Fiscalía de Martínez Neira le habría puesto palos en la rueda a la visa de Jorge Enrique Pizano
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Días antes de fallecer, Jorge Enrique Pizano se enteró que la visa que había solicitado y que pudo haberle salvado la vida le fue negada.
El 8 de noviembre de 2018, hacia las 7:30 de la mañana, Inés Ponce de León, esposa de Jorge Enrique Pizano, lo encontró desvanecido en el piso del baño con los ojos abiertos y dificultad para respirar. Como pudo y con ayuda de una empleada y un trabajador subieron a Jorge Enrique en la parte trasera de una camioneta para llevarlo lo más pronto posible al Hospital San Rafael, de Facatativá.
Jorge Enrique Pizano Callejas, ingeniero civil de 56 años, bogotano y padre de Alejandro, María Carolina y Juanita, murió esa mañana luego de sobrellevar meses de angustia y desasosiego.
En computadores, USB y maletas llenas de archivos reposaban los resultados de sus investigaciones como controller del proyecto vial Ruta del Sol II. Sus últimos días estuvieron marcados por sus hallazgos estremecedores, los nombres de quienes allí estaban implicados, sumados a las deudas que lo agobiaban y el cerco de una persecución judicial que día a día parecía estrecharse más.
La visa que nunca llegó
Para ese entonces, Pizano ya había dejado constancia de sus hallazgos en varios escenarios. Ante sus exjefes en el Grupo Aval, en un Tribunal de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Bogotá, en la Superintendencia de Industria y Comercio y en la Fiscalía General de la Nación.
Y a tan solo unas semanas de su muerte, en el escenario que probablemente resulte ser el único trascendente, ante agentes del Federal Bureau of Investigation (FBI) que vinieron a Colombia para empezar a entender todo el entuerto de corrupción y pago de coimas en uno de los escándalos de corrupción más importantes de la región. Pizano tuvo dos reuniones en las que entregó su valiosa información a los investigadores extranjeros y estaba a la espera de que le fuera aprobada la visa para poder ingresar a los Estados Unidos, en donde esperaba acogerse a un programa de protección de testigos.
Su hija María Carolina le contó a CAMBIO que la expedición de dicha visa se vio entorpecida porque desde la Fiscalía habrían advertido que Pizano estaba en curso de una investigación: “Cuando mi papá estaba haciendo todos los trámites para la visa, junto a mi mamá, le negaron la visa porque supuestamente tenía una investigación, cosa que no era cierta, cosa que no estaba pasando”.
Más allá de notas de prensa, que empezaron a publicarse desde 2017, que daban cuenta de una inminente audiencia de imputación de cargos en contra de Pizano, esta nunca se llevó a cabo y para el momento en que él solicitó la visa no existía investigación formal en su contra.