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¿Cómo cerrar la brecha digital en los colegios del país?
Los datos de conectividad escolar en Colombia aún siguen presentando enormes brechas que, a pesar de los esfuerzos tanto locales como nacionales, tanto públicos como privados, no han sido posible solucionar.
Por ejemplo, mientras que 9,3 % de las instituciones educativas urbanas no cuentan con conexión a internet y 14,7 % carecen de aulas de informática, el panorama rural es muy diferente: 79 % de las escuelas y colegios no están conectados y 60 % no tienen salones dispuestos para las habilidades digitales.
Esta información, recaudada por el Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana en 2023, muestra una realidad que los sucesivos gobiernos nacionales no han logrado resolver, y que ha estado marcada por la desidia y la corrupción, como en el sonado caso de Centros Poblados, en el que se perdieron 70.000 millones de pesos que debían ser destinados a llevar internet a las escuelas rurales.
El actual gobierno nacional se ha trazado una meta ambiciosa: Gabriel Jurado, viceministro de Conectividad del Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC), aseguró que a través del proyecto ‘Conectividad para escuelas rurales’ se pretende que “en 2026 el cien por ciento de las instituciones educativas públicas de Colombia tengan internet”.
Este proyecto está en cabeza de MinTic y Computadores para Educar, una alianza que en 2023 entregó “más de 60.000 computadores para el uso de estudiantes y docentes, y 1.033 laboratorios de innovación educativa, con una inversión de más de $82.000 millones de pesos”.
Más computadores, más conocimiento
Un ejemplo destacado de los esfuerzos que se adelantan en los niveles locales es el programa liderado por la Secretaría de Educación de Bogotá, que cerró la administración de Claudia López con la entrega de 134.000 tabletas y computadores con conectividad para los estudiantes de instituciones públicas de primaria y secundaria de la capital.
“Llegamos a la Secretaría el 1 de enero de 2020 y el 16 de marzo tuvimos que cerrar los colegios por causa de la pandemia. Entonces nos enfrentamos al desafío de llevar la educación a los niños, e iniciamos el programa de entrega de equipos para cerrar la brecha digital, con una meta inicial de 100.000 tabletas y computadores. Este propósito lo superamos ampliamente”, aseguró Edna Bonilla en el balance de su gestión.
La crisis sanitaria generada por la pandemia obligó a que los estudiantes de toda Colombia recibieran clases desde sus casas, lo cual demarcó un histórico punto de partida en la educación digital. Por primera vez para muchos, se vieron obligados a aprender a utilizar herramientas digitales para continuar con su educación, y todo parece indicar que estas habilidades llegaron para quedarse.
De allí que en las notas país de la prueba PISA 2022 adelantada por la OCDE se destaque que “los estudiantes colombianos manifestaron estar seguros de emplear herramientas tecnológicas para continuar su proceso de aprendizaje de forma virtual. Alrededor de 79 % de los estudiantes en Colombia se sienten seguros o muy seguros al usar un programa de comunicación por video”.
Sin embargo, las dos barreras principales, a pesar de los esfuerzos, son las bajas tasas de conectividad –especialmente rural– y el acceso a equipos modernos para que los estudiantes puedan aprovechar en su educación las bondades de las herramientas digitales.
La educación digital como derecho fundamental
El cierre de la brecha digital entre el estudiantado colombiano es un desafío que cobra mayor importancia cada con día que pasa. Hoy, los avances de la tecnología han hecho de la educación un campo en el que surgen continuamente nuevos desarrollos, algunos de los cuales significan una verdadera revolución, como la Inteligencia Artificial o la realidad virtual.
Por eso, el conocimiento y la práctica en estas tecnologías es fundamental para la competitividad de los estudiantes colombianos frente al mundo. La UNESCO prevé, incluso, que la adopción de herramientas tecnológicas “es una necesidad para garantizar la educación como un derecho humano básico”, y al mismo tiempo insta a los gobiernos a cerrar las brechas digitales “para ampliar el acceso a las oportunidades educativas y avanzar en la inclusión, mejorar la pertinencia y la calidad del aprendizaje, crear vías de aprendizaje a lo largo de toda la vida mejoradas por las TIC, reforzar los sistemas de gestión de la educación y el aprendizaje, y dar seguimiento a los procesos de aprendizaje”.