La Media Torta y los escenarios móviles: éxito rotundo de la cultura en Bogotá

Crédito: IDARTES

29 Junio 2024

La Media Torta y los escenarios móviles: éxito rotundo de la cultura en Bogotá

La Media Torta, el Centro Cultural Compartir y los escenarios móviles son tres casos de éxito en la cultura de la ciudad. Les contamos su historia y funcionamiento.

Por: Redacción Cambio

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Entre 2.500 y 3.000 actividades culturales al año. Programación variada y de alta calidad diseñada para abarcar el largo y ancho de la población: desde la primera infancia hasta los adultos mayores. Artes plásticas, danza, teatro, música, títeres, circo, clown, cine. Plataforma de exposición para grupos y artistas emergentes. Centro de ensayo para las iniciativas artísticas y culturales de la ciudadanía. Teatro callejero, conciertos para sacudir el cuerpo y el alma al aire libre, pero también presentaciones de artistas consagrados y espectáculos multidisciplinarios con producción y sonido a la vanguardia. Ciencia, astronomía, astrobiología, escenarios móviles que llegan a los recovecos más recónditos de la Bogotá oculta, cosmovisiones contrapuestas en el domo más grande de América Latina. 

La red de escenarios de Bogotá, en la que ocurre todo lo arriba mencionado, es la gran arteria cultural de la capital: una amalgama de escenarios culturales y artísticos con marcada vocación comunitaria, diversa y democrática, por la que fluye la mejor de las expresiones culturales que, en gran medida, dan cuenta de la Bogotá actual, con sus talentos, pasiones e intereses.

Y un bálsamo para cientos de miles de bogotanos –visitantes y migrantes– que, de no ser por la red, podrían pasarse la vida sin asistir nunca a una obra de teatro, un concierto o una película. 

Hablamos con Paula Silva, gerente del Teatro Jorge Eliécer Gaitán y gerente de la red de escenarios de la ciudad, para entender a fondo el papel de cada uno de los escenarios culturales, sus estrategias de programación, recaudo y convocatoria, y la articulación estructural de la red para cumplir con el objetivo de hacer de la cultura y de las artes un derecho y no un privilegio. 

En esta entrega (lea acá la primera parte) les contamos sobre La Media Torta, el Centro Cultural Compartir y Los Escenarios Móviles. 

La Media Torta: hito de la cultura desde 1936

Con un aforo para 3.300 asistentes, la Media Torta es el escenario más masivo de la red. Su historia es transversal a muchas generaciones de bogotanos, pues está en pie –con vocación popular, diversa y gratuita– desde que en el año 1935 el British Council se lo donó a la ciudad como plataforma de ocio y cultura. 

Si nos remitimos al archivo histórico aparecen músicos y bandas del calibre de Celia Cruz, Julio Iglesias, Aterciopelados, Toto la Momposina, los Caligaris y Systema Solar. En la actualidad –explica Paula Silva–, si bien la programación mantiene su espíritu diverso, el hip hop y el metal son quizá los géneros imperantes, pues la ciudadanía responde con pasión y mucho entusiasmo ante los nuevos –y viejos– referentes  que se presentan en el anfiteatro. El año pasado, para celebrar los 85 años del escenario, los fanáticos del metal gozaron como nunca con Metal & Torta, el programa que convocó a paradigmas del género como Masacre, Vitam et Mortem, Ingrand, Cuentos de los Hermanos Grind y Sobibor. 

Cortesía: IDARTES

El ska y el reggae –nos dice– son géneros que también dan en la vena del gusto de los capitalinos. Como ejemplo, en mayo de este año, se llevó a cabo el festival Rototom, Colombia, que conjugó lo mejor del talento local –como Wanady y los Ancianos Deliciosos– con agrupaciones consagradas del exterior como la jamaiquina Jibreel y los mexicanos ¼ de queso y Huarache. 

La programación tiene como objetivo visibilizar y potencializar el amplio abanico de la música popular en Colombia, desde el joropo hasta el rock. La danza es otra de las artes escénicas que ha sido impulsada en el histórico teatro. 

Articulación con el Jorge Eliécer Gaitán y propulsión del talento local: 

Como pasa en todos los escenarios de la red, la Media Torta tiene la vocación y la tarea de “matar dos pájaros de un solo tiro” al ofrecerle al público lo mejor del talento local, mientras, simultáneamente, funge de plataforma para que las bandas locales emergentes se den a conocer, se estrenen en un escenario masivo y se metan en las playlist del público bogotano. A esto responde que, por decisión curatorial, los conciertos de la Media Torta, salvo contadas excepciones, no sean de un único artista, pues el espacio se piensa como un canal plural en el que, en binomios o de a tres, las bandas emergentes salgan del cascarón y debuten en uno de los venues estelares de la ciudad, casi siempre junto a bandas consolidadas que le dan credibilidad y fuerza a la programación. 

Para conseguir este propósito, la Media Torta y el Teatro Jorge Eliécer Gaitán trabajan sinérgicamente, y así, los artistas que conmueven al público en el teatro cerrado del centro, luego pasan al frenesí del anfiteatro a cielo abierto; y viceversa. De esta hermandad en la programación los grandes beneficiados son los ciudadanos, que pueden disfrutar de sus artistas favoritos en formatos diversos. 

Centro Cultural Compartir 

Paula Silva dice, sobre este escenario, que es uno de los que más marcada vocación social y comunitaria tiene. Ubicado en Ciudad Bolívar –exactamente en la calle 66 a sur No.18U-12–, en el pilón del Metrocable, el edificio de 652 m2 es una apuesta inédita y revolucionaria para llevar, hasta lo marginal, la oferta cultural de la red. 

El marcado carácter comunitario –explica Silva– se debe a un bonito trueque cultural en el que la comunidad, a cambio de espacios bien dotados para ensayar y dar rienda suelta a sus habilidades y expresiones artísticas, le ofrece presentaciones a la misma. 

Es conmovedor –prosigue– ser testigo de cómo, desde los niños hasta los adultos mayores de la comunidad se apropian del espacio y lo habitan, como receptores de información, pero también como artistas. Para consolidar este diálogo entre el escenario y la comunidad, el Centro Cultural Compartir ofrece, sistemáticamente, talleres de música, literatura, artes plásticas y danza. 

Escenarios móviles. Cortesía: IDARTES

En cuanto a la programación, Silva es clara en que esta se construye con la comunidad como interlocutor principal y que son sus intereses los que dan forma y sustento a la oferta cultural. El resultado es que en los cuatro pisos del edificio los habitantes de la zona pueden disfrutar de danza, música, títeres, teatro, todas expresiones culturales avaladas por los habitantes de Ciudad Bolívar. 

Para exacerbar la promoción de talentos de la comunidad, una de las estrategias que Idartes quiere implementar en el escenario –dice Paula Silva– es que las bandas de rock del centro lo escojan como venue de ensayo para así replicar el trueque virtuoso: a la vez que potencializan y le dan continuidad a sus proyectos, los niños y adolescentes de la comunidad se inspiración en ellos forjándose así un semillero. 

El éxito del diálogo cultural y la vocación participativa del Centro ha sido tal que su modelo quiere replicarse en en resto de pilones del Metrocable. Y que estos, más allá de estaciones inherentes al servicio de transporte, sean edificios vivos, llenos de música, danza, teatro, cuentería y rock. 

Escenarios Móviles: "si la gente no va a la cultura, la cultura va a la gente"

Igual que pasa con el Planetario itinerante, los escenarios móviles de la red responden al móvil de “si la gente no va a la cultura, la cultura va hacia la gente”. 

Un equipo de 16 operarios –a los que Silva se les quita el sombrero por su eficacia, adaptabilidad y despliegue– semana a semana logran llevar, en un camión, un escenario móvil a los rincones más inaccesibles de la ciudad.  Esto responde al objetivo y al esfuerzo de territorialización de la cultura en Bogotá. 

En su implementación histórica, los escenarios móviles han llevado lo mejor de los artistas emergentes a zonas distintas de las 20 localidades de la ciudad. No hay obstáculo climático ni geográfico ni social que haya impedido la dispersión cultural de estos. 

Cortesía: IDARTES

En lo que va del 2024, se han visitado alrededor de 11 localidades,  entre ellas Santa Fe, San Cristóbal sur, Tunjuelito, Usaquén, Kennedy, Chapinero, Barrios unidos, Fontibón, Teusaquillo, Bosa y Engativá. Además de llegar “a todos lados” –afirma Paula Silva–, lo más interesante está en que la oferta de los escenarios móviles responde a los gustos de la ciudadanía en las distintas localidades. Los operarios de estos son empleados que están en contacto directo y cotidiano con la gente: termómetros insuperables a la hora de pensar y poner en marcha la programación. 
La operación de los escenarios móviles, y esto habla de su relevancia tanto para la ciudadanía como para los artistas emergentes, tiene un gran reto a la hora de decidir quiénes hacen parte de su propuesta curatorial. La beca Súmate a la programación, que es el canal principal para darse a conocer, recibe cientos de propuestas, que deben ser analizadas por el equipo curatorial de la red para, posteriormente, “salir de gira por toda la ciudad”. 

Además, los escenarios móviles tienen el espíritu de recuperar y apropiarse del espacio público: nada mejor que disfrutar de artistas emergentes de calidad mientras se comparte un helado en un parque público, una plaza o una zona vecinal. 

 

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