Crédito: Policía de Santa Ana, EEUU
La verdadera historia de los hijos, amores y socios de Griselda Blanco
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La serie es la número uno en la plataforma Netflix, que muestra la vida de la llamada Viuda negra. ¿Qué pasó en la vida real con los hijos, esposos y socios de Griselda?
Por: Javier Patiño C.
El amor nunca fue el mejor amigo de Griselda Blanco. Desde comienzos de la década de los cincuenta, en su natal Santa Marta, Magdalena, tuvo que soportar los abusos de su padre y luchar cada día por un plato de comida. Junto con su madre, huyó a Medellín, donde las dos por su belleza fueron contratadas como meseras en uno de los bares del sector de Lovaina, centro de la capital antioqueña.
Sus días trascurrían desde una pequeña habitación en el barrio Antioquia, allí conoció a los lideres de las bandas más peligrosas y las primeras mujeres que se aventuraban a transportar droga hacia Estados Unidos.
El dinero comenzó a escasear y la salud de su madre a deteriorarse, por lo que decidió que la mejor manera para ganar dinero, era brindando su cuerpo. Su belleza natural la hizo ser deseada por muchos hombres que frecuentaban la zona de tolerancia.
Uno de sus biógrafos, Roberto Saviano, describe detalles de la vida de Griselda Blanco en su libro CeroCeroCero. Allí habla de sus inicios como trabajadora sexual en las calles de Medellín, donde conoce a Carlos Trujillo, su primer esposo que la conquistó llevándole cada día variedad de flores.
"Él le lleva una flor distinta cada día, que ella luego tira poco después de haberla aceptado con falsa cortesía. Ella no le mira nunca a los ojos, y él, impertérrito, recorre todas las floristerías de Medellín para descubrir variedades siempre distintas. Él le enseña unos cuantos trucos para buscarse la vida, ella finge no escucharlo y mientras tanto los memoriza. El tira y afloja se prolonga durante mucho tiempo, hasta que la terca perseverancia de Carlos hace mella y Griselda capitula", narra Saviano.
Luego de unos meses de cortejo se casan y hacen grandes proyectos, le presenta a su socio Alberto Bravo, quien los convence que el verdadero negocio es el narcotráfico y viajan a Estados Unidos donde los carteles de la droga empiezan a conformarse.
Sus hijos Dixon, Uber y Osvaldo
En 1964, emigraron ilegalmente radicándose en Queens, Nueva York. De su relación con Trujillo nacieron tres hijos: Dixon, Uber y Osvaldo, que se ven influenciados por la imagen de sus padres, heredando las rutas y los lugares de expendio que formalizaron en Estados Unidos.
Un amor que terminó con la muerte a comienzos de la década de los setenta cuando CarlosTrujillo enferma, al parecer por una cirrosis, aunque se ha mencionado que fue la misma Griselda quien lo asesinó, por lo que recibió desde ese momento el apodo de la Viuda negra.
La misma suerte tuvieron sus hijos: Uber fue secuestrado, torturado y asesinado en Colombia; Osvaldo fue víctima de sicarios en 1992 y Dixon fue capturado y luego de cumplir una mínima pena quedó en libertad y se desconoce su paradero.
Alberto Bravo, su segundo marido
El amor volvió a tocar las puertas de la madrina de la cocaína. Griselda Blanco se casó con Alberto Bravo, el socio de Trujillo, su primer marido, quien aprovechó la viudez para ganarse su corazón.
Durante varios años juntos, Bravo y Blanco tomaron el control de los principales expendios de droga en Norteamérica.
Pero un día, cuando Bravo decide viajar a Colombia, se desaparece de la vida de su esposa. Esto hizo que Blanco lo buscara y lo asesina en un cruce de disparos en Bogotá.
Darío Sepúlveda, de amante a marido y el padre de su hijo menor
A comienzos de los setenta Blanco crea su propia red de narcotráfico entre Estados Unidos y Colombia, además de su tienda de lencería, donde vende sus productos y utiliza a las modelos para que sirvan de 'mulas' para transportar droga.
En este momento aparece en su vida Darío Sepulveda, quien se volvió su amante cuando aún estaba casada con Alberto Bravo. Para Blanco, su nueva relación le abría la puerta a más negocios.
Sepúlveda es el padre de Michael Corleone, hijo menor de Blanco, quién al ver la adicción de Griselda con la coca, decidió llevarse a su hijo para protegerlo a Medellín. Esto provocó que la Viuda negra lo buscará y lo asesinará frente a Corleone en 1983, dos años antes de ser capturada.
Su imperio como madrina de la droga creció hasta tener el poder en Miami, donde se dice que ganaba unos 8 millones de dólares al mes. Su única compañía era su perro pastor alemán llamado Hitler, quien la acompañaba a todos lados.
Los socios de Griselda Blanco
Jorge ‘Rivi’ Ayala fue otro de los hombres en su vida, no en el amor, pero sí en los negocios. Era el sicario favorito de Blanco, un vallecaucano criado en Chicago, Estados Unidos, que inició su vida criminal como un ejecutor de bajo nivel y rápidamente ascendió hasta convertirse en un asesino eficaz y despiadado, lo que le ganó el reconocimiento de su jefe.
Su principal socio con el cartel de Medellín fue Rafael Salazar, alias Rafico, representante de la organización en Estados Unidos, y con quien sostuvo varias diferencias en el manejo del negocio ilegal. Sin embargo, Rafico fue la pieza clave para la administración de la expansión de su negocio en Norteamérica.
Para el FBI, Salazar fue partícipe de la muerte de Barry Seal, piloto americano que traicionó a Pablo Escobar, pero que años después colaboró con la justicia y ayudo en la captura de Jorge Luis Ochoa.
