El progreso empieza con una cuenta bancaria
21 Junio 2023

El progreso empieza con una cuenta bancaria

Crédito: Finandina

De cuando en cuando aparecen empresas disruptivas y valientes que se atreven a agitar el mercado con una forma diferente de hacer las cosas. Este es el caso de Finandina, un banco de capital netamente colombiano, con más de 46 años en el mercado y que se rige a través de un propósito encaminado al aporte social.

Por: Contenido especial

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“Finandina contribuye al progreso de las personas, ayudando a sus grupos de interés a mejorar su calidad de vida, habilitando oportunidades a través de una banca ágil, amigable y ecoeficiente, que promueve una sociedad más inclusiva”, dice su gerente general, Orlando Forero.

Estamos hablando de un banco que se propuso acabar con su huella de carbono, que desarrolló una política laboral gracias a la cual ha sido distinguido por el Grate Place to Work, que pone en el mismo renglón su rendimiento financiero y su interés por el medio ambiente, que se convirtió en 100% digital y que se atrevió a lanzar productos con el ánimo verdadero de ayudar a la gente a progresar. Esto deja ver que la gestión de esta organización busca, más allá de la generación de valor económico, aportar a la comunidad.

En conversación con CAMBIO, Orlando Forero, explicó las razones que hacen a Finandina un banco pequeño que reta a los grandes.

¿Cuál es su visión sobre la sostenibilidad desde el liderazgo de Finandina? 

La sostenibilidad desde el enfoque del banco Finandina como ciudadano corporativo tiene tres ejes principales. El primero es el de actuar en el marco de un gobierno corporativo adecuado, promoviendo buenas prácticas, buen empleo, asegurando transparencia en nuestras actuaciones, no permitiendo actos que vayan contra la institucionalidad… Todo lo que tiene que ver con el buen gobierno de la organización. 

El segundo eje, que está muy asociado con el negocio, es la capacidad de generar empresas sostenibles desde el punto de vista económico. Los bancos somos agentes de crecimiento, así que cuando fijamos nuestra línea de acción hacia la banca digital y hacia la banca personal, lo que hacemos es convertirnos en un motor de desarrollo con buenas prácticas. En ese proceso, un punto importante es cambiar prácticas comunes en el mercado: por ejemplo, somos el primer banco que se vuelve 100% digital, con productos cero firmas y cero costos que facilitan la inclusión. Hoy tenemos el único producto de ahorro que le permite a un cliente abrir su cuenta digitalmente, no le cobramos cargo de manejo ni de administración, puede retirar las veces que quiera en cualquier cajero electrónico del país de cualquier marca, puede hacer el número de transferencias que desee, y todo a costo cero. Así, desde el desarrollo de nuestros productos generamos un negocio sostenible. 

Y el tercer eje, que es vital para Finandina, es la sostenibilidad medioambiental. Para mí, la sostenibilidad no está en hacer cosas que no tengan impacto, sino tener conciencia del impacto que tienen las cosas que hacemos, medirlo y compensarlo. Entonces, en Finandina hemos ganado consciencia de cuál es nuestro impacto. 

Así, para concretar la respuesta, la sostenibilidad es el pilar fundamental del desarrollo del negocio de Finandina en ese triple impacto como ciudadano corporativo responsable y consciente. 

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Orlando Forero, gerente general Finandina.
Foto: Finandina. 

¿Por qué Finandina tomó la decisión de trasladar su operación fuera de Bogotá y qué consecuencias ha tenido para la empresa?

Hace seis años, cuando tomamos la decisión de movilizar la operación, lógicamente esto tuvo un efecto sobre los empleados que vivían en Bogotá, así que definimos un proceso de transición en el que los invitamos a vivir a Chía y les ayudamos en esta etapa. A partir de esto, nos enfocamos en contratar principalmente personas de la región para generar empleo calificado en poblaciones rurales como Chía, Cajicá y Tocancipá, para causar poco desplazamiento y no congestionar más a Bogotá. Además, ofrecemos oportunidades de primer empleo y a personas que trabajan en negocios menos formales, como cultivos de flores o ventas ambulantes; y damos prioridad a la contratación de mujeres, de manera que hoy 60% de la planta de Finandina son mujeres, y muchas de ellas son cabeza de familia.

Finandina adelanta un programa de apoyo, llamado “Mujeres de poder”, encaminado a dar soporte a mujeres emprendedoras de la sabana de Bogotá. Hablemos sobre este esfuerzo.

Voy un poco atrás, porque todo se enmarca en la decisión de comprometernos legalmente a ser sostenibles. Este propósito no es obligatorio, pero nosotros quisimos darle formalidad, entonces nos volvimos un banco BIC (de Beneficio e Interés Colectivo). Somos el único banco en Colombia con un compromiso legal de ser sostenible, eso implica que la Superintendencia Sociedades puede verificar que estamos cumpliendo lo que dice la norma. Luego, decidimos certificarnos por un organismo internacional, y buscamos el mejor proceso para convertirnos en una empresa B, que son las que además de su rentabilidad buscan beneficios sociales y ambientales. Tardamos varios años haciendo el proceso de verificación y hoy somos el primer banco con certificación B en Colombia, el tercero en Latinoamérica y la empresa número 100 certificada como tal en Colombia. 

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Foto: Finandina. 

Así que empezamos a adelantar acciones concretas que nos permitieran seguir amarrando nuestra gestión alrededor de la sostenibilidad: nos volvimos carbono neutrales –ya llevamos dos años–, nos adherimos a ONU Mujeres e hicimos un trabajo de entendimiento de la falta de empoderamiento, capacidades y conocimiento que tienen algunas mujeres de la región. Así, emprendimos el programa “Mujeres de poder”, para darles herramientas para progresar: analizamos sus ideas y sus emprendimientos, y las acompañamos desde el punto de vista de liderazgo, asesoría contable y financiera, y productividad operativa. Entendemos que las mujeres que se liberan económicamente tienen el poder, aprenden a valorarse y a hacerse respetar, y comprenden –como dice una canción muy famosa por estos días– que son capaces de facturar y de tener el control de su economía.

Sumando todas las acciones que adelanta Finandina fuera de su negocio, ¿cuál de ellas le hace sentir a usted más orgullo?

La forma de hacer el negocio. Somos un banco pequeño que reta a los más grandes, les decimos que somos capaces de liberar a los clientes de ir a una oficina y que podemos hacer todo sin papel, logramos ofrecer una cuenta que no tiene costos para que los colombianos que encuentran fallas en el mercado vean que hay otra forma de hacer las cosas. Eso no nos va a hacer el banco más grande, pero sí nos permite decir que somos integrales, que somos sostenibles y que tenemos el proceso más justo de asignación de precios a nuestros clientes. Eso me llena de orgullo. Cuando usted cambia las prácticas de una industria tan importante como la bancaria y dice que sí es posible tener un producto 100% sin costos, empieza a ver cómo otros bancos reaccionan con decisiones similares. Y los beneficiados con todo esto son los colombianos. 
 

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