Otro edificio de la Universidad Nacional al borde del colapso: clausuran un ala del departamento de farmacia
Crédito: CAMBIO-Pía Wohlgemuth
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Mientras el Gobierno ponía la primera piedra del nuevo edificio de artes, a pocos metros un ala del departamento de farmacia tuvo que cerrarse. Repleto de grietas, la construcción es un peligro para los estudiantes y el personal. Su estado es tan o más crítico que el del Instituto de Ciencias Naturales de la universidad.
Por: Pía Wohlgemuth N.
Jesús Becerra, de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional, conoce de memoria el camino de las grietas que recorren las paredes del departamento de farmacia. El personal de mantenimiento las tapa con cemento y pintura, pero a los pocos días los rotos en las paredes del edificio reaparecen.
Algunas de estas grietas, gruesas como arterias, pasan casi en línea recta por las paredes de los salones, laboratorios y oficinas. El temblor de febrero que se sintió en Bogotá empeoró el daño en la infraestructura que, por seguridad, ya no puede seguir albergando a todos sus estudiantes y personal.
Las clases de pregrado y posgrado de farmacia están a media marcha: un ala entera está clausurada y los profesores usan otros laboratorios cuando pueden, aunque no sean los adecuados para su especialidad. Gracias a la generosidad de otras facultades, han conseguido algunos espacios para dar clases a los alumnos. En total, 950 estudiantes y 250 profesores, entre administrativos y contratistas, usan las instalaciones afectadas.
Los equipos y aparatos necesarios para la facultad, que cuestan millones y millones de pesos, siguen guardados allí a falta de otro sitio para tenerlos. Cambiar de lugar algunos de los implementos usados en el departamento no implica trasladarlos. Muchos están calibrados de forma específica. Su peso también complica cualquier movimiento. Incluso, hay cosas arrumadas en algunos salones en donde los profesores guardan sus implementos. Cada vez hay menos espacio.
Becerra, quien también dirige el departamento de farmacia, explica que justo debajo de una escalera repleta de grietas está la central de gases. “Los equipos se mantienen con CO2 y con hidrógeno, por eso ordenaron desocupar. El riesgo de que esto explotara es gigante -dice el profesor, mientras señala una puerta metálica con señales de alerta- La central todavía sigue ahí porque no tenemos a dónde llevarla”.
Con una risa nerviosa, el profesor cuenta que los estudiantes de ingeniería civil visitaron la zona crítica del edificio:“Vienen y nos tienen de caso de estudio. El profesor nos dijo ‘yo con eso no me quedo ni a tomarme un tinto aquí’, entendí yo que porque la grieta es completamente horizontal”. La grieta de la que habla evidencia que en algunas partes del edificio el piso se está desprendiendo del resto de la estructura. Hundiéndose.
Los problemas en este edificio no son nuevos. La infraestructura fue inaugurada en 1979, cuando no había normas de sismorresistencia, algo similar a lo que pasa con el Instituto de Ciencias de la universidad.
Un acta del Comité Asesor de Espacios Físicos de noviembre de 2013 anota que el edificio ya tenía elementos “bastante afectados; el edificio presenta deformaciones y desniveles”. Incluso, quedó consignado allí que el reforzamiento de la estructura, que no cumplía con la normativa de entonces, costaría lo mismo que construir un edificio nuevo.
En las próximas semanas, el departamento solicitará la licencia de construcción al Ministerio de Cultura para un nuevo proyecto que tiene planeado, un nuevo Centro de Investigación y Transferencia Farmacéutica. El costo rondaría los 100.000 millones de pesos.
Lucy Gabriela Delgado, vicedecana académica de la Facultad de Ciencias, dice que el campus de Bogotá de la Nacional está "tugurizado". Cuestiona que las condiciones del edificio de farmacia son las de "mayor riesgo en todo el campus de Bogotá, tristemente este es el de peores condiciones".
La docente titular de la Nacional, quien lleva 19 años en la institución como profesora, resalta que el problema no es solo del edificio en pésimo estado. "Necesitamos planes de modernización de equipos, porque no es lo mismo la farmacia que se dictaba hace 50 años", dice Delgado- Esta casa ha formado a los farmacéuticos del resto de las escuelas del país que han venido surgiendo".
Para ella, es clave que haya sincronía con el Plan Nacional de Desarrollo, que le apuesta a la autonomía farmacéutica del país. Jesús Becerra resalta que, con la tecnología adecuada, el departamento puede enseñarles a sus estudiantes a producir nuevos medicamentos, vacunas, y a la vez trabajar con la medicina ancestral y tradicional. "Se trata de apoyar la soberanía sanitaria y la seguridad farmacéutica, es que tengamos los medicamentos que necesita la gente para atender sus problemas de salud", explica.
La ministra de Educación, Aurora Vergara, visitó este 11 de marzo las instalaciones de la Universidad Nacional para la inauguración de la construcción del nuevo edificio de artes. Allí les dijo a los estudiantes y al director de farmacia que podrían organizar una comisión de voceros del departamento y del ministerio para revisar la asignación presupuestal y los planos del proyecto.
“De la misma manera en que empezó artes (...) esperamos que de la misma manera podamos sacar adelante el proyecto de farmacia”, aseguró Vergara. Una estudiante le pidió apoyo del Gobierno a todas las sedes de la Nacional y a otros proyectos igualmente importantes de la institución. Entre otros y quizás uno de los más críticos, se cuenta el Instituto de Ciencias Naturales, que también atraviesa una crisis estructural importante.
Todo esto ocurre a pocos días de que la rectora Dolly Montoya termine su periodo y se elija a la persona que dirigirá la institución educativa más importante del país. CAMBIO no recibió respuesta de su parte para hablar de la problemática del departamento de farmacia.