Tres exposiciones por los lados de El Lago

Obra de Fernando Muñoz Botero, LA Galería.

25 Febrero 2024

Tres exposiciones por los lados de El Lago

Obras maestras del arte universal recreadas de una manera inesperada, las fotografías de un maestro consagrado, esculturas retrofuturistas, lienzos que despliegan mucho color y objetos que nos recuerdan que somos hijos de la estrellas. La oferta de tres galerías cercanas entre sí es muy variada.

Por: Redacción Cambio

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Pintura, fotografía e instalación en la Galería El Museo
 

En estos días este espacio de arte presenta tres obras muy diferentes entre sí. La primera de ellas es Polvo de estrellas, una instalación de Pilar Aparicio, que se originó cuando murió su madre. Al revisar los objetos que había dejado encontró 31 agendas en las que ella guardaba apuntes de diversa índole. Una receta, un número telefónico, una cita médica. Como ella señala, “al morir mi madre renació en mí ese niño interior que todos llevamos dentro. Esa niña recordó que al morir todos iríamos al cielo. Durante las siguientes 31 noches después de su muerte, desde la ventana de mi estudio, miraba al cielo con la esperanza de encontrarla en una estrella”.
En esta exposición Aparicio, quien nació en Bogotá en 1964, toma como punto de partida la famosa frase de Carl Sagan en la serie de televisión Cosmos: “Somos polvo de estrellas”. En efecto, en los huesos de todo ser viviente se encuentran elementos químicos que provienen de explosiones de estrellas muy antiguas. A partir de ese concepto Pilar Aparicio define la muerte como un viaje que se
manifiesta a través de la analogía del venado y la elaboración de flautas hechas con huesos de este animal. Para representar ese viaje también utiliza otros símbolos como la rosa de los vientos que marca el rumbo, la cera que representa la iluminación de la ruta y las estrellas que la acompañan.

Polvo de estrellas


Otra de las salas de la galería está dedicada a la exposición titulada Veinticuatro pinturas alrededor de un paisaje del pintor español Rubén Rodrigo, quien nació en Salamanca en 1980. Su obra es una explosión de color. Sin embargo, es el resultado de una muy cuidadosa y elaborada técnica personal, cercana a la soak-stain (mancha de empapado), que heredó de la pintura de campos de color expandidos de Helen Frankenthaler, Morris Louis y Keneth Noland. Su pintura es una constante batalla contra la pureza.

La contaminación progresiva de cada color, al relacionarse con otros afines, complementarios o directamente contrarios, se contamina de manera progresiva. Su pintura libre e indisciplinada explora la histórica relación entre el fondo y la figura. El otro componente de la exhibición es la fotografía en la muestra titulada El lente de Hernán Díaz, uno de los fotógrafos más destacados de la historia de Colombia.
Él nació en Ibagué en 1929, se crio en Bogotá y estudió fotografía en Estados Unidos, donde recibió la influencia del trabajo fotográfico del francés Henri Cartier Bresson y de los estadounidenses Irving Penn y Richard Avedon, de quienes aprendió técnicas vanguardistas para la obturación de retratos, paisajes y la realización de reportajes gráficos.

En sus fotos Díaz muestra cómo la reportería gráfica puede llegar a ser mucho más que un registro de un hecho y adquirir el valor de una obra de arte.
Desde sus primeros retratos, a su último recorrido por paisajes y composiciones artísticas, es posible reconocer el nivel estético de un
fotógrafo dedicado a buscar la esencia de aquello que registraba y el alma de las personas que retrataba. Antes de él, las fotografías eran
vistas como un registro del acontecer histórico; sin embargo, la obra de Díaz llevó la fotografía al nivel artístico.
Su importancia la definió así el crítico de arte Eduardo Serrano: “Hernán Díaz desempeñó un papel de singular importancia en cuanto a devolverle a la fotografía colombiana el status de medio artístico que la había caracterizado desde su aparición, en 1840, hasta finales del siglo XIX. Dicha consideración se había perdido al generalizarse la idea de que la fotografía ‘consiste simplemente en una serie de operaciones manuales que no pueden compararse con obras que son frutos de la inteligencia”.
Desde 2020 la Cancillería viene presentando en diferentes embajadas y consulados la exposición itinerante Colombia en 25 fotografías del maestro Hernán Díaz. Comenzó en Tailandia, ha pasado por Egipto, India y Japón, y actualmente se encuentra en Nicaragua.
Galería El Museo
Calle 80 No. 11-42, Bogotá
Lunes a viernes de 9:30 a.m. a 6:30 p.m.
Sábados de 11:00 a.m. a 6:30 p.m.

 

VIP: What You See Is What You Don’t Get de Javier Vanegas.


Desde hace 20 años Javier Vanegas recolecta tarjetas sexuales que promueven burdeles en Bogotá, en las que aparecen imágenes de mujeres de latitudes más nórdicas, alejadas del fenotipo propio de las mujeres colombianas. Este material le permitió realizar la serie titulada VIP, una exploración de la imagen sexualizada y el cuerpo femenino cosificado. Vanegas retomó obras de arte del canon universal que en su momento (o aún hoy) se las señaló como inmorales por su contenido erótico, a veces muy explícito, y las recreó con las tarjetas sexuales que coleccionaba, convirtiéndolas en píxeles de 2 x 1.5 cm. El resultado son estas fotografías donde se observan las imágenes clásicas transformadas en un mosaico elaborado con las pequeñas tarjetas sexuales.
Estas obras que se exhiben en los grandes museos del mundo adquieren una nueva connotación cuando Vanegas reemplaza el óleo por esas tarjetas que se reparten en las esquinas de las ciudades.

En VIP: What You See Is What You Don’t Get Vanegas presenta estas imágenes como una manera de rebelarse contra los tabúes
sociales y las restricciones que pesan sobre el cuerpo femenino.
Javier Vanegas estudió Artes Plásticas en la Universidad de los Andes y realizó el Máster de Investigación Arte y Creación en la Universidad Complutense de Madrid, donde en la actualidad realiza un PhD en Bellas Artes en la línea de investigación fotografía. Por su trayectoria recibió el año pasado el Premio Nacional de Fotografía que entrega el Ministerio de Cultura.
 

Casa Zirio
Calle 80 No. 12-55
Lunes a viernes de 9:00 a.m a 6:00 p.m.
Sábados, de 10:00 a.m. a 3:00 p.m.
Abierta hasta el 16 de marzo

 

Mecanogótico, de Fernando Muñoz Botero
 

El título de esta exposición corresponde, más que todo, a las esculturas de gran formato en las que Muñoz utiliza toda clase de componentes y materiales para construir unos personajes y objetos, algunos mecánicos, otros con luz eléctrica, que parecen sacados de un libro de ciencia ficción del pasado. Es un ejercicio de imaginación retro-futurista que algunos llamaron dieselpunk, con diseños ensamblados a partir de referencias propias del mundo industrial. En sus esculturas une engranajes, cadenas, bombillas eléctricas, partes de motores, ductos, tubos de cobre, cadenas y hasta adornos y juguetes plásticos a los que recubre con una pátina gris y oscura que evoca la estética de los talleres donde se trabajan los metales y las grasas industriales. Muñoz se refiere a esta línea de su trabajo como el mecanogótico.
Esas exploraciones con el retro-futuro y los objetos mecánicos están presentes, en mayor o menor medida, en la mayor parte de las pinturas que se exhiben en esta muestra, en la cual es posible ver ejemplos de las diferentes etapas de su carrera, por lo que podría considerarse como una especie de retrospectiva de la carrera de Fernando Muñoz. En sus pinturas es más que evidente su interés por las figuras del arte del Renacimiento y del Barroco, pero adaptadas a códigos contemporáneos. En una obra de gran formato aparecen rostros muy conocidos de la vida política nacional.

'Las tres gracias' de Rubens, reelaboradas por Javier Vanegas.
 
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