COVID-19, tres pandemias y un solo virus verdadero
En estos dos años y medio largos de la crisis provocada por la covid-19 se desarrollaron tres pandemias simultáneas: la que provocó el virus, la del miedo y la del exceso de información, o infodemia.
María Fernanda Gutiérrez (*)
Fotos: Colprensa
Pandemia, ciencia y medios es el nombre de una charla en la que se ha intentado mostrar el problema que han tenido periodistas, científicos y el público en todo este proceso de la pandemia por la covid-19. Hemos tenido pocas oportunidades para analizar “en vivo y en directo” un problema como el que la humanidad ha estado viviendo desde noviembre de 2019, cuando desde China informaron la presencia de un virus de infección respiratoria, conocido por no tener gran impacto en la salud pública global, pero que por haber mutado se había convertido en una “cepa o variante” nueva, de cuyas consecuencias no se tenía claridad aún.
Desde ese momento, las casas farmacéuticas se alistaron para ofrecer pruebas de diagnóstico, vacunas y drogas; los científicos empezaron a abrir espacio en sus agendas para estudiar este nuevo virus; los periodistas activaron sus lógicas de producción de noticias para tener bien informado al público y la población se sumergió en un proceso de alerta que pronto cayó en el miedo, desbordando el comportamiento hasta traspasar el efecto del virus y pasar de una pandemia viral a una pandemia de pánico. Pero estas dos no fueron las únicas pandemias del proceso, los medios cayeron rápidamente en una tercera que fue dada por el exceso de información. Esto fue lo que conocimos como infodemia.
Fue así como vivimos dos años atravesando tres pandemias. La primera, que era realmente la importante, incluía el virus y su comportamiento inesperado. No solo por su patogenia entendida como la capacidad de producir enfermedad, sino por su virulencia, entendida como la capacidad de hacer daño y eventualmente conducirnos a nosotros, sus hospederos, a la muerte. A la patogenia y la virulencia le sumamos la gran capacidad de mutar lo que llevó a que aparecieran nuevas variantes, palabra utilizada para referirse a un virus similar al anterior pero que ha mutado o cambiado algunas de las letras que constituyen su información genética. Este comportamiento basado en la capacidad de mutar le permitió al virus “hacer lo que quisiera”, pues se encontraba en un medio ambiente lleno de personas susceptibles, permitiendo su rápido contagio y la aparición de la enfermedad.
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La población se sumergió en un proceso de alerta que pronto cayó en el miedo, desbordando el comportamiento hasta traspasar el efecto del virus y pasar de una pandemia viral a una pandemia de pánico.
De esta primera pandemia aprendimos que los virus hacen lo que “ellos quieren” y no lo que nosotros suponemos que deben hacer. Esta situación fue una de las causas por las cuales se peleaban los científicos con los periodistas, puesto que la pregunta obligada en cada entrevista era qué iba a pasar más adelante y cuándo terminaría esta pandemia. Dos alternativas tenían los científicos y en las dos no había sino problemas. Una era decir que ellos no sabían qué iba a pasar, lo cual fue mal interpretado por los periodistas, tildando al científico de petulante, orgulloso y egoísta. La otra opción era entrar en la especulación proponiendo alguna cosa, lo que terminaba siendo una invención y finalizaba cuando los periodistas y el público en general concluían que los científicos no tenían ni idea de lo que estaba pasando.
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La infodemia era imposible de controlar, pues cada vez teníamos más medios de comunicación, más personas alimentándolos, muchas interpretándolos y otras más leyéndolas.
Esta situación se debe a que es muy difícil poner de manera simultánea los resultados de los proyectos que buscan sustentar hipótesis hasta lograr encontrar las verdades científicas para entender los procesos con las lógicas de producción de noticias que, buscando informar y alertar, toman resultados científicos parciales como verdades absolutas.
La segunda pandemia fue la del miedo. A esta no nos vamos a referir, pues sentir miedo es propio del comportamiento humano y se utiliza como mecanismo para mantener la especie, lo cual es muy loable. Lo que no es tan bueno es tomar decisiones ante el miedo y no ante la realidad. Fue más fácil aceptar que frenar el miedo que rondaba en la población. Además, este llevó a la gente a obrar de manera exagerada, permitiéndose múltiples dosis de vacunas, usando trajes antifluido para llevar a pasear al perro al parque o pasar de manera voluntaria más de dos o tres meses encerrados en su casa para evitar contagiarse. Estos comportamientos exagerados probablemente ayudaron a frenar la multiplicación viral, lo que quizás logró disminuir en algo la presencia del virus en la población.
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Es muy difícil poner de manera simultánea los resultados de los proyectos que buscan sustentar hipótesis hasta lograr encontrar las verdades científicas para entender los procesos con las lógicas de producción de noticias que, buscando informar y alertar, toman resultados científicos parciales como verdades absolutas.
La conclusión a la que nos llevó esta pandemia del miedo fue que todo lo que se hiciera para frenar la pandemia podría ser de utilidad, de tal manera que por exceso nada se reprobaba mientras que por defecto las cosas no podían aceptarse.
La tercera pandemia fue la infodemia. Esta era imposible de controlar, pues cada vez teníamos más medios de comunicación, más personas alimentándolos, muchas interpretándolos y otras más leyéndolos. La necesidad de entender qué estaba pasando en un país con poca cultura científica, en donde antes de la pandemia no se sabía cuál era la diferencia entre un virus y una bacteria, un país donde una vacuna podría ser un chip para manejar la humanidad o donde las personas llegaron a pensar que el tal virus no existía y que, por el contrario, era una estrategia del gobierno para encerrarnos mientras ellos hacían alguna pilatuna que nosotros no debíamos observar.
En estos tiempos en que tanto se habla de democracia se hace evidente que para lograr una verdadera democracia un país necesita tener primero un conocimiento claro de las cosas para luego poder entrar a decidir sobre ellas de manera informada. No son los medios de comunicación los que tienen la tarea de fortalecer la cultura científica en nuestro país. Este es un problema cuya solución se inicia en el colegio y debe permanecer por el resto de la vida. Es muy importante que entendamos la ciencia y sus procesos para poder tomar decisiones asertivas, donde seamos capaces de ponerle límites a las decisiones y frenar la infodemia con posiciones críticas, informadas y con soportes científicos.
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El miedo llevó a la gente a obrar de manera exagerada, permitiéndose múltiples dosis de vacunas, usando trajes antifluido para llevar a pasear al perro al parque o pasar de manera voluntaria más de dos o tres meses encerrados en su casa para evitar contagiarse.
Cercanos a finalizar esta época de pandemias y para entender qué pasó desde finales de 2019 es importante lograr reunir tres verdades, las científicas, las periodísticas y las históricas. Las verdades científicas se encuentran en grandes cantidades en artículos publicados en estas famosas “revistas indexadas”, donde se difunden los resultados de las investigaciones. Las verdades periodísticas y las pandémicas son las que están aflorando ahora, cuando la historia nos empieza a mostrar quiénes tenían la razón ante tanta especulación. Es realmente la verdad histórica la que nos va a aclarar qué fue lo que sucedió y cuál su verdadero impacto en la sociedad. La historia se construye con la investigación y el tiempo, es por eso por lo que aún no podemos contar qué fue lo que pasó en la pandemia de la covid-19.
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Para lograr una verdadera democracia un país necesita tener primero un conocimiento claro de las cosas para luego poder entrar a decidir sobre ellas de manera informada.
¿Será que aprendimos la lección? Parece que no, pues con la viruela del simio estamos empezando a comparar este virus con el SARS-CoV-2, comportamientos que son muy distintos. Los medios vuelven a hacer las mismas preguntas, los epidemiólogos hacen conjeturas y la gente ya está sacando conclusiones apresuradas que rápidamente darán pie para que se generen de nuevo las tres pandemias.
(*) María Fernanda Gutiérrez es viróloga y directora ejecutiva de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales