Johana Fuentes
14 Junio 2024

Johana Fuentes

¡Me quedo con el fútbol!

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Este fin de semana el Atlético Bucaramanga ―uno de los clubes más antiguos del país― podría ser campeón del fútbol profesional colombiano. En sus 75 años de historia, los bumangueses no habían estado tan cerca de alcanzar su primera estrella. Paradójicamente, este sueño podría cumplirse de la mano de un venezolano, mientras que el alcalde de la ciudad endurece su política contra los migrantes y busca expulsar a sus compatriotas. 

La emoción que ha despertado la posibilidad del primer título de los leopardos en la Liga BetPlay ha contrastado con la decisión de Jaime Andrés Beltrán de expulsar de forma sistemática a los ciudadanos venezolanos que, según él, llegan a la ciudad a delinquir. “Iniciamos la expulsión masiva de personas de nacionalidad venezolana que creen que Bucaramanga es un juego y que aquí pueden venir a hacer lo que quieran. Esto apenas comienza”, afirmó en su cuenta de X.  

Sus declaraciones provocaron una discusión con el gobernador de La Guajira, quien lo tildó de populista y xenófobo, pues denunció que la intención de Beltrán, además, era transportar “de manera infame” a estas personas hacia la frontera de Paraguachón, comparando este hecho con el inicio del holocausto. 

No es la primera vez que el alcalde de Bucaramanga está en el ojo del huracán por tener discursos polémicos. Durante su campaña defendió la ‘paloterapia’  o justicia por mano propia. Beltrán, que también es pastor cristiano, compartió en su momento un video en el que varias personas golpeaban a un presunto ladrón y justificaba este acto diciendo: “No estoy de acuerdo con la violencia y la agresión, pero sí estoy de acuerdo con que nos defendamos, porque soy pastor, pero creo en la autoridad. El perdón y la misericordia son nuestra bandera, pero no se equivoquen que eso no es símbolo de debilidad”. 

A ese discurso, a la promesa de cerrar la ciudad a las bandas criminales y la mano dura contra los migrantes, le sumó la emulación a Nayib Bukele, el presidente de El Salvador. Se autoproclamó el Bukele colombiano y prometió un cambio significativo en la seguridad. El discurso caló tanto que ganó las elecciones y hoy dice estar cumpliendo lo prometido. 

Sin embargo, las  cifras de la Policía Nacional sobre la delincuencia en Bucaramanga dejan sin piso sus argumentos, pues en lo que va corrido del año se han capturado por los delitos de hurto, tráfico de estupefacientes y porte ilegal de armas de fuego a 4.819 colombianos, lo que equivale a un 83 por ciento, mientras que se han capturado a 742 extranjeros, lo que equivale a un 13 por ciento. Una cifra menor, para la estigmatización que le ha hecho el alcalde a la población venezolana.

Beltrán se ha defendido diciendo: “Les tengo rabia es a los delincuentes, no es un tema de xenofobia, a veces sentimos que la defensa de los derechos humanos de los delincuentes está por encima de los derechos humanos de los ciudadanos”, pero no se trata de eso, se trata de combatir a la delincuencia sin hacer señalamientos que pongan en riesgo a una población. Según El Barómetro de la Xenofobia, el discurso del alcalde ha aumentado la hostilidad y odio hacia los migrantes, en su mayoría venezolanos. 
Mientras que Jaime Andrés Beltrán, el hincha, exalta al Atlético Bucaramanga al son de las cumbias y le entrega las llaves de la ciudad al venezolano Rafael Dudamel, el Jaime Andrés Beltrán gobernante, implementa una política de expulsión de venezolanos de la ciudad. Me dirán que así es la política, por eso, hoy me quedo con el fútbol. (¡Y que ganen los leopardos!)

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