Treinta años sin Andrés Escobar

El 2 de julio de 1994 asesinaron a Andrés Escobar, el defensa central de la Selección Colombia. El equipo nacional hace poco había regresado del Mundial de Estados Unidos, donde fueron eliminados tras un partido en el que perdieron 2-1 con el anfitrión. Escobar anotó un fatídico autogol en ese encuentro. 

El futbolista, apodado 'el Caballero del fútbol' estaba en el parqueadero de la discoteca El Indio, en la vía Las Palmas, en Medellín, cuando recibió seis disparos que terminaron con su vida.

Andrés Escobar y su carrera futbolística

El colombiano nació el 13 de marzo de 1967 en una familia de clase media de Medellín, de la mano de su padre Darío Escobar, un empleado bancario, y de su madre Beatriz Saldarriaga. Creció junto con sus cuatro hermanos (una mujer y tres varones) y desde muy pequeño encontró en el fútbol su pasión, pues su hermano Santiago jugaba en el Atlético Nacional. 

Sus inicios en el fútbol fueron como mediocampista central, pero su carrera empezó a despegar cuando Carlos Piscis Restrepo lo cobijó en la Selección Antioquia y lo posicionó como zaguero central, para aprovechar sus habilidades en el deporte: la altura, el juego aéreo y la seguridad para jugar desde el fondo. 

A sus 18 años, Francisco Maturana lo llevó al Atlético Nacional y para 1989 ya se había convertido en uno de los titulares en el equipo que logró la primera Copa Libertadores para Colombia. 

Por su juego y su habilidad en la cancha fue uno de los favoritos de la selección colombiana.

Durante el Mundial de Estados Unidos, en 1994, su nombre se escuchaba en la prensa, el rumor de un posible fichaje con el Milan de Arrigo Sacchi cobraba cada vez más fuerza, pero la historia de su prometedor futuro se apagó con un gol en la cancha equivocada.

El Mundial de 1994 y el fatídico autogol 

El equipo conformado por algunos de los futbolistas más memorables del país, entre ellos el Pibe Valderrama, Faustino Asprilla, Freddy Rincón, el Tren Valencia y Andrés Escobar, llegaron al Mundial de 1994 con experiencia. La selección venía con un invicto durante las eliminatorias al Mundial, que incluyó el legendario 5-0 a Argentina, y había mucha expectativa de que el equipo de Pacho Maturana pudiera ganar el campeonato mundial. 

Pero los marcadores empezaron a cambiar y, en la primera fase de grupos, la posible victoria de la Selección Colombia empezó a nublarse. El primer partido, disputado contra Rumanía, se convirtió en la derrota que pondría al equipo en jaque, con un marcador 3-1 en contra de la selección. 

Sin embargo, el partido determinante fue contra Estados Unidos el 22 de junio de 1994, cuando en el minuto 13 Andrés Escobar anotó el gol en la cancha equivocada. 

En su última disputa contra Suiza, el equipo colombiano intentó remontar el puntaje para pasar a la segunda fase de grupos, pero el marcador 2-0, a favor de Colombia, no fue suficiente. 

Las lágrimas de los aficionados en la cancha y el silencio en las calles del país anunciaban que ya no existiría la victoria. Algunos jugadores se tomaron la derrota para darse un respiro y tomaron vacaciones, pero Andrés Escobar decidió regresar a Colombia para asumir el fracaso. 

Entre la violencia, el narcotráfico y el fútbol 

Después de que la selección colombiana fuera eliminada del campeonato mundial, Juan Jairo Galeano convenció a Andrés Escobar de salir de fiesta junto con su novia Pamela Cascardo. Algunas versiones cuentan que los tres se encontraban en la discoteca El Indio cuando unas personas de otra mesa empezaron a burlarse y a gritar: “autogol, Andrés, autogol”. 

El crimen de Andrés Escobar ha sido atribuido a Humberto Muñoz, chofer de los hermanos Pedro y Santiago Gallón, sospechosos de vínculos con el narcotráfico y con las fuerzas paramilitares. 

Tras el asesinato del futbolista las especulaciones no paraban de escucharse, algunos afirmaban que lo había matado una mafia de apostadores que había perdido mucho dinero con la eliminación de Colombia del Mundial; otros aseguraban que la relación entre los carteles de narcotráfico y el lavado de dinero a través del fútbol se convirtió en un escenario de violencia que se llevó la vida del jugador. 

Treinta años después de su muerte, el país lo recuerda como una promesa del fútbol que no pudo ser.