"Hacer cine en Colombia es una tarea quijotesca": entrevista con el director de 'La Suprema'

Laureana, la protagonista de La Suprema, es una adolescente que quiere a como dé lugar ser boxeadora para devolver a los mapas a su pueblo.

Crédito: Cortesía: La Suprema

27 Mayo 2024

"Hacer cine en Colombia es una tarea quijotesca": entrevista con el director de 'La Suprema'

Esta película esperanzadora, sobre un pueblo olvidado que se mete en el mapa a raíz de una pelea de boxeo, es otra de las películas colombianas que perdió la pelea contra la exhibición. CAMBIO habló con su director sobre el oficio de hacer cine en Colombia con la taquilla siempre en contra y en números rojos.

Por: Juan Francisco García

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La Suprema tuvo su premiere mundial en el reconocido festival de cine de Toronto (TIFF). Y en Colombia en el Festival Internacional de Cine de Cartagena (FICCI), en donde ganó el premio del público. También ganó el Premio del Público en el Festival de Cine de Huelva y obtuvo un premio de postproducción en Cuba. 

Es una película pulida y esperanzadora que, si bien no entra en la categoría de cine comercial, tampoco es una película independiente. Sin embargo, como casi todas las películas colombianas, ha sufrido mucho en taquilla: le quedan pocas semanas en salas. Esto piensa su director, Felipe Holguín, sobre el estado del arte de hacer cine en Colombia. 

CAMBIO: ¿Hacer cine en Colombia, en términos de taquilla, es filmar la crónica de una muerte anunciada?

Felipe Holguín: Sí, un poco. En Colombia hacer cine es una tarea quijotesca. El gran problema es que el cine colombiano no consigue aún conquistar a la audiencia colombiana. Competir contra grandes producciones internacionales y taquilleras para el cine independiente colombiano es misión imposible. Y no podemos vivir sin las audiencias.

CAMBIO: ¿Somos el país de El paseo? ¿Por qué las películas independientes difícilmente superan dos semanas en cartelera?

F.H.: Bueno, principalmente por la audiencia. Porque los colombianos, en términos generales, no le apuestan a ver películas colombianas por encima del cine internacional. Sobre todo, hoy, cuando el cine está al alcance de todos en un celular o un computador. Es difícil motivar a la gente. También es que las producciones colombianas no tenemos el suficiente alcance, presupuesto, para llegarles a las audiencias masivas. Los que finalmente determinan ese tiempo son los exhibidores, no los distribuidores. Los exhibidores miran solo números, y si tu película no es negocio para ellos, sale de cartelera. 

CAMBIO: ¿Qué medidas debería tomar el Gobierno para incentivar la distribución de las películas independiente? 

F.H: Yo creería que vendría bien un espacio exclusivo para el cine nacional. Una sala de cine en donde no compitiéramos contra las grandes producciones y en donde se nos asegurara, de cierta manera, un tiempo mínimo para que el público colombiano las pueda apreciar. Algo así como una sala de Proimagenes Colombia para seguir apoyando su cine más allá de la producción y la promoción, un apoyo también para la exhibición, donde también se genere recaudo.

CAMBIO: ¿Tiene algún ejemplo en la región en la que hacer cine no sea una quimera?

F.H.: Hacer cine en las regiones es sacar las uñas y lucharla. Hay que ser muy constante y conseguir mucha ayuda, muchos amigos que se embarquen y crean en tu sueño, en tu visión. 

CAMBIO: ¿Cuántos espectadores fueron a ver La Suprema?

F.H.: Estamos llegando a los 7.000 espectadores. Seguimos en la Cinemateca, en Bogotá, y algunas funciones especiales. 

CAMBIO: ¿Vender las películas a las plataformas es un alivio o un incentivo perverso?

F.H.: Todo espacio, ventana de exhibición y oportunidad para mostrar la película es bienvenida y necesaria. Nuestra intención siempre es que nuestras películas sean vistas por la mayor cantidad de gente posible. Y las plataformas son fundamentales para esto.

CAMBIO: Más allá del recaudo económico, ¿qué opinión tiene del momento del cine colombiano?

F.H.: Es un muy buen momento. Estamos muy sanos, compitiendo internacionalmente. Hay un gran nivel, grandes narradores y muchas historias por contar. El apoyo está, las ideas, las narrativas. Lo que nos falta es persuadir aún más a nuestra propia gente.

CAMBIO: ¿Es hacer cine una forma entretenida de hacerse pobre?

F.H.: No, para nada. No lo veo así. El cine es un arte, pero al final es un negocio, y debe verse y entenderse así. No tiene una sola arista. Si un cineasta no entiende que este debe también funcionar como negocio, entonces tal vez esa afirmación sea cierta para esa persona.

CAMBIO: ¿Por qué ir a ver La Suprema en las salas que quedan?

F:H.: Porque es una historia que se narra desde lo regional, pero que llega a las audiencias de forma universal. Es una historia colombiana, optimista, esperanzadora, que invita a la reflexión desde la resiliencia y el trabajo en equipo. Unidos somos más fuertes. Ojalá toda Colombia la pueda ver.

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