Joaquín Vélez Navarro
13 Junio 2024

Joaquín Vélez Navarro

Drogas, prohibicionismo y sobredosis

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En diciembre del año pasado muchos criticaron al Gobierno cuando derogó el decreto que antes permitía la imposición de multas a consumidores de drogas, aún cuando portaran cantidades dentro de la dosis personal. Entre otras, se señaló que la medida iba a favorecer a los jíbaros, a incentivar el consumo, y a perjudicar a niños indefensos que quedarían a la merced de las sustancias ilícitas. Varios alcaldes, en reacción a la derogatoria, decidieron adoptar estrategias locales para sancionar a los consumidores de drogas en espacios públicos. Solo por poner un ejemplo, el alcalde electo de Bucaramanga expidió en enero, poco después de su posesión, lo que se conoció como el decreto antidrogas, que permitió seguir sancionando a los consumidores de esta ciudad. Ese decreto se acompañó de operativos policiales y jornadas de vigilancia en distintos espacios públicos de la ciudad, con el fin de hacer efectiva la medida. 

Gran parte de la sociedad colombiana sigue pensando que la mejor aproximación frente al consumo de drogas ilícitas es sancionando su uso, tal y como lo mostraron las medidas políticas adoptadas por los alcaldes y la indignación de gran parte de la ciudadanía frente al decreto del gobierno. Se piensa que la criminalización, y en general cualquier tipo de sanción, va a disuadir a los usuarios de drogas para que no las consuman. El miedo a ser sancionado, suponen los que defienden estas políticas, hará que adictos y usuarios de drogas lo piensen dos veces antes de hacerlo. Eso va a hacer que el consumo de drogas disminuya, y que menos personas mueran como consecuencia del uso de estas sustancias. 

La evidencia internacional, sin embargo, sigue mostrando lo contrario. Sancionar a los usuarios no ha disminuido el consumo de drogas y las muertes por el uso de estas sustancias tampoco han bajado. Como lo muestra el reporte más reciente del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías – OEDT, Portugal, que tiene un enfoque basado en reducción de daños, y una de las políticas más laxas frente a los consumidores, sigue siendo uno de los países en donde hay menos muertes por sobredosis. Por el contrario, Estonia, Suecia y Noruega, países en donde se sigue criminalizando el consumo, están en el tope de esa lista. 

La política portuguesa frente al consumo de drogas no solo ha sido exitosa en la reducción de muertes por sobredosis desde que se adoptó hace más de 20 años. También ha dado buenos resultados en otros aspectos. El consumo no aumentó después de que el uso y porte de cantidades menores de drogas dejó de ser un crimen. Y, como también lo ha mostrado constantemente el OEDT en varios reportes, ese consumo es bajo en comparación con otros países europeos que tienen políticas más represivas frente a los usuarios. Esto, en contraste con la situación portuguesa antes de la adopción de esa política en los años 90, en donde el consumo de sustancias psicoactivas estaba en niveles alarmantes. Además, esta estrategia ha permitido controlar la expansión del VIH en ese país, la cual venía en crecimiento por el consumo clandestino de heroína. 

Adicionalmente, una de las causas del incremento de las muertes por el uso de sustancias ilícitas es, de hecho, la misma prohibición. Los opioides, usualmente combinados con otras sustancias, son la mayor causa de muertes por drogas en la Unión Europea según el mencionado reporte del OEDT. De acuerdo con los datos presentados, alrededor del 75 por ciento de las muertes por sobredosis en ese continente se dieron por consumo de opioides. Cuando los precios de la heroína (que es un opioide) suben como consecuencia de las incautaciones, los traficantes la mezclan con otros opioides más fuertes y peligrosos como el fentanilo, lo que aumenta su toxicidad y el riesgo de morir por su consumo. Ese es el caso de Estonia, en donde desde 2000 la falta de heroína se remplazó por el uso de fentanilo. Hoy en día, de acuerdo con el reporte del OEDT, este sigue siendo uno de los países de Europa en donde más muertes hay por sobredosis. En ese sentido, la mezcla de sustancias como consecuencia de la prohibición, es la que muchas veces hace que la persona muera por una sobredosis. 

Aunque el número de muertos por sobredosis todavía no es tan alarmante como en Norteamérica, la cosa no pinta nada bien en Europa. Si debido a las incautaciones de opio en Afganistán se aumenta el precio de la heroína en el Viejo Continente, como lo predice The Economist, muy seguramente los traficantes van a repetir la historia de Estonia, al acudir a mezclas con fentanilo, que resultan ser mucho más tóxicas y letales. La consecuencia de esto va a ser un incremento de las muertes por el uso de drogas. Otro de los nefastos efectos del prohibicionismo. Mientras tanto, aquí y allá, muchos siguen insistiendo en la prohibición y la represión, en vez de revisar los casos exitosos que se han aproximado al fenómeno de las drogas desde una perspectiva de salud pública y derechos humanos.  

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