¿Qué son las Águilas Negras? ¿Realmente existen?
A pesar de la desaparición física de las “Águilas Negras”, una organización sucesora de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) tras su desmovilización en 2006, desde entonces los panfletos no han dejado de aparecer con denominaciones como “Bloque Capital”, “Bloque Occidental”, “Bloque Norte” y “Comando Central”, las mismas que tenían los paramilitares en la época más temida cuando el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) era su aliado más importante.
Crédito: Wilmer Huertas
La CIDH ha emitido medidas cautelares para proteger a líderes sociales amenazados por este supuesto grupo paramilitar, la inteligencia estatal afirma que ya no existe y, mientras tanto, aparece un nuevo panfleto amenazando por primera vez a magistrados de la Corte Constitucional. ¿Quiénes son y dónde están?
Por: Redacción Cambio
Águilas Negras es un nombre que a lo largo de los últimos 15 años hemos visto reiteradamente en panfletos que no tienen la firma de un único cerebro criminal. Bien sea para amenazar a líderes sociales en diferentes regiones del país o para amedrentar a políticos de izquierda que han denunciado ante la comunidad internacional ejecuciones extrajudiciales y el paramilitarismo y su connivencia con las fuerzas del Estado. La inteligencia policial ha recopilado más de 280 de estos documentos apócrifos, cuyo contenido siempre señala que por medio de la muerte los van a callar. No obstante, la inteligencia asegura que el grupo paramilitar que existió entre 2006 y 2014 ya fue desmantelado.
Este lunes, y por primera vez, cinco de los nueve magistrados de la Corte Constitucional que despenalizaron el aborto en Colombia hasta la semana 24 de gestación recibieron uno de estos panfletos con la misma amenaza: declarados objetivo militar. Exhibiendo cada uno de sus nombres y apellidos en el pasquín, luego de expresar argumentos jurídicos contrarios al fallo, afirman que tienen ubicadas sus residencias, color y placas de vehículos y datos íntimos de sus familiares. Una amenaza nada menor si se compara con los cientos de panfletos de las autodenominas Águilas Negras que han circulado en momentos de tensión política e ideológica en el país.
Tal es la seriedad de las amenazas recibidas que las altas cortes emitieron un comunicado esta tarde denunciando los ataques que han recibido desde el pronunciamiento del fallo el 21 de febrero pasado, e instando a las fuerzas de seguridad del Estado a reforzar los esquemas de protección de los magistrados de la Corte Constitucional para "garantizar su vida e integridad personal."
Por ejemplo, en febrero de 2017 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) dictó una serie de medidas cautelares para proteger la vida del líder social Alberto Yepes Palacio y su hija. Él, como coordinador del Observatorio Colombia-Europa-Estados Unidos (CCEEU) recibió varios panfletos de las Águilas Negras justamente cuando estaba denunciando en la Corte Penal Internacional (CPI) ejecuciones extrajudiciales a manos de agentes del Estado. El Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado también ha denunciado ante ese organismo el modus operandi para intimidar a las organizaciones sociales en Colombia: “Es preocupante que las Águilas Negras, pese a no ser un grupo armado con presencia militar comprobada en ningún departamento, tengan la capacidad de amenazar a 260 personas en todo el país”, escribieron en 2014 cuando solicitaron protección ante la CIDH.
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“Es preocupante que las ‘Águilas Negras’, pese a no ser un grupo armado con presencia militar comprobada en ningún departamento, tengan la capacidad de amenazar a 260 personas en todo el país”, escribieron en 2014 cuando solicitaron protección ante la CIDH.
“Las características de los panfletos y la organización de los documentos no corresponden a los que tradicionalmente fueron utilizados por las Águilas Negras”, dice un informe de inteligencia de la Policía en el que también se detalla los nombres de quienes habrían sido sus cabecillas y que fueron capturados o asesinados por sus enemigos o la fuerza pública. El primer panfleto real de este grupo apareció en el Magdalena, luego en La Guajira, Bolívar, Norte de Santander, Caquetá y Antioquia, mismos departamentos donde operaron durante casi una década expandiendo franquicias a otros departamentos que heredaron esa forma particular de amenazar y lograr sus propósitos como desterrar a quienes consideraban sus enemigos ideológicos y que ponían en riesgo sus negocios ilegales.
A principios de diciembre de 2015, el presidente Juan Manuel Santos se refirió a esta práctica que pretende mantener vivo ese grupo paramilitar en el imaginario colectivo de los colombianos. “Son terroristas de extrema derecha que están amenazando a los defensores de derechos humanos, a los reclamantes de tierras, a un grupo de alumnos de sociología de la Universidad Nacional y a los profesores”, manifestó durante la primera Cumbre Iberoamericana sobre Derechos Humanos, Migrantes y Trata de Personas que se realizó en Bogotá. Un mensaje que estuvo acompañado con el anuncio de la persecución contra los autores intelectuales también llamados en ese momento “enemigos del proceso de paz” que se desarrollaba con la guerrilla de las Farc.
Mismo acuerdo que, una vez firmado a finales de 2016, incluyó el desmantelamiento de las organizaciones sucesoras del paramilitarismo. Una tarea que encabeza la Fiscalía y la Policía, pero que no ha dado muchos resultados en relación con las investigaciones sobre quiénes están detrás de estas amenazas y homicidios de líderes sociales a lo largo del país. De hecho, no existe una investigación penal que haya confirmado la autoría o el rostro de estas amenazas, aunque sí hay más de 50 investigaciones que indagan sobre quiénes están detrás de estos panfletos.
A pesar de la desaparición física de las Águilas Negras, una organización sucesora de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) tras su desmovilización en 2006, desde entonces los panfletos no han dejado de aparecer con denominaciones como Bloque Capital, Bloque Occidental, Bloque Norte y Comando Central, las mismas que tenían los paramilitares en la época más temida cuando el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) era su aliado más importante. Y aunque hoy parezcan personajes anónimos detrás de la pantalla de un computador digitando estas intimidaciones, es claro que buscan generar una agresión contra los magistrados de la Corte Constitucional que decidieron por mayoría en el marco de una democracia.