Daniel Samper Ospina
30 Junio 2024

Daniel Samper Ospina

SI PETRO HUBIERA DICHO LA VERDAD

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Tengo un amigo de bota de gamuza marca Hevea y mochila arhuaca que esta semana me buscó porque necesitaba hablar con alguien para desahogarse.

—Mi tusa es más grande que la tusa de su cabeza —me dijo.
—¿Se separó?
—Pero desde hace años…
—¿Se quebró, entonces?
—Pero solo por dentro…
—¿Cómo así? —le insistí—, ¿qué le pasa?
—Es Petro…
—¿Petro? 
—Petro…
—Pero ¿acaso qué pasa con Petro: lo está chuzando?
—Peor que eso: me partió el corazón.

Durante hora y media se desató entonces en un monólogo intenso y dramático interrumpido de vez en cuando por unos angustiosos espasmos que amenazaban llanto: me confesó que desde siempre había sido un simpatizante de la izquierda; que en su juventud fumaba Mustang suelto; que su papá era votante de Gerardo Molina. Que celebró el triunfo de Petro como si la selección Colombia hubiera ganado el mundial. Y que toda esa ilusión se había convertido ahora en un pozo de decepción en el que no toca fondo.

—Al comienzo me mentía a mí mismo: me decía que recibir a Benedetti era una forma de no ser sectario, por ejemplo. Pero los escándalos de esta semana me superaron —me confesó.
—¿Y nunca sospechó de un político de izquierdas que usa zapatos Ferragamo? -lo recriminé. 
—No —me dijo—. Y me siento como un zapato.

Entonces concluyó con una frase dolorosa:

—Si Petro hubiera dicho en campaña lo que pensaba hacer como presidente, jamás habría votado por él. 

Tiene razón. Las decepciones que producen los políticos son culpa de ellos y no de los que les creen. En defensa de quienes culpan a los votantes de Petro por el desastre de este gobierno, me permití redactar el discurso de campaña que ha debido decir en la campaña de 2022, en caso de que hubiera sido sincero. 

“Compatriotas:

Dentro de poco llegará el día de ir a las urnas y no podemos perder la oportunidad de que nada cambie (y algunas cosas cambien para mal).

Los colombianos pueden estar seguros de que, una vez obtenga el poder, protagonizaré escándalos de todo tipo; me perderé en ausencias injustificadas por días; escribiré día y noche trinos provocadores que tengan mala ortografía. Y haré en la presidencia lo que criticaba desde la oposición.

En mi gobierno perderemos la oportunidad de organizar los Juegos Panamericanos; tampoco organizaremos los Intercolegiados; despediremos a decenas de militares experimentados ¡y en términos de seguridad daremos por perdido todo el Cauca, amigos caucanos! 

Lean mis labios: ¡haré trizas la paz con las FARC! ¡En mi gobierno pediremos perdón a las disidencias de esa guerrilla que traicionen el proceso y abandonaremos a su suerte a quienes lo cumplan! ¡No giraremos un solo peso! 

Pueden estar seguros de que pagaremos tres veces la nómina estatal y entregaremos por error una prima a los directivos del Ministerio de la Igualdad, ¡porque el nuestro será el gobierno de la improvisación! ¡Y los funcionarios de mayor poder serán activistas sin preparación!

Si quedo de presidente, me meteré en la guerra de Palestina antes que en la del Cauca; me cambiaré el nombre por el de Gustavo Berto. Y seré empático con la Segunda Marquetalia pero no con doña Segunda. 

Me comprometo a nombrar en las embajadas a funcionarios salpicados por escándalos de corrupción; a abrir la vieja sede de la FAO para que Armandito Benedetti la ocupe, así él sepa de alimentos lo mismo que yo sé de puntualidad, siempre y cuando guarde en silencio los secretos de campaña.

Me comprometo a dividirlos entre ricos y pobres y blancos y negros. Me comprometo a dividir la música entre música normal y música uribista. Los colombianos pueden estar seguros de que en mi gobierno resucitaré a Iván Márquez; le compraré el gas a Venezuela (para dar oxígeno a Maduro); aumentaré el precio de la gasolina, del diésel y de los peajes, y desfinanciaré al Estado: ¡porque en mi gobierno se despiporrarán las cuentas estatales! ¡Y no ejecutaremos los recursos!

Compatriotas: les juro sobre mármol que convocaré una Asamblea Constituyente. Que promoveré un gaseoso proceso constituyente para que la gente salga emberracada a la calle en caso de que las otras ramas de poder no me obedezcan o se hundan mis reformas. Me comprometo a comprar congresistas para hacer aprobar nuestras reformas, y a amenazar con cambiar el articulito, y a protagonizar otro escándalo de chuzadas, como lo hizo Uribe: ¡y a calificar como “uribista” a quien ose criticarme!

¡El mío será el gobierno de la igualdad! ¡Por eso me dará igual nombrar a Hollman Morris aunque a las mujeres les ofenda! 

¡Prometo que el cambio solo será de edredones y que los nuestros serán de pluma de ganso! ¡Y que culparé de los fracasos de mi gobierno a la prensa; al cúmulo de normas de los últimos doscientos años; al enemigo interno, al fuego amigo: ¡a los funcionarios uribistas que trabajan para mí! ¡Y al software!

Compatriotas: me comprometo ante ustedes a implantarme pelo y a taparlo con una cachucha que posteriormente declararé patrimonio cultural de la nación ¡porque el mío será el gobierno de los implantes capilares! ¡Y de los patrimonios culturales! ¡Exhibiremos en urnas todos los objetos que glorifiquen mi pasado guerrillero, duélale al que le duela!  ¡La espada de Bolívar! ¡El sombrero de Pizarro! ¡La sotana de Camilo Torres! ¡Y la mano de Iván Márquez!

¡Bienvenidos al cambio! ¡Les prometo que los escándalos de mi familia serán mucho mejores que los de otros presidentes! ¡Y que si agarran a mi hijo recibiendo dinero del Hombre Marlboro diré que no lo crie! 

¡Llamaré nazis a los judíos y prensa Mossad a los periodistas que me cuestionen! ¡Diré que la FLIP es de Pachito Santos! ¡Financiaré bodegas que difamen a mis críticos con el dinero de sus impuestos! ¡Con sus impuestos también contrataré a Nerú para que le haga masajes a mi esposa! ¡Calificaré como golpe blando toda postura de las Cortes o del Congreso que no me favorezca! ¡Y destruiré el sistema de salud, como si fuera un dominó: shu-shu-shu! 

¡Que las banderas rojas se alcen como el precio del dólar!

¡Me llamo Gustavo Petro y quiero que Laurita Sarabia sea su copresidenta!”

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