Las marcas imborrables que la minería ilegal está dejando a los cauces de los ríos Cauca y Samaná
Crédito: Ejército Nacional
Los químicos que son utilizados para la extracción del oro han afectado la fauna y la flora de varios municipios en Caldas.
El impacto ambiental es visible en tramos hasta de cuatro kilómetros en los caudales de los ríos Cauca y Samaná, que fluyen por varios municipios del departamento de Caldas.
Para profundizar
Lo que antes era una espesa y rica vegetación, hoy son grandes extensiones de terrenos desérticos, en los que sobresalen piscinas de mercurio y dragas que han sido instaladas para arrancar pedazos de una tierra fértil.
El verdor se ha ido; los animales, también. En la zona solo impera el poder de grupos ilegales que se disputan las ganancias de la minería ilegal y que a su paso están destruyendo la riqueza natural del país.
El daño ambiental ha unido a tropas de la Octava Brigada del Ejército, la Fiscalía, la Policía y la Corporación Ambiental en el objetivo de realizar operaciones especiales para detener estas acciones criminales.
Una de estas tareas en defensa del medioambiente ocurrió en la tarde del primero de noviembre en la vereda La Quiebra de Roque, en Norcasia, Caldas, a la ribera del río Samaná, donde varios hombres se dedicaban a extraer de manera ilegal el oro, lo que afectó más de 65 hectáreas de capa vegetal.
“Según las labores de investigación previas, diariamente extraían cerca de 450 gramos de oro aluvial, lo que al mes podría generar más de 5.000 millones de pesos”, afirmo el coronel Pedro Iván González, comandante de la Octava Brigada del Ejército.
Las operaciones en defensa de la naturaleza –según datos del Ejército– han llevado a la interceptación, en lo corrido del año, de 26 dragas y 15 retroexcavadoras, y la captura de 62 personas.
