"Invertir hoy en Colombia es la apuesta más acertada": embajador de España en Colombia

Colombia y España tienen una relación antigua. Y no sólo por una herencia poscolonial, sino también porque desde 1881 se establecieron relaciones diplomáticas que han dado paso a la cooperación política, económica y cultural entre las dos naciones.

Esta reciprocidad se vio patente en Cartagena de Indias, en donde hace unos días se celebró VII Congreso Iberoamericano de Ceapi (Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica), un espacio que resaltó el potencial de negocios entre España y la región hispanoparlante. 

En el evento, CAMBIO conversó con Joaquín María de Arístegui, embajador de España en Colombia desde 2021, sobre la unión entre ambos países, el potencial de negocios de parte y parte y la actual relación con el Gobierno. 

CAMBIO: ¿Cuál es la importancia de la relación binacional con nuestro país?

Joaquín María de Arístegui: Colombia y España tienen una relación larga y fructífera que atraviesa por un momento especialmente robusto. El compromiso de las empresas españolas en Colombia –y, por extensión, en el ámbito iberoamericano– es tal, que una parte importante del futuro de nuestras compañías internacionalizadas y exportadoras pasa por consolidar y aumentar su presencia en países como este. 

Colombia, por méritos propios, y también por las circunstancias que rodean el hemisferio y a la región geográfica inmediata, tiene ventajas comparativas particularmente interesantes en este momento. Eso quizás explica los datos que tenemos ahora mismo en la relación económica y comercial. 

CAMBIO: ¿Cómo están esos indicadores entre los dos países? 

J.M.A.: España es un socio comercial prioritario de Colombia y tenemos una balanza comercial básicamente equilibrada entre las exportaciones de ambos países. Pero lo que me parece más relevante para entender la magnitud de la apuesta de España por Colombia son los datos de inversión. 

Colombia tiene 31.000 millones de euros de inversión española en stock. Para hacerse una idea, en Argentina, otra nación grande en América Latina y el Caribe, la inversión ibérica no llega a los 19.000 millones de euros de stock. Colombia es muy importante para nuestro sectores exportador e inversor y para nuestras empresas internacionalizadas en el continente. Tenemos una previsión de mantenimiento de inversiones en un rango entre 1.800 y 2.200 millones de euros al año. 

CAMBIO: ¿Cuáles son los sectores con más presencia de empresas españolas? 

J.M.A.: La presencia empresarial española en Colombia es transversal. Este es un país en el que su mayoría de compañías son pequeñas y medianas y hay algunas pocas grandes. España hace presencia con varias de sus grandes empresas internacionalizadas y globalizadas y también hay medianas y pequeñas en multitud de sectores, En telecomunicaciones, por ejemplo, está Telefónica Movistar, mientras que en la banca están Santander y Bilbao. Tenemos grandes firmas de ingeniería, como Sacyr, que ahora está con el proyecto el Canal del Dique; y hay grandes empresas de educación y editoriales, como el Grupo Planeta. 

Las empresas españolas también se están consolidando en el campo de las energías renovables de la transición energética y del sector turístico. Hay mucha diversidad. Y eso está alineado con el deseo del actual gobierno colombiano de cambiar el paradigma de producción y de energía.

CAMBIO: ¿Qué hace especial a Colombia para España en comparación con los otros países de la región? 

J.M.A.: Las relaciones entre ambas naciones son fundamentales por tradición, cultura y por el tamaño de su economía. Es un socio que ofrece solidez institucional, estabilidad política, fortaleza económica y cuyos indicadores son buenos, a pesar de estar desarrollando un programa reformista muy ambicioso que no es fácil de ejecutar.

Colombia tiene ventajas geográficas y estratégicas por su ubicación y su nivel de conectividad aérea. Además, es un país con un nivel alto de cualificación y la forma de trabajar y de entender el trabajo de los colombianos y colombianas se parece mucho a la de nuestros empresarios y profesionales. 

CAMBIO: Del otro lado, ¿cómo está la inversión de Colombia en España? 

J.M.A.: Es una pregunta interesante, y yo encantado de promover la inversión colombiana en España, Pero eso es más bien el trabajo del colega y amigo Eduardo Ávila, embajador de Colombia en Madrid. Puedo decir que es una asignatura pendiente que está empezando a corregirse. Destaco el ejemplo del grupo Trinity y su reciente inversión en España, lo mismo que el de marcas colombianas como Crepes & Waffles, con modelos muy interesantes de empleabilidad enfocado en las mujeres. Pero, en este momento, la proporción de empresas inversoras es de 1.000 a 20. Es decir, tenemos alrededor de 1.000 empresas españolas radicadas en Colombia que generan 150.000 empleos directos. No obsrante, en España hay mucho espacio para la inversión y los productos colombianos. 

Ustedes tienen 500.000 compatriotas radicados en mi país. La comunidad colombiana es una de las mejor integradas en España, y de las que más contribuyen a la prosperidad y el desarrollo de España. Los españoles debemos reconocer la importancia de las comunidades de países extranjeros que aportan todos los días para que nuestro país crezca económicamente. 

CAMBIO: Hoy Colombia está viviendo un proceso político de cambios y de reformas. ¿Cómo incide esto en las relaciones de ambos países? 

J.M.A.: España es una nación que ha atravesado procesos de cambio y de reforma muy marcados en los últimos 30 años y comprende que en Colombia se ha hecho una apuesta por una agenda reformista acelerada e intensificada que busca medidas de cambio y de transformación social y económica. Esas medidas están contenidas en el Plan Nacional de Desarrollo y de alguna manera quieren visibilizarse en la reforma pensional, en la reforma tributaria, en la reforma sanitaria, en la reforma de tierras y todo eso unido con un elemento transversal que les va a dar continuidad, que es la paz. 

España observa este proceso con el máximo interés, porque somos un país amigo, porque tenemos muchos intereses en Colombia y porque además apostamos, desde un gobierno progresista como es el español, porque este país salga adelante, con un panorama de desarrollo de derechos y cambios que permitan economía y se ponga a la vanguardia en lo que debe ser una nación próspera, pero justa. 

Ello es compatible con el hecho de estar atentos a la necesidad de que a los grandes socios económicos y políticos se les garantice seguridad jurídica y una previsibilidad que permita que los empresarios españoles que tienen grandes inversiones sigan trabajando en beneficio de los dos países. Si invertir en Iberoamérica es el camino correcto, hacerlo en Colombia es la apuesta más acertada. 

CAMBIO: ¿Qué tantos colombianos viajan a España por estudios y qué tipo de educación buscan?

J.M.A.: Colombia envía todos los años a España más de 30.000 estudiantes universitarios y 10.000 para hacer doctorados. Somos, junto con Estados Unidos, los dos primeros destinos de alumnos colombianos cuando quieren estudiar en el exterior. Eso es extraordinario y tiene un gran impacto económico.

CAMBIO: En la parte cultural, el Gobierno colombiano le hizo una solicitud a España para recuperar el llamado 'Tesoro Quimbaya'. ¿Cuál es la postura de España? 

J.M.A.: Hemos recibido efectivamente esa carta y España contestará a la propuesta de reclamación del Gobierno colombiano en tiempo y forma debidos. Siempre lo hacemos, somos un socio serio. 

Y en temas importantes para nuestros socios, como es el legado común y el patrimonio compartido, los españoles no entendemos nuestra identidad sin la dimensión americana, como tampoco se puede comprender sin la dimensión europea ni la mediterránea y nunca vamos a renunciar a esa dimensión.

Hay que huir de atajos y de enfoques de corto plazo y de vuelo bajo y que, en último término, son innecesarios en una relación tan fecunda y tan seria como siempre ha sido la de Colombia y de España. El diálogo con Colombia, como siempre ha sido, tiene que ser riguroso y específico, y tiene que partir de la base de que aquí no estamos para reclamar cosas sino para buscar formas en las que estemos más cómodos disfrutando, divulgando y haciendo más accesible ese patrimonio común. Adelante con los diálogos complejos, pero tengamos cuidado con no irnos hacia monólogos melancólicos.