¿Cómo desapareció el tesoro arqueológico más querido de Soacha?
16 Junio 2024

¿Cómo desapareció el tesoro arqueológico más querido de Soacha?

Crédito: Fotoilustración Yamith Mariño Díaz. Foto Varón del Sol de Esperanza Méndez

Por más de 2.000 años, un pictograma llamado el Varón del sol se irguió sobre Soacha, como un patrimonio que inspiró incluso el himno del municipio. Pero el mes pasado, tras una venganza de desalojo, la pieza arqueológica desapareció tras una gruesa capa de pintura negra. Esta es la crónica de un tesoro que desapareció.

Por: Pía Wohlgemuth N.

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Cambio Colombia

 

El 3 de mayo, el Varón del Sol quedó en la penumbra. La figura color ocre de 20 centímetros de ancho por 20 de alto, y más de 2.000 años de antigüedad, fue sepultada bajo un manto de pintura tan oscura como la noche. Por siglos, antes de que los españoles llegaran, la inmensa piedra ha sido testigo, desde lo alto de la vereda de Fusungá, en el barrio Altos de la Florida, del crecimiento de un municipio donde hoy viven cerca de un millón de habitantes. 

varón

(Crédito: Esperanza Méndez)

Soacha le debe su propio nombre: Xuacha quiere decir varón del sol en lengua muisca. “Varón del Sol despierta en la montaña y se queda dormido en la sabana”, reza el himno del municipio.

Quienes supieron que alguien había “vandalizado” una de las figuras más emblemáticas del municipio, veían las fotos tomadas desde lejos y no entendían la imagen. El color es tan inusual en las montañas semidesérticas del municipio, que casi parece un defecto o una sombra en las fotos tomadas desde Altos de la Florida.

Al rozarla con la mano, la piedra pintada se siente como la de cualquier mural de la ciudad. Bajo esa capa espesa de color negro, se esconde el Gran varón, uno de los pictogramas más importantes de un municipio que tiene 92 áreas de conservación. Soacha es uno de los territorios más ricos en Colombia en objetos arqueológicos.

Angie Bermúdez, comunicadora soachuna, es fundadora de Telescopio de papel, una organización que crea procesos comunitarios de enseñanza. De sus orejas cuelga al Varón del Sol: dos aretes de madera con la forma del pictograma que luce orgullosa. Su camiseta, con la misma imagen, dice que “Xuacha se respeta”.

xuacha

Ella les enseña a niños del pueblo –que algunos piensan que es parte de Bogotá–, sobre la historia de soachuna, sus ecosistemas y la arqueología del territorio. Cuenta que Miguel Triana, ingeniero e historiador, encontró el pictograma hace unos 100 años.

En su momento, Triana bautizó el pictograma como Dios Soacha mirando al Valle de Fusungá, luego de sus exploraciones entre 1915 y 1920. Su hijo Jorge Triana publicó un álbum que su padre le dejó con la imagen del dibujo color ocre, como cuenta Guillermo Muñoz, director del Grupo de Investigación del Patrimonio Rupestre Indígena (Gipri), quien conoció de cerca el pictograma hace tres décadas.

“En 1991, la Alcaldía de Soacha me pide que los acompañe a mirar la piedra del sol. Fuimos y ellos simplemente la miraron, constataron que estaba ahí. Luego, ellos le cambiaron el nombre y le pusieron Varón Sol”, explica.

La oscuridad del sol

El 25 de abril, la Alcaldía de Soacha, la Policía Metropolitana, el Ejército, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y la Personería Municipal, entre otros, desalojaron y demolieron más de 15 “asentamientos ilegales” en el lote en donde se halla la roca.

Aquel 3 de mayo, Daniel Laverde, arqueólogo soachuno, estaba en clase cuando le avisaron que alguien había vandalizado la roca del Varón del Sol. En principio no se preocupó mucho, pues pensó que era un daño menor. Pero cuando recibió más fotos y videos a lo largo del día, entendió lo que había de la dimensión del daño: un “asesinato cultural” que pudo evitarse.

dios varón

Ese día, el Varón del Sol apareció, o desapareció, completamente tapado por la pintura negra, que personas todavía sin identificar aplicaron con rabia: la pintura quedó salpicada sobre otras piedras alrededor. También escribieron las iniciales FCR, que nadie se explica qué quieren decir. La intención de hacer un daño simbólico al municipio dio frutos.

roca

Ha pasado más de un mes y es un domingo de junio. Laverde está sentado en una roca a pocos metros del lugar del Varón, después de una caminata empinada que lo llevó hasta este punto a 2.750 metros sobre el nivel del mar. Viste una camiseta negra que él mismo diseñó con la imagen del pictograma.

Laverde siente rabia y decepción. “Yo sí pensé que iba a suceder algo así, pero nunca que fuera a ser tan grave. Es doloroso estar acá otra vez, siento que como arqueólogo fallé, como soachuno también”, dice. 

Asegura que la comunidad ha estado presente en todos los procesos y en las acciones que se han llevado a cabo desde que ocurrieron los hechos. Aunque los habitantes de Soacha no son, en gran medida, nativos del municipio, la apropiación cultural y sentimiento de pertenencia de muchos es evidente y visible.

daniel

La presidenta de la Junta de Acción Comunal (JAC) de Altos de la Florida sector II, Esperanza Méndez, llegó de Fusagasugá hace más de diez años. “Somos del mismo territorio muisca, hacemos parte de la misma sangre. La pérdida no es haber pintado la piedra –explica, parada junto a la roca–. La pérdida es un legado de nuestros antepasados, un mensaje que nos habían dejado desde la cosmovisión de nuestros antepasados; un dolor muy grande, como ese poquito indígena que tenemos nos duele mucho”.

esperanza

Junto con Méndez está John Vásquez, vicepresidente de la JAC. Es de Bogotá y hace 16 años vive en Soacha. Habla de lo sucedido mirando la roca de reojo: “Me da tristeza, porque nosotros hicimos una capacitación como guías turísticos. Vinimos como dos veces aquí para atraer a otros compañeros para que conocieran lo que era algo valioso del municipio, la cultura de Soacha, que era nuestra piedra del dios Varón”, cuenta. Muy pronto se iba a iniciar la promoción de un corredor turístico comunitario hacia esta piedra: la más insigne de Soacha. 

¿Qué dicen las autoridades?

Las autoridades no han dado resultados “concluyentes” sobre quién pudo estar detrás del ataque, aunque se comenta que los responsables serían los tierreros de la zona. Víctor Julián Sánchez, alcalde de Soacha, dice que el área del Varón del Sol está compuesta por tres terrenos; uno de estos, en proceso de embargo.

“No ha sido de control total de la actual administración la protección o toma de decisiones sobre el espacio, al ser privado y no público”, responde el mandatario.

Sin embargo, a Soacha, como a muchas regiones del país, le falta manos para cuidar su patrimonio. Sánchez asegura que no hay suficiente fuerza pública para que lo cuide. 

Añade que “las administraciones anteriores no mostraron interés en adquirir estos terrenos, ya que no anticipaban una afectación de tal magnitud”, aunque otros ya lo habían advertido desde años atrás, como lo recalca el arqueólogo Daniel Laverde.

Para Guillermo Muñoz del Gipri, el que las autoridades se “rasguen las vestiduras” tiene algo de cinismo. Recuerda que no es una anormalidad el daño provocado a la piedra, y que en Soacha “todo lo de los tierreros está grafiteado”

El municipio tiene un Plan de Manejo Arqueológico desde 2021 que, para el experto, no es sino un listado de buenas intenciones. De ninguna manera esto puede frenar el crecimiento poblacional de Soacha y la llegada de más personas a zonas que estuvieron antes lejos del alcance y la vista de todos.

Aun así, el alcalde soachuno indica que tiene planeado incrementar las acciones necesarias para la protección, divulgación y cuidado de las áreas de conservación que contempla el plan.

¿Cómo se irá la oscuridad?

El Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) ha estado hablando con las autoridades municipales y con la comunidad. El 24 de mayo y el 7 de junio se reunió con los habitantes de Soacha para discutir los posibles caminos por seguir. Entre las alternativas contempladas figura la limpieza mecánica, utilizando solventes químicos e instrumentos pequeños, manuales. También se considera una opción la limpieza con láser o no hacer ningún procedimiento.

Dicha entidad no puede prometer que, en efecto, lograría una restauración completa en caso de tomar medidas, porque no hay experiencias previas en Colombia de un procedimiento de tal magnitud. Muñoz es más optimista, pues cree que la pintura usada por los “vándalos” era vieja y espesa, y que con el paso de los años se caerá sola. Incluso, cree que el color ocre del Varón penetró la roca porosa en sus cerca de 2.000 años de existencia y permanece sano y salvo debajo del manto negro que hoy lo cubre.

Una riqueza oculta detrás del polvo

El director del Grupo de Investigación del Patrimonio Rupestre Indígena cuenta que se han encontrado pruebas de presencia humana en el municipio de más de 10.000 años atrás, mucho antes de los muiscas. “Estamos frente a una definición de Suramérica muy importante –dice, mientras se fuma un cigarrillo en una videollamada–. Soacha no es un pueblo cualquiera”.

Sin embargo, muchos o la mayoría de los colombianos no conocen los tesoros ocultos y descubiertos de Soacha. Laverde reconoce que la razón puede ser el prejuicio, aunque Muñoz cree que no es prejuicio, sino “una decisión de discriminación social, abierta y expresa”. Para él, la forma en que se planeó este municipio vecino de Bogotá tuvo como base la discriminación.

“El norte de Bogotá ha sido, desde siempre, la zona que se inunda menos y desde la calle 57 hacia el sur, está la que se inunda más, desde el periodo colonial –relata Muñoz–. Los españoles no podían poner un caballo en la 26 con décima porque estaba inundado”. A partir de 1940, en el municipio se instalaron fábricas de todo tipo: desde vidrios hasta asbesto, cemento, carrocerías. También comenzó allí la minería y se convirtió en un lugar de explotación de calizas.

Para el experto, el diagnóstico después de analizar todo esto es crudo: “Nadie nunca estuvo interesado en salvar los sitios sino en destruirlos, eso se ve hoy, con fábricas y polución”. Por eso, es clave que el país y los mismos soachunos de siempre y de ahora conozcan lo que tienen. La belleza que conserva su territorio.

Jennifer Rincón, de la organización Caminando el Territorio, dice que la riqueza de su municipio también es natural, pues Soacha tiene cinco ecosistemas con flora y fauna prehistórica. Conoce a fondo su municipio y, por eso, insiste en la necesidad de hacer pedagogía al respecto. 

jennifer

“Las organizaciones sociales pedimos que se instaure la cátedra de Soacha, también para la gente que va llegando al municipio –explica Rincón, quien también promueve la enseñanza, como Angie Bermúdez de Telescopio de Papel–. Es un secreto a voces el tema arqueológico en Soacha, porque más allá del museo no se ha hecho una labor apropiada desde la administración municipal. Además, nuestra riqueza arqueológica está amenazada por la urbanización, por la minería. Se está construyendo al mil y mucho material sale de Soacha”.

Detrás del humo, el polvo y los múltiples problemas sociales de un municipio que recibe a desplazados del conflicto armado, migrantes y algunas de las personas más pobres del país, hay también una riqueza prehistórica que muchos, aún, desconocen y que está en peligro de desaparecer.

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