El tortuoso camino hacia un acuerdo de cese al fuego con el ELN

El tortuoso camino hacia un acuerdo de cese al fuego con el ELN

Crédito: Ilustración: Yamith Mariño Díaz

El Gobierno no solo espera detener los enfrentamientos entre fuerza pública y el ELN, sino entre el ELN y las otras organizaciones armadas. El gran obstáculo es hacer coincidir lo que se opine en la mesa de conversaciones con lo que se decida en los territorios.

Por: Redacción Cambio

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Desde el pasado lunes 13 de febrero, delegados del Gobierno y del Ejército de Liberación Nacional avanzan en el segundo ciclo de negociaciones en México, luego de varias semanas de tensión tras el anuncio del presidente de decretar un cese al fuego bilateral sin contar con el respaldo del grupo guerrillero.

"Estamos seguros de que, durante el ciclo de Diálogos de Paz que comienza, se avanzará en los temas acordados y, al finalizar, saldrá fortalecido el liderazgo de la mesa de diálogos, el apoyo de la comunidad internacional y la confianza de la sociedad colombiana en el proceso", aseguró en un comunicado la Delegación de Paz del Gobierno.

En los últimos seis años, el ELN ha tenido cambios en sus frentes y en su comportamiento: ha realizado menos acciones contra la fuerza pública, pero ha aumentado sus enfrentamientos contra otras organizaciones al margen de la ley por el control de zonas estratégicas.

Según una investigación realizada por la Fundación Ideas para la Paz, la estructura del ELN ha recibido fuertes golpes por parte de las autoridades, lo que ha llevado a que el liderazgo recaiga en cabecillas más jóvenes, con menor formación ideológica y prácticas más violentas o arbitrarias contra la población civil, como el reclutamiento, el abuso sexual hacia menores y la siembra de minas antipersona.

Según las autoridades, el ELN ha fortalecido su presencia en las fronteras con Venezuela y Ecuador, en las cuales manejan el negocio del narcotráfico, la minería ilegal, el control de pasos fronterizos y el contrabando.

Lo que opinan los expertos sobre la negociación

Luis Eduardo Celis, investigador de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), asegura que el Gobierno como el ELN tienen interés en desarrollar estos diálogos en un ambiente distendido. “Para eso creo que van a trabajar en precisar lo que significa el cese de fuego y de hostilidades. Existe el antecedente de lo que se pactó en septiembre de 2017, antes de la venida del papá Francisco a Colombia, y que duró durante 100 días, desde octubre de 2017 hasta la primera semana del 2018, y que en términos generales fue cumplido por las dos partes”.

Andrés Sánchez, analista político, expresa que los antecedentes de los ceses al fuego que se presentaron bajo los gobiernos de Juan Manuel Santos e Iván Duque no disminuyeron los niveles de violencia en las zonas de injerencia del ELN, lo que  también llevó a varios incumplimientos por la falta de claridad de los voceros en la mesa para definir qué eran acciones ofensivas y defensivas.

En opinión de León Valencia, director de la fundación Pares, los representantes del Gobierno tienen claro que el tema del cese es primordial para dar garantías para avanzar en la mesa de negociación, un tema que tomará tiempo por el pensamiento de los delegados del ELN que manejan de una forma diferente lo tiempos en las negociaciones. 

Para Néstor Polanía, investigador de la Universidad Central, hay que tener en cuenta la falta de cohesión entre los integrantes que hacen parte de la mesa de negociación del ELN, donde no necesariamente están representados todos los sectores de la organización, lo que ha llevado a un corto circuito entre el Comando Central y los frentes guerrilleros. “Esta es la principal dificultad para avanzar en las negociaciones, como quiera que una cosa es lo que se negocia con los negociadores y otra cosa es lo que pasa en los territorios”.

guerrilla

Cómo lograr un cese al fuego

El general retirado Juan Carlos Buitrago dice que un cese bilateral del fuego debe ser el resultado de unas reglas claras donde se definan unos procedimientos, unos protocolos y unas zonas específicas donde haya suspensión temporal de las operaciones tanto por parte de las Fuerzas Armadas como por parte de las estructuras del ELN.

“Se requiere la presencia de un organismo como el Comité Internacional de la Cruz Roja para proteger y  garantizar los derechos fundamentales de la población más vulnerable que va a estar allí, precisamente en esas zonas donde se decrete el cese bilateral del fuego”, asegura Buitrago.

Andrés Sánchez recuerda que en anteriores negociaciones los integrantes del ELN frente a un aparente cese bilateral han continuado con sus acciones criminales, como la extorsión, el secuestro, y –en especial– el adoctrinamiento sobre el control territorial, una especie de cogobierno o de control local sobre la población y sobre las autoridades municipales.

En opinión de León Valencia, el gran reto de los delegados del Gobierno es lograr un cese al fuego no solo del ELN con las Fuerzas Militares, sino del ELN con las otras organizaciones ilegales, para llevar un alivio a las comunidades que se cruzan entre ambos fuegos.

“Los enfrentamientos entre los grupos armados no suelen estar incluidos en los protocolos y acuerdos del cese al fuego con el Gobierno. Sin embargo, estos escenarios son hoy los principales focos de violencia en el país, por lo que deben ser tenidos en cuenta para definir los parámetros de un nuevo cese”, asegura.

En opinión de Néstor Polanía, sin embargo, es importante que estos acuerdos sean definidos con la fuerza pública y con los organismos de seguridad del Estado. “Sería un cese bilateral imperfecto, en la medida en que se haga de manera unilateral entre el ELN y los negociadores del Gobierno sin la participación directa de la fuerza pública en la definición de esos protocolos y de esos territorios, como funcionó en La Habana”.

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