El corto sobre la precursora del cine para adultos en Colombia que brilla en los festivales

Cortometraje' La Noche del Minotauro'

Crédito: Cortesía: Crisálida Cine

25 Abril 2024

El corto sobre la precursora del cine para adultos en Colombia que brilla en los festivales

'La Noche del Minotauro', el segundo cortometraje de la directora paisa Juliana Zuluaga, ganó el premio a mejor documental latinoamericano en el festival de cine de Mar del Plata: el más importante de la región. CAMBIO la entrevistó.

Por: Juan Francisco García

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La semana pasada, en el Festival Internacional de Cine de Cartagena (FICCI), se estrenó La Noche del Minotauro, cortometraje colombiano sobre la precursora del cine porno en Colombia. La sala estuvo llena, pues el corto había ganado el premio al mejor cortometraje en el festival de cine de Mar del Plata: el más importante de la región. 

En la página web del FICCI el corto se promociona junto con la siguiente sinopsis: "Con una rebeldía, tal vez heredada y bellamente sostenida, la directora de esta película comparte la historia de su abuela, Luz Emilia García, precursora del cine porno en Colombia. Como marco, un pueblo que goza de un faro entre las montañas, criaturas extrañas que habitan el bosque, y noches envueltas en la voz del viento".

En efecto, es un relato íntimo, contado en primera persona, sobre la precursora del cine porno en Colombia. Juliana Zuluaga, la directora, compiló imágenes de archivo familiares para sacar a la luz las orgías lésbicas que ocurrían en el pueblo –cuyo gozo y desenfreno resultaba en películas porno– de su abuela: ese rincón fantasmagórico, clavado en las montañas, alumbrado por un faro y al que iban a morir los pájaros. 

Fotograma de La Noche del Minotauro

Además del gozo estético por el ritmo, la poética y las imágenes que logra Zuluaga, al terminar de ver su corto predomina la curiosidad sobre Luz Emilia García, la irreverente precursora que en internet no existe. ¿Qué pasó con ella? ¿La metieron presa? ¿Se hizo famosa en otras latitudes? ¿Se hizo rica y no volvió a filmar? ¿Se borró de la faz de la tierra? ¿En dónde están sus películas? ¿Cómo se ven? ¿En dónde se han proyectado desde que salieron a la luz, en los años setenta? 

Para seguir con la indagación, contactamos a la directora de La Noche del Minotauro que, entre otras cosas, nos reveló que todo es ficción. Que su abuela real ni siquiera sospecha que su nieta está triunfando por el mundo, gracias a hacerla pasar por la precursora del cine porno en Colombia… 

Lo bueno es que no fuimos los únicos en resbalarnos con la trama y el experimento de Zuluaga. 

CAMBIO: Sé que el corto ha estado en varios festivales –Nueva York, Cartagena, Río de Janeiro–. ¿Cómo ha sido el recibimiento del público?

Juliana Zuluaga Montoya: Ha sido muy loco porque el corto fue algo muy sencillo. La invitación de unos amigues de Medellín. No pensé que iba a tener el alcance que ha tenido. El estreno fue en el festival de Mar del Plata, en el que se ganó el premio a mejor cortometraje latinoamericano. A mí me ha parecido lindo, sobre todo por las conversaciones. Porque claramente por el tema del corto y la forma, se conecta mucho con mujeres o personas disidentes, feminizadas, que es el público que más me interesa en este momento. Me ha gustado mucho conversar sobre la construcción del corto, que es ficcional...

CAMBIO: ¿Cómo fue el proceso de hacerlo?

J.Z.M.: Yo hace tiempo vengo interesada con el posporno y empecé a buscar información sobre las precursoras del cine porno en Colombia y me di cuenta de que no había mucha información; generalmente los cargos eran siempre desde la actuación y a mí me parecía muy importante que fuera desde la mirada. Entonces me inventé una abuela, tomé un montón de material de archivo, me apropié de él y de la mano del proyecto de archivo familiar Archivo Shub, de donde salen la mayoría de las imágenes del falso documental, realicé el corto. 

Fotograma La Noche del Minotauro

CAMBIO: ¿Cómo es la línea entre el falso documental y el documental realista? ¿La gente se ha confundido?

J.Z.M.: Mira que me ha parecido un ejercicio muy interesante, sobre todo porque ahora estoy muy interesada en los límites de la ficción y de lo que llamamos “lo real”. Es maravilloso ser consciente de esa gran herramienta, como esa potencia que tiene lo cinematográfico y el poder jugar con ciertas sensaciones que genera el lenguaje. 

Por ejemplo, en este caso me parece muy loco porque yo, cuando estaba haciendo el corto, tomé la decisión de nunca revelar el aspecto ficcional. Por eso hablar en primera persona, que los materiales sean de archivo me parece muy interesante. Por ejemplo, el archivo tiene una connotación de que dice la verdad. Es una narrativa muy oficialista e historiográfica que hace que le demos un valor de verdad al archivo. Me parece muy estimulante apropiarnos del archivo y construir memorias imaginativas. Me interesa mucho sacar nuestros cuerpos del lugar del dolor y sufrimiento. Es muy chistoso que mi abuela, una mujer de 86 años, así muy paisa… Pienso que es como un juego: ¿cómo es crearte tu propia historia y cómo eso puede incidir en la historia colectiva y así crear otros referentes?  

Cuando estaba haciendo el corto y pensé en si revelar o no el artificio, pues pensé que igual no le estoy haciendo daño a nadie. Mi abuelita todo bien, el archivo no tiene problema, es un ejercicio de apropiación libre.

Lo que quiero es crear otras posibilidades, otros mundos, y no reafirmar el que ya existe. 

CAMBIO: ¿Qué referencias tuvo para su corto?

J.Z.M.: Más que referentes cinematográficos me referencié más, sobre todo en el tono de la voz, en narraciones góticas, en una chica ecuatoriana que se llama Natalia García, en Mónica Ojeda, Mariana Enríquez, son de una literatura que me gusta mucho: un tono gótico, pero en contexto latinoamericano, con idiosincrasias muy propias que me interesan mucho. Son una mezcla de géneros entre lo terrorífico y misterioso con rasgos culturalmente más propios. 

CAMBIO: ¿Su abuela vio el corto?

J.Z.M.: No, mi abuela todavía no lo ha visto. Pero ella y mi familia saben del corto, y con las entrevistas que me han hecho, pues están muy orgullosos. 

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