Cinco películas europeas de 1973 que deber verse sí o sí
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Este repaso le rinde homenaje a cinco películas europeas emblemáticas que cumplen 50 años en 2023.
Por Gustavo Valencia Patiño
Hace 50 años, en aquellos años 70, terminó de consolidarse lo que hoy se conoce como cine contemporáneo. Fueron años muy ricos en nuevas propuestas cinematográficas y, por lo tanto, vale la pena apreciar algunas de las más importantes y destacadas realizaciones, en esta ocasión entre las muchas buenas que se filmaron en Europa. De las que se estrenaron en 1973 se han escogido cinco con los criterios de calidad de la película, su temática y su tratamiento fílmico; la trascendencia e importancia que ha adquirido con el paso del tiempo; el director, ya si era famoso o si saltó a la fama con dicha película; premios obtenidos, que, aunque sólo son un punto de referencia, siempre inciden en su posterior promoción; el tema o la corriente fílmica que representa la película y su director, y por último, los efectos e influencias que generó la película. Las cinco seleccionadas están ordenadas según su fecha de estreno.
La ofensa, Sidney Lumet. Reino Unido. Estreno: 11 de enero.
El entonces ya famoso Sean Connery por su papel de James Bond intentaba alejarse de ese encasillamiento, y escogió al director de Filadelfia Sídney Lumet para que fuera a Gran Bretaña a dirigir La ofensa. Con él ya había trabajado antes en dos producciones. La película rápidamente se centra en el lamentable suceso de la golpiza que le está dando un sargento de la policía (Connery) a un sospechoso de violación y asesinato, y que termina con la muerte del acusado. A partir de este momento el relato se centra en el sargento y el interrogatorio al que lo someten las autoridades para conocer los motivos por los cuales actuó con tan extrema violencia.
Aquí se revela Sean Connery como un actor dramático que no se conocía hasta el momento, con cierta capacidad interpretativa para este papel que, tras su máscara de policía duro, resultaba ser un individuo atormentado y confundido en su interior. Finalmente, el público encontró un actor en un papel muy diferente al que venía viendo en la pantalla, por lo que la película no tuvo mucha aceptación. Además, tampoco funcionó su final abierto en el que no se supo si lo habían condenado o absuelto. Una serie de factores condujeron a esta realización al fracaso comercial, aunque con el paso de los años la película ha venido siendo revalorada en su justa medida, tanto por el guion y el drama que conlleva como por la particular interpretación de Sean Connery de este oscuro y confundido sargento.
Delicias turcas, Paul Verhoeven. Países Bajos. Estreno: 22 de febrero.
La película, una fogosa historia de amor entre un joven escultor (interpretado por Rutger Hauer), quien se hará muy conocido por este film, y una joven de mejor clase social, relata la pasión y vigor de aquellos años. Expone los nuevos conceptos de relación de pareja y convivencia, con una fuerte dosis de erotismo para narrar una soñada historia de amor. Si Love Story, filmada tres años antes en Hollywood, con todo y tragedia, fue el cenit del cine romántico del momento, Delicias turcas se convirtió en la versión desenfadada, sensual y ligera de aquel clásico del cine. En ambas la protagonista muere de manera prematura. Por asistencia y taquilla fue la película neerlandesa más exitosa de la historia. Nominada para el Óscar a mejor película extranjera, fue elegida por el público como la mejor del siglo. La producción contó con una trilogía de éxito pocas veces vista: director, actor y productor. Su director, Paul Verhoeven, tendría otros logros en que el protagonista era Rutger Hauer; con el triunfo alcanzado pronto cada uno de ellos emigraría a Hollywood, donde los esperaban éxitos aún mayores: Robocop y especialmente Instintos básicos, con aquel famoso y provocativo cruce de piernas de Sharon Stone. A Hauer (1944-2019) con más de un centenar de películas, se le recuerda, principalmente, por su papel en Blade Runner de 1982 junto a Harrison Ford. El productor, Rob Hower, neerlandés y también otro triunfador, se encontraba presente en 1962 en el Festival de Cortos de Oberhausen, donde se redactó y fue uno de los firmantes del conocido Manifiesto con el que comienza el Nuevo Cine Alemán; se quedó en Alemania en aquella década de los 60 realizando grandes películas del renacer del cine germano y en los 70 volvió a su país para producir grandes éxitos, empezando con Delicias turcas.
Amor y anarquía, Lina Wertmüller. Italia. Estreno: 23 de febrero.
El guion, escrito por la directora, narra la particular situación de un joven campesino y anarquista que viaja a Roma con el fin de matar a Benito Mussolini. Su contacto es una prostituta y se vuelve muy cercano al personal que allí trabaja. Además se enamora de otra jovencita cercana. En ese ambiente tan particular y llamativo la directora realiza una puesta en escena con mucho vigor, captando el mundo cotidiano de las prostitutas con secuencias muy creativas y recursivas, con todo el escándalo, griterío, agresividad y vulgaridad propios de dicho ambiente, en el que se mueve una cámara muy ágil que capta en diversos planos y enfoques este particular mundo al que ha llegado este campechano anarquista que interpreta Giancarlo Giannini.
Detrás de todo este aparatoso, burlesco, ruidoso y simpático relato hay un fondo político en el que la directora muestra el régimen fascista en todo su esplendor y a la vez en toda su ferocidad y brutalidad, encarnado en un admirador de la prostituta coprotagonista, quien pertenece a las Camisas Negras, miembro de la seguridad del Duce, tan macho alfa como sanguinario y fanático del régimen, algo que nunca gustó y que hizo que los temas políticos de Lina Wertmüller siempre resultaran incómodos, al igual que sus tesis feministas de otras realizaciones. Sin embargo, la más radical en sus planteamientos ideopolíticos, la conformación de su narración y puesta en escena es Amor y anarquía; fue la más incisiva y la que más irritó en los círculos conservadores y, a su vez, sobra decirlo, la de mayor acogida en amplios sectores sociales.
Como detalle curioso vale anotar que el título original en italiano es bastante más largo: Film d'amore e d'anarchia, ovvero: stamattina alle 10, in via dei Fiori, nella nota casa di tolleranza... (Película de amor y anarquía, es decir: esta mañana a las 10, en via dei Fiori, en el famoso burdel ...)
La gran comilona, Marco Ferreri. Italia. Estreno: 20 de mayo.
Cuatro amigos, interpretados por Marcelo Mastroianni, Michel Piccoli, Ugo Tognazzi y Philippe Noiret (cuatro de los más importantes grandes actores europeos de aquella época) se reúnen en una antigua mansión con el ánimo de comer hasta morir y, además, contratan a tres prostitutas para que los acompañen en el arrebato y desenfreno que han ideado. Aunque ni siquiera ellas lo soportan y pronto se escapan, solo se queda una joven profesora que no hacía parte de los planes y que se goza este particular acontecimiento, encarnado por la sensual y atractiva Andrea Ferréol, muy alejada de los cánones de belleza femenina imperantes en esos años, quien, con su encantador erotismo, rápidamente se roba el show en su debut en el cine.
Muy pronto la narración se convierte en un exceso de gula y lujuria y a su vez en una muy ácida crítica de la sociedad de consumo, en un film provocativo y mordaz, incluso a veces grotesco y extravagante. El guion lo escribió Rafael Azcona uno de los principales guionistas que ha entregado el cine español, y que desarrolló con el director Marco Ferreri una estrecha colaboración que duró más de 30 años en más de 15 películas. Una gran conjunción de factores inciden en la calidad de la película, un relato bastante irreverente, cáustico e inmoral para su época, que con el tiempo ha adquirido una gran importancia.
La noche americana, François Truffaut. Francia. Estreno: 24 de mayo.
Truffaut, junto al recientemente fallecido Jean-Luc Godard, son los dos directores más representativos de la muy conocida Nueva Ola francesa que este año cumple 65 años de haberse iniciado. Esta película es un especial homenaje al cine mismo, pues relata el rodaje de una película en la que el director es él mismo; es lo que se ha llamado el cine dentro del cine y en esta realización se cuentan muchos de los trucos a los que se recurre en una filmación, algo que gusta mucho entre el gran público. Además de revelar los diversos intríngulis, trucos y efectos de toda filmación, con los problemas y dificultades personales que surgen necesariamente entre las numerosas personas que conforman el equipo de rodaje, como sus amoríos y odios, los problemas financieros con el productor, el delicado manejo de los actores y de la diva protagonista, en este caso la hermosa Jacqueline Bisset.
En fin, un sinnúmero de detalles que sólo conoce quien ha estado inmerso en muchos rodajes y sabe muy bien el múltiple papel que cumple un director, puesto que no sólo dirige en el set la filmación sino que también debe desempeñar muchísimas más tareas que muy bien describe el director, con la experiencia y conocimiento que le entrega el haber estado al frente de más de una docena de largometrajes antes de llegar a este. Esta es una de las películas más representativas del estilo y concepto fílmico de François Truffaut, uno de los más grandes del cine francés y figura emblemática de aquel movimiento conocido como la Nouvelle Vague. Ganó diversos premios con esta realización, entre ellos el Óscar a la mejor película extranjera.