Tres recomendaciones para vivir el arte en Bogotá

En un mismo sentido y Efemérides en la galería El Museo

 

La exposición titulada En un mismo sentido reúne obras de Manuel Hernández, Eduardo Ramírez Vuillamizar y Carlos Rojas. Como señala María Iovino, curadora de la exposición, “los tres maestros presentes en este espacio fueron observadores y amantes de la naturaleza. Su entendimiento al respecto fue mucho más allá de las manifestaciones del repertorio verde. Los tres tuvieron un vínculo espiritual serio, que creció y se fortaleció en el propio compromiso artístico”. Estos pintores fundamentaron su trabajo en propuestas diversas de escuelas de Europa y América, y tradujeron ese conocimiento tanto de las vanguardias de su época como de la historia del arte en obras que son muy pertinentes en el contexto colombiano.
Iovino recalca que “Manuel Hernández, como los grandes artistas de su generación, tuvo una formación sólida en dibujo y en pintura. En su trabajo es recurrente la presencia de la formulación denominada «signo», adquiriendo distintos aspectos en una variedad maestra de versiones de color y de composiciones espaciales que transitan de manera desenvuelta entre los pequeños y los grandes formatos”.

A Ramírez Villamizar se le conoce ante todo por sus esculturas. Sin embargo, en sus dibujos y pinturas se hace evidente que dominó lo bidimensional tanto como lo tridimensional. En su obra plasmó su conexión con la arquitectura. "Su recorrido creativo es constancia de la creciente empatía y afecto que mantuvo hacia los patrimonios históricos, los cuales descubrió en su lugar de origen y comprendió, desde su natal Pamplona hasta abarcar el continente americano", señala María Iovino.

Carlos Rojas, un muy destacado pintor y dibujante, plasmó en su obra elementos heredados de los legados prehispánicos y colonial de América, a través de elementos de origen popular y artesanal, entre ellos el tejido. Como señala María Iovino, “Carlos Rojas fue quien en mayor medida fundió su proyecto creativo con la naturaleza, lo cual se liga a su historia. Creció en el campo. Su infancia transcurrió rodeada de escenarios naturales magníficos y observando en ellos los órdenes y calendarios lunares de las actividades agrarias”.
En la sala de proyectos de la galería se exhibe Efemérides, de Juan Osorno. Una exposición en la que el artista reflexiona sobre las imágenes efímeras que en el siglo XXI inundan a las personas. “¿Qué habría pensado un terrícola del año 1800 si le dijéramos que una de nuestras formas masivas de comunicación es un elemento llamado meme? Una imagen simple y cómica que en cuestión de segundos es capaz alcanzar a su interlocutor. Probablemente, nos tomaría por dementes y seguiría leyendo su periódico o escribiendo una carta que tardaría semanas o incluso meses en llegar a su destinatario”, señala Osorno.

Es evidente lo que él sostiene. En estos tiempos que corren, en los que ya no queda lugar para la contemplación ni para la reflexión, “hemos inventado un nuevo lenguaje plagado de imágenes que se reproducen más rápido que las bacterias. Un fenómeno de carácter multisemiótico que diariamente se hibrida con noticias, tendencias y fenómenos culturales”. Imágenes que se han vuelto parte integral de la vida diaria de miles de millones de personas y que han mandado a un segundo plano a aquellas que reflejan la crudeza o belleza de lo real".

En un mismo sentido y Efemérides

Galería El Museo.

Calle 80 No. 11-42, local 2

Inauguración: sábado 13 de abril.

 

Galería Sextante/Arte 2 en el fin de semana FilBo

En la sala I de la galería se exhibe Apariciones autónomas, de Gustavo Vejarano. La obra de este artista ha sido una constante búsqueda de la relación entre la lo humano, lo sagrado y la naturaleza y lo humano. Durante la pandemia se estableció en Taganga, muy cerca a Santa Marta, un lugar ideal para la contemplación y el recogimiento. Como él mismo señala, “en Taganga, después de las cuatro de la tarde, hay un cambio casi imperceptible en el ambiente. Hay como un silencio que se insinúa y de pronto los cantos de los pájaros se oyen nítidos. La luz, cálida, empieza a acariciar las formas dándoles relieve y presencia. El sol ya no muerde inclemente, sino que te toca con gracia y sientes el placer de ser iluminado. La naturaleza se afana en terminar su quehacer para acomodarse a la noche que se acerca silenciosa. Un par de horas más tarde el sol, al ser tragado por la noche, lanza sus rayos y dardos de luz que iluminan el mundo, en una explosión de luces que inundan el cielo cambiando constantemente en los colores más increíbles y maravillosos”, Esas miradas pacientes, Vejarano las transforma en pinturas en las que resulta difícil establecer dónde termina la abstracción y aparece la figura.

Como señala Ricardo Arcos-Palma, teórico, curador y crítico de arte, “para el artista, la mancha se convierte en un escenario amplio donde ahora quien observa puede encontrar un referente o asidero mental y configurar su propia imagen. (…) En ese sentido la pintura de Vejarano es una ventana abierta a la reconfiguración del paisaje. Un paisaje que no es horizonte, ni lejanía como lo plantearon los románticos, ni mucho menos un intento de atrapar el tiempo sobre las cosas y la naturaleza en la ebriedad del color como lo hicieron los impresionistas, sino más bien pura y luminosa superficie: paisaje superficial que hace de las telas un nuevo territorio donde la mirada puede posarse”.
En el Hall del fondo se presenta Bloom, de Alejandro Casazi. A través de fotografías digitalmente alteradas evoca los horrores presentes en lugares como el Medio Oriente o Crimea y los recuerdos dolorosos de Hiroshima y Nagasaki. Sin embargo, en medio del caos, los cerezos en flor emergen como símbolos de esperanza y renovación, entrelazando la efímera floración primaveral con las explosiones de pétalos suspendidos en el aire, invitando al espectador a contemplar la frágil belleza que persiste incluso en los momentos más adversos.
En otros espacios de la galería se exiben la colectiva Mujeres artistas en Sextante, Dibujos de Juan Manuel Ramírez, Orillas de Luis Fernando Pelaéz y Silencios de Juan Manuel Echavarría.

Sextante|Arte Dos Gráfico en Artbo|fin de semana.

Carrera 14 No. 75-35, Bogotá.

viernes 12, sábado 13 y domingo 14 de abril de 11:00 a.m. A 8:00p.m.
 

Aurora, de Juan Delgado, en la Galería La Cometa

 

En la Galería La Cometa se presenta la exposición individual Aurora del artista colombiano Juan Delgado, quien nació en Bogotá en 1973. La muestra reúne piezas que realizó durante los últimos tres años
La obra de Delgado se caracteriza por su amplia diversidad técnica y por la gran cantidad de referencias de toda índole que utiliza. Su trabajo se basa en ideas relacionadas con disciplinas tan variadas como la matemática, la literatura, la música, la arquitectura, los fenómenos naturales, la búsqueda espiritual y las preocupaciones humanas abstractas. Todos estos elementos lo llevan a obras sencillas, pero alimentadas por mucha información.
El nombre de la exposición tiene varias explicaciones. Por un lado, Delgado piensa que tras la pandemia era necesario encontrar un nuevo horizonte como individuo y como integrante de una sociedad. Además, en la mitología la aurora es importante. También es el nombre de un lugar en Santa Marta donde él participa en procesos de sanación. Además, en los procesos de creación se necesita una luz. Y la aurora es ese momento en que la oscuridad desaparece con la salida del Sol.

La exposición está compuesta por varios momentos. Empieza en la sombra, en la noche, donde ocurren muchos sucesos y ceremonias relacionados con la espiritualidad. En esas cámaras oscuras los objetos que emiten luz brillan mucho más. Allí hay tres piezas. Una barca, que evoca los ritos funerarios. También hay unos pájaros, que para Delgado representan a Ícaro, cuyas alas se quemaron con el sol, y que simbolizan esos sueños y utopías de solidaridad, cuidado, renacer de la fauna y demás que surgieron durante la pandemia y que se hicieron trizas al terminar esta. Al final de la exposición este Ícaro se transforma en ave Fénix, en la obra titulada La última luz.
Luego viene una zona de tránsito, con piezas colocadas a gran altura, que evocan las obras religiosas del renacimiento y del barroco que obligan al visitante a mirar hacia arriba, como ocurre con muchas pinturas y murales de las iglesias. Sin embargo, en estas piezas también hay alusiones al minimalismo y a lo industrial. En la siguiente sección, una columna forrada en plomo alude a la ciudad detenida en el tiempo. También se exhiben pájaros forrados en plomo, lo que no les permite volar. Para Delgado el plomo, de acuerdo con el pensamiento judeocristiano, es un metal que se asocia con el cuerpo, que no deja salir al espíritu. Además, los alquimistas consideran que el plomo es inmundo pero sin el plomo es imposible convertir la materia en oro. Eso explica la razón de ser de una camilla en plomo que representa la enfermedad y la muerte. Un báculo que brilla en azul hace alusión a la obra de Yves Klein. Una pieza que representa a una torre de Babel caída hace alusión a un proceso social fracasado. Con el plomo y el gris, con ese silencio sordo que encierra la muerte le rinde homenaje a varios artistas.
 

Aurora

Juan Delgado

Galería La Cometa

Carrera 10 No. 94A-25

Abierta hasta el jueves 9 de mayo de 2024