor Sarmiento y yo creo que lo sigue siendo. Entiendo que incluso los asuntos personales sucesorios del doctor Sarmiento los maneja Néstor Humberto Martínez. Él no era abogado de Corficolombiana porque yo le estuviese haciendo un favor. Lo era porque era el abogado y hombre del confianza del doctor Sarmiento. Siempre fui consciente de que la relación era entre él y el doctor Sarmiento Angulo.
CAMBIO: Néstor Humberto Martínez recibió de parte de Jorge Enrique Pizano la información sobre las coimas. ¿Qué opinión le merece el papel del doctor Néstor Humberto en el manejo de esa información tan delicada?
J.E.M.: Sí, es muy extraña la conversación de Néstor Humberto Martínez y Pizano. Porque fíjense ustedes qué hizo Néstor Humberto en esa conversación. Tratar de esculcar quién era quién, a ver qué información tenía el señor Pizano. Si Néstor Humberto en 2015, habiendo estado vinculado con la campaña de Santos en 2014, estaba interesado en mirar esa evidencia tendría un motivo muy claro, si él estuvo vinculado con la recogida de dineros de la campaña de Juan Manuel Santos como lo dijo la señora María Jimena Duzán explícitamente en una columna. Al contrario, en la grabación de Pizano conmigo y Rafael Neira del Grupo Aval, la tónica de la conversación es muy distinta y en ella se ve claro que hay que hacer un trabajo de indagación de los datos por las personas que tienen el manejo del asunto.
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CAMBIO: ¿O sea podría ser también Néstor Humberto Martínez el Colombian Official Number 3?
J.E.M.: No porque él no era funcionario público. Entonces por lógica no.
CAMBIO: ¿El FBI trató de ponerse en contacto con usted?
J.E.M.: Nunca me he puesto en contacto con el FBI.
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CAMBIO: ¿No lo buscaron nunca?
J.E.M.: Un abogado amigo de mi abogado alguna vez le comentó de un chisme. Eso es todo. A mí nunca me buscaron ni me llamaron y todos saben dónde estoy yo. Mi dirección no cambia hace rato: Cárcel La Picota, vía Usme.
CAMBIO: ¿Ninguna autoridad de Estados Unidos habló con usted?
J.E.M.: No.
CAMBIO: Los Sarmiento solucionaron su problema con un cheque grande; Néstor Humberto Martínez sigue manejando firmas muy prósperas de abogados; los ejecutivos de Odebrecht están libres y usted está en la Cárcel Picota. ¿Cómo analiza su situación?
J.E.M.: El chivo expiatorio es una expresión muy espiritual. La expresión apropiada del mundo criminal es el gancho ciego. Yo fui el gancho ciego de esta cosa. Al que utilizan para hacer culpable de las cosas.
CAMBIO: ¿Cómo sobreviven hoy usted y su familia? ¿Reciben algún pago del Grupo Aval?
J.E.M.: Yo me retiré del grupo antes de que estallara el escándalo. (Empieza el temblor y la réplica) Está volviendo a temblar. No corran. Yo prefiero que se me caiga el techo encima y quedarme aquí, con tal de decir la verdad. Sigamos. Mis hijos ya están grandes y cada uno se sostiene. En mi casa hay austeridad absoluta. Los pagos que hemos hecho de abogados han sido vendiendo activos, lo poco que tengo y las dos o tres cosas que me quedan. Yo mantengo toda mi información financiera absolutamente a la vista de quien quiera. Cualquier cosa que yo haya hecho en el pasado está a la vista. Vivimos de un par de arriendos que nos sostienen. Yo no tengo plata para hacer aventuras jurídicas. Juan Carlos Prías Bernal, que es mi abogado en la casación, lo hace de manera gratuita. De todo corazón le doy gracias a él, Lo hace gratis porque fue compañero mío toda la universidad.
CAMBIO: ¿Algún día usted va a decir quiénes son los responsables más poderosos? ¿Son los mismos que lo señalan hoy a usted con dedo acusador?
J.E.M.: Si yo tuviera el poder que se deriva de esa conclusión del Grupo Aval, los tendría de rodillas a ellos. La razón por la cual yo soy el gancho ciego es porque no sé. Eso es lo que les da tranquilidad a Néstor Humberto, a Luis Carlos Sarmiento, a Juan Manuel Santos y a Germán Vargas. Si yo supiera, hace rato estaría en mi casa. Quizás no habría recibido ni una multa. Aquí el poder del Estado se ha ejercido de una manera impresionante. En 2017, cuando este tema arrancó, acababa de pasar la firma del acuerdo de paz, el doctor Santos estaba terminando su gobierno, había pasado por encima del plebiscito y era una situación política difícil. Néstor Humberto estaba disparando desde la Fiscalía al acuerdo de paz, y yo siento que muchos periodistas se alinearon con el gobierno, teniendo ese gobierno, el de Juan Manuel Santos, un rabo de paja gigantesco. ¿Quién era el culpable más fácil?: José Elías Melo. Yo estaba condenado desde el primer día. Yo era la parte más delgada de la cuerda. Para ello basta con oír los audios de Roberto Prieto donde menciona la plata que recibió de Odebrecht para cubrir gastos de campaña y que el que van a “joder” es a Melo.