¿Cómo se preparan las empresas de combustibles para la transición energética?

Uno de los elementos principales de los planes de transición energética y reducción de emisiones de gases de efecto invernadero de los países es el uso de combustibles fósiles. El plan empezó con combustibles más limpios, con mezclas de etanol, el famoso biocombustible. Hacia el futuro, la idea es que no se utilicen estos combustibles como se les conoce, sino otros como la electricidad, el hidrógeno u otras tecnologías. 

Mientras esos planes avanzan, las empresas que refinan y distribuyan combustibles fósiles –ya sea gasolina, diésel, jet fuel, entre otros– se adaptarán y explorarán nuevos negocios, a la vez que buscan compensar su huella de carbono con otras inversiones en sostenibilidad. 

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Dos ejemplos en Colombia son Terpel y Chevron. Ambas empresas ejecutan planes de inversiones en nuevos negocios que ya les permiten proveer energía eléctrica a los vehículos de este tipo en el país y avanzar en el desarrollo de otras tecnologías para incursionar más adelante en otros tipos de combustibles. 

Juan Daniel Rueda, gerente de Nuevos Negocios, Energía y Electromovilidad de Terpel, explica que la compañía está trabajando “en combustibles sustitutos: gas natural y GLP que son un nicho distinto pero tienen menores emisiones, también hay un negocio de electromovilidad que se llama Terpel Voltex, pero eventualmente será el hidrógeno, eventualmente llegará el metanol, el etanol, las cáscaras de papa, los autos voladores, lo que sea. Para que Terpel siga vigente en el tiempo tiene que seguir siendo esa marca que prefieren los colombianos, tiene que seguir garantizando a las personas esa opción preferida de movilidad”. 

Y esa garantía, por ahora con el negocio de Terpel Voltex, funciona con cargadores rápidos en estaciones de carretera, parqueaderos en las ciudades y puntos de carga en centros comerciales. Para consumo de empresas de transporte, la empresa tiene un sistema de tarjetas por cada bus o vehículo que registra cada recarga y al final permite hacer una sola factura al cliente para hacer más eficiente el proceso para los conductores, que no deben pagar por cargar el vehículo que manejan. 

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Por su parte Chevron, explica Alejandro Riveros, gerente de Asuntos Corporativos para Colombia y Centroamérica, tiene desde hace unos meses las terminales de combustible de Buenaventura y Jumbo, una inversión estratégica que les permite mayor cercanía con sus refinerías en el oeste de Estados Unidos para apoyar el suministro de combustible del país en la zona sur occidental en caso de ser necesario por, por ejemplo, un nuevo derrumbe. 

Además, la empresa cuenta desde San Andrés y Cartagena con puntos de cercanía para importación de GLP, otra opción de combustible que produce menos emisiones contaminantes y cuya demanda podría aumentar en el futuro.

Por otro lado, dice Riveros, la empresa apoya “los procesos de generación de políticas públicas en todos los países donde está Chevron para llegar a ese futuro bajo un carbono, apoyando con conocimiento y con experiencia. Puntualmente, se invertirán ocho billones de dólares en iniciativas bajas en carbono, que incluyen producción de hidrógeno, proyectos de captura de carbono y combustibles renovables. Esos tres proyectos son grandes y solo en operaciones propias se invertirán dos billones de dólares para disminuir las emisiones, de modo que para 2028 la empresa estará en la capacidad de reducir 30 millones de toneladas de CO2”.

Sin embargo, ambas empresas advierten que sus avances dependerán del desarrollo de las tecnologías y los mercados, que marcarán las tendencias en precios y eficiencias, pero también de las políticas que incentive Colombia y cada país en el que hacen presencia.