5 Mayo 2022

Pier Paolo Pasolini, el cineasta que confrontó a los poderes de su tiempo.

Italia conmemora este año los cien años del nacimiento de Pier Paolo Pasolini, polémico escritor y director de cine considerado como uno de los intelectuales más importantes del siglo XX.

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Por Gustavo Valencia Patiño

Se conmemoran los cien años del nacimiento de uno de los directores más polémicos y controvertidos que ha entregado el cine italiano. Hijo de su tiempo, es decir, nacido y crecido en pleno desarrollo de una serie de ideas y planteamientos políticos sobre la profunda desigualdad social de su país, el joven Pier Paolo resulta muy sensible a esta problemática social y proclive a las tesis y propuestas del creciente Partido Comunista Italiano, que al terminar la guerra surge como la mayor organización política del país con más de dos millones de afiliados, al que muy pronto se iba a vincular este joven, asimilando rápidamente el pensamiento marxista, con talento literario por el que se hará muy conocido, mucho antes de incursionar en el cine.

La temática principal tanto de sus libros como de sus películas: la injusticia social, la denuncia de la miseria de un sector de la población y el punto más álgido, la condena a una organización clerical, la Iglesia católica, que se ha olvidado de los pobres y necesitados y sólo se dedica a las apariencias y a salvaguardar su estatus y posición de Poder. Algo por lo que será perseguido y odiado, incluso condenado a la cárcel.

El evangelio según San Mateo, uno de sus puntos más altos en cuanto lirismo visual, sencillez y profundidad para transmitir ciertas ideas de corte humanístico muy propias de Pasolini, que también se encuentran en dicho evangelio. Una puesta en escena despojada de toda artificialidad, en abierto contraste con los espectáculos que principalmente el cine de Hollywood acostumbra a presentar para referirse a estos mismos momentos bíblicos. El mundo cinematográfico fue sorprendido por el hecho de que este declarado ateo y comunista pudiera filmar algo así, no sólo en términos fílmicos sino principalmente con dicho contenido.

Con "El evangelio según San Mateo" sorprendió al mundo cinematográfico por el hecho de que este declarado ateo y comunista pudiera filmar algo así, no sólo en términos fílmicos sino principalmente con dicho contenido.

Comunista, hereje y homosexual, con sólo uno de estos tres aspectos ya era suficiente para tener todo en su contra al enfrentarse a la vez a los políticos corruptos, a la intolerancia clerical y a la cultura de la homofobia (en 1949 fue expulsado del Partido comunista por su homosexualidad). Estuvo en un fuego cruzado del que necesariamente salió maltrecho. Si logró subsistir fue antes que nada porque como director de cine logró grandes éxitos, es decir, contó con el apoyo de la poderosa industria fílmica italiana que cosechó buenas ganancias con este director, quien parecía disfrutar de cierta manera con los constantes ataques que recibía de distintos frentes.

Sin embargo, este intelectual de izquierda, inteligente y talentoso con la pluma y con la imagen fílmica, comunista y ateo, que tanto fustigó a la organización clerical, generó cierta paradoja política y religiosa pues mantuvo siempre una particular atracción por la figura de Cristo y lo que planteaban al respecto los evangelios. Ese fue uno de los motivos por los que llevó a la pantalla grande su particular versión de El evangelio según San Mateo (1964), que sigue siendo una de las más líricas y profundas cintas sobre el particular, alejada de todo el fasto y pomposidad que el cine comercial siempre les ha imprimido a estos temas bíblicos. El periódico L’Osservatore Romano la calificó como una de las más bellas jamás rodada sobre la vida de Jesús. Un año antes, por su cortometraje La ricotta había sido acusado por la Iglesia de desacato a la religión y condenado a cuatro meses de prisión, que evitó con el pago de una multa.

Sus comienzos fílmicos

En 1961, con Accattone, su primer film, sorprende por su contenido político y su concisión fílmica. Siempre se ha dicho que en la primera realización se conoce lo que va a ser cada director y aquí se encuentra el Pasolini de todas sus películas, con su estilo de grandes planos o de tomas fijas que abarcan un gran espacio visual para hablar de las condiciones de vida de ciertos sectores populares.

Accatone
Fotograma de la película "Accattone".

Está escenificando una Italia que nadie quería ver ni aceptar, que no se encontraba en las tarjetas postales ni en las guías turísticas. Una pobreza y miseria de muchos seres humanos, en condiciones impensables en una supuesta nación italiana que había emergido de las ruinas, que se reconstruía y progresaba a paso firme. Venir a desmentir todo esto de manera directa y sin concesiones era algo que se apartaba de lo normal y que atentaba contra la tranquilidad de conciencia de más de uno de creer que todo era una maravilla.

Comunista, hereje y homosexual, con sólo uno de estos tres aspectos ya era suficiente para tener todo en su contra al enfrentarse a la vez a los políticos corruptos, a la intolerancia clerical y a la cultura de la homofobia.

Su siguiente film, Mamma Roma (1962), continúa en esta misma línea, ahora con la gran actuación de Anna Magnani, que de cierta forma se roba el show, para proseguir con esta puesta en escena de los desamparados y pobres que aspiran a mejorar su condición económica. En 1963 con el corto La ricotta genera todo el escándalo, acusación y condena por realizar un divertimento sobre la crucifixión, hecha por un equipo de filmación que está rodando precisamente este suceso bíblico. El director del equipo es el famoso Orson Welles y el burlesco hoy en día no dice nada, pero en aquel entonces… tuvo que pagar multa para evitar la cárcel, aunque después la sentencia se declaró nula por un tribunal de apelaciones.

Mamma Roma
Anna Magnani y 

En 1964 rueda El evangelio según San Mateo, uno de sus puntos más altos en cuanto lirismo visual, sencillez y profundidad para transmitir ciertas ideas de corte humanístico muy propias de Pasolini, que también se encuentran en dicho evangelio. Una puesta en escena despojada de toda artificialidad, en abierto contraste con los espectáculos que principalmente el cine de Hollywood acostumbra a presentar para referirse a estos mismos momentos bíblicos. El mundo cinematográfico fue sorprendido por el hecho de que este declarado ateo y comunista pudiera filmar algo así, no sólo en términos fílmicos sino principalmente con dicho contenido. Las paradojas del humanismo a nivel religioso y social, con sus puntos de intersección.

Termina este primer período de su cine con un documental de 1965 Comizi d'amore, conocido como Encuesta sobre el amor, aunque más que sobre amor es una serie de preguntas sobre sexo. Un documental muy interesante que casi nadie comenta porque no lo conocen y ayudan sin querer a que se mantenga en el ostracismo esta realización que reviste un carácter importante, pues entrevista a diversos sectores de la sociedad italiana. Y aunque se amedrantan con la cámara y las preguntas sobre sexo los intimidan aún más, sus respuestas además de reflejar un real estado del momento, también señalan lo que iba a cambiar en el futuro inmediato y lo que significaban la moral cristiana y burguesa en este contexto.

El guionista

Pasolini fue coguionista en 1957 de Las noches de Cabiria, de Federico Fellini, época en que está entregado a la creatividad literaria, así que esta experiencia le sirvió de mucho para poder luego ser el guionista de todos sus primeros trabajos, en los cuales se le observa como el guionista de secuencias sueltas que, en su conjunto, más que lograr una historia conforman una buena descripción de los hechos que quiere plantear. En donde ya se le puede apreciar su experiencia y madurez en la materia es en Pajaritos y pajarracos (1966) en la que dibuja de nuevo la diversidad de la condición social con hincapié en los pobres, en el que introduce el cuento que relata un cuervo sobre un par de frailes franciscanos.

Que un representante de la izquierda y además homosexual, viniera a plantearlo era algo inaceptable y produjo un gran repudio entre los sectores más puritanos y conservadores de la Italia de aquel entonces.

En 1968 logra con Teorema una especial conjunción entre lo que quiere plantear en el guión y su talento visual, para dejar que la imagen fílmica con su capacidad descriptiva sea la que narre y conforme el relato que ha creado. Es decir, muchas imágenes y gran economía de palabras, pues el cine antes que nada es imagen y no diálogos y diálogos como la televisión ha impuesto. Este aspecto de Pasolini de saber hablar con la imagen es algo que poco se comenta. Igual sucede con su talento visual para saber expresarse a través de la imagen y con ella misma crear una especial estructura narrativa, que aquí en Teorema confirma y se afianza en dicha capacidad para sus posteriores trabajos.

Teorema

Teorema confronta de manera directa el tema de la represión sexual en sus diversas formas. Por ejemplo, en la sublimación de esa represión en arrebatos místicos y religiosos, o en adulterio desenfrenado. Es decir, se trata de un alegato fílmico contra las normas establecidas social y culturalmente a nivel de sexualidad, al ponerlas en tela de juicio. De paso también es un cuestionamiento de ciertos valores religiosos que no se veían en cine. Que un representante de la izquierda y además homosexual, viniera a plantearlo era algo inaceptable y produjo un gran repudio entre los sectores más puritanos y conservadores de la Italia de aquel entonces.

Así que siempre creativo y muy particular con los guiones que escribió, también intentó explorar con adaptaciones teatrales con las tragedias griegas de Edipo rey (1967) y Medea (1969). Tras estas adaptaciones teatrales, luego pasó a las literarias con El deacamerón (1970), Los cuentos de Canterbury (1972) y luego versiona algunos episodios de Las mil y una noches (1974), todas estas realizaciones grandes éxitos de taquilla, hasta llegar en 1975 a la adaptación libre de Saló o los 120 días de Sodoma, del marqués de Sade.

Decamerín
Fotograma de "El decamerón".

Saló es antes que nada una confrontación directa contra todos los tabúes que la cultura occidental posee en materia sexual, de tal forma que el espectador se ve enfrentado a sus más íntimos criterios y principios inculcados por la sociedad en que ha crecido. Además, lo que hace aún más fuerte e impactante la película es la forma visual como se presenta. Planos fijos y frontales con un gran campo visual donde transcurre la acción, de larga duración, que no permiten ni pestañear y que sólo cuando cambian y dan paso a otra escenificación, permiten un momento de respiro, para prepararse para la siguiente secuencia, que será más fuerte y violenta que la anterior, siempre de la misma forma, toma fija y con mucho tiempo de duración. Una cinta que casi a los 50 años de su filmación sigue ahí confrontando recónditos y ocultos aspectos de todo ser humano.

Con esta conmemoración resulta más que importante volver a revisar y a recordar su obra. Antes que nada, por rescatar la esencia de su trabajo y por la que se hizo famoso, que se verá subsumida por el escándalo mismo que produce su nombre, por su última película y, además, por las oscuras condiciones de su asesinato, aún sin resolver, que parecen importar más que su mismo legado fílmico y temático.

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