
Jonathan Malagón, el presidente de la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia (Asobancaria).
Crédito: Asobancaria
Educación financiera, una de las mayores barreras para tener financiamiento: presidente Asobancaria
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En entrevista con CAMBIO, Jonathan Malagón, presidente de Asobancaria, aseguró que tanto las personas como las empresas aún no acceden fácilmente a productos financieros. Explicó que el sector y el Gobierno están trabajando por mejorar la inclusión financiera y combatir el "gota a gota".

En un año en que las condiciones financieras de los hogares y las empresas se han deteriorado, el rol del sector financiero ha cobrado relevancia para los colombianos. Jonathan Malagón, el presidente de la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia (Asobancaria), conversó con CAMBIO sobre la situación del sector y cómo los colombianos están afrontando las tasas altas y el acceso a productos financieros. También habló de los esfuerzos que vienen realizando en conjunto con el Gobierno en temas como el "gota a gota" y la regulación de los criptoactivos.
CAMBIO: El PIB del sector financiero creció 3,7 por ciento en el segundo trimestre, mientras que la economía a nivel general se expandió 0,3 por ciento. ¿Qué balance hace de la situación del sector bancario en Colombia?
Jonathan Malagón: El balance sigue siendo positivo. El sector bancario, a pesar de las condiciones económicas, se ha mantenido sólido y no avizoramos que la estabilidad que lo ha caracterizado se vea afectada. Tal y como ha ocurrido hasta ahora, los indicadores de liquidez y de solvencia patrimonial se mantendrán por encima de los mínimos regulatorios, cosa que nos ayuda a dar un parte de tranquilidad a todos los hogares que tienen depósitos y activos en las entidades que conforman el sistema.
Además, la correcta previsión de los riesgos que afronta el sector, y una buena gestión de estos, nos ayudará a hacer frente a la desaceleración de la cartera y aumento de vencimiento. Esta es una situación que esperamos que continúe hasta finales de 2023 y que ha explicado la menor rentabilidad este año.
CAMBIO: En el último año los indicadores de consumo se han desacelerado, ¿Le preocupa esa tendencia?
J.M.: La pérdida de dinamismo del consumo de los hogares sin duda ha marcado el comportamiento de la economía colombiana a lo largo del año y ha repercutido negativamente sobre sectores tan importantes como el comercio y la industria. Era de esperar que el consumo privado se resintiera ante el agotamiento de las fuentes de crecimiento que impulsaron la demanda en los años anteriores y también por la postura de política monetaria adoptada por el Banco de la República para atenuar las presiones inflacionarias.
Si bien los resultados en materia de consumo son modestos, pensamos que en 2023 este componente de la demanda puede expandirse 0,9 por ciento. Esperamos que conforme la inflación continúe cediendo y el ciclo de reducción de tasas empiece, el consumo de los hogares se recupere y tenga una senda de crecimiento más favorable en 2024.
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CAMBIO: Asobancaria hizo un llamado a reducir las tasas de interés, ¿cómo ve el nivel actual de la tasa de intervención del Emisor?
J.M.: Asobancaria siempre ha sido defensor y respetuoso de la independencia del Banco de la República, por lo que entiende que su Junta Directiva actuará de acuerdo con su mandato de control de inflación. En realidad, el llamado que hemos venido realizando es a los hogares y las empresas, para que en sus decisiones de consumo e inversión tengan presente que, a medida que la inflación siga disminuyendo, es muy probable que las condiciones financieras mejoren considerablemente el próximo año.
El gremio ha destacado el rol del Emisor para hacer frente al repunte inflacionario por medio de los incrementos a la tasa de interés de referencia que tuvieron lugar entre octubre de 2021 y abril de 2023. Sin estas decisiones, el país hubiese experimentado mayores niveles de inflación y dificultades para acceder a la financiación en los mercados internacionales.
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"Esperamos que conforme la inflación continúe cediendo y el ciclo de reducción de tasas empiece, el consumo de los hogares se recupere y tenga una senda de crecimiento más favorable en 2024".
La inflación ha venido cediendo, pero a un ritmo menor al esperado. Por eso comprendemos que el nivel actual de tasas de interés es necesario para continuar anclando las expectativas, y que solo cuando esto suceda, se podrá dar inicio al ciclo de recortes que serán necesarios para impulsar la reactivación económica en los próximos meses. Tenemos total convicción que el Banco de la República tomará las decisiones adecuadas con el fin de preservar la estabilidad macroeconómica del país.
CAMBIO: ¿Qué tan efectivas cree que han sido las bajas en las tasas de las tarjetas y algunos créditos de consumo que han impulsado los bancos desde hace meses?
J.M.: Las disminuciones anticipadas de las tasas de interés de los créditos que vienen realizando las entidades de manera autónoma desde marzo han sido muy efectivas para aliviar la carga financiera de los hogares y empezar a apalancar la recuperación económica.
Desde marzo, las tasas de interés de las tarjetas de crédito han caído 460 puntos básicos (4,6 puntos porcentuales), las de consumo 115 puntos básicos (1,15 puntos porcentuales), las de vivienda 95 puntos básicos (0,95 puntos porcentuales) y las de microcrédito 80 puntos básicos (0,8 puntos porcentuales). A su vez, la carga financiera de los hogares, que alcanzó máximos históricos en 2022 cuando llegó a 38,1 por ciento, ya se encuentra en 35,6 por ciento.
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CAMBIO: ¿Cómo están los indicadores de la cartera en este momento?
J.M.: De acuerdo con la Superintendencia Financiera, a julio la cartera bruta total cayó en 3,9 por ciento frente al año anterior. Este comportamiento estuvo jalonado principalmente por las modalidades de consumo y comercial que cayeron respectivamente 7,1 por ciento y 2,8 por ciento en términos reales, debido a la marcada desaceleración económica y las condiciones financieras aún estresadas para hogares y empresas.
En cuanto al vencimiento, los indicadores se han deteriorado hasta alcanzar niveles similares a los que se presentaban antes de la pandemia, pues la cartera vencida representa el 4,8 por ciento de la cartera total. No obstante, llama la atención que la cartera de consumo ha tenido un vencimiento mucho mayor, alcanzando el 7,4 por ciento, algo que las entidades vienen siguiendo de cerca y gestionando adecuadamente a través de sus sistemas de riesgo. De hecho, tanto para la cartera total como para la carteta de consumo, el nivel de aprovisionamiento cubre más del 100 por ciento de la cartera vencida.
CAMBIO: ¿Cuáles son las mayores barreras de acceso a financiamiento que aún tienen los colombianos?
J.M.: Dentro de las principales barreras que enfrentan las personas en Colombia está la falta de información y educación financiera. También la falta de accesibilidad física a los canales de atención, y un desconocimiento del sector financiero. Existen otras brechas, como la conectividad y generación de scores alternativos que les permitan tener acceso a productos financieros que se ajusten a sus necesidades.
Pero no solo pasa con las personas, las empresas también se enfrentan a barreras de acceso, especialmente las mipymes. Entre esas barreras se encuentran la informalidad, las asimetrías de información, la falta de historial crediticio y de garantías y el bajo conocimiento de los productos financieros, así como factores culturales y el desconocimiento de las posibilidades de crecimiento empresarial.
Por ello, el sector financiero colombiano tiene el objetivo de lograr mejores niveles de inclusión financiera, sobre todo en materia de uso y acceso al crédito.
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CAMBIO: ¿Cómo están haciendo eso?
J.M.: Principalmente con el apalancamiento en tecnología, para ofrecer instrumentos financieros que aborden mejor las necesidades de todos los usuarios del sistema financiero. Entre los ejemplos más destacados en esta materia están los depósitos de bajo monto, que son productos 100 por ciento digitales y de fácil apertura y uso; también los medios de pago electrónicos con el uso de tecnologías como los códigos QR y NFC; las billeteras electrónicas y los créditos 100 por ciento digitales.
CAMBIO: ¿Cómo ven la situación del “gota a gota” en Colombia?
J.M.: Los créditos “gota a gota” son una forma de crédito informal cuya actividad no está supervisada por las autoridades financieras colombianas y que recurren a recursos propios para otorgar préstamos inmediatos, a tasas de interés que están por encima de la tasa de usura.
Quienes adquieren este tipo de créditos se enfrentan a costos sumamente altos, que en algunas ocasiones los hacen impagables; también se enfrentan a que las condiciones de la deuda cambian según las necesidades del prestamista y a situaciones de riesgo ante cualquier práctica ilícita de cobro.
La encuesta de micronegocios del Dane revela que en 2022 había 5,9 millones de estos negocios, de los cuales el 82 por ciento no solicita financiamiento al sector financiero formal. Más preocupante aún es el porcentaje de microempresarios que recurrieron al "gota a gota" para financiarse, que pasó del 13,9 por ciento, en 2019, al 24,4 por ciento en 2022.
CAMBIO: ¿Qué se necesita para combatir este tipo de préstamos informales?
J.M.: El sistema financiero colombiano, en coordinación con el Gobierno, ha diseñado nuevos productos y servicios para que las poblaciones subatendidas financieramente puedan acceder a instrumentos financieros que se ajusten a sus necesidades. Una muestra de esto son los depósitos de bajo monto y los créditos de bajo monto, cuyo trámite de apertura es simplificado y son productos digitales.
El Gobierno estableció la “Estrategia nacional de financiamiento para la Economía Popular” para atender las diversas necesidades de financiamiento de las unidades productivas de baja escala que componen la Economía Popular y sustituir las onerosas fuentes de financiamiento informales, como el crédito gota a gota. En el marco de esta estrategia nació en marzo el programa “Creo, un crédito para conocernos”, a este programa pueden acceder personas que requieran un crédito productivo y que pertenezcan a los niveles A, B o C del Sisbén o que no hayan tenido un crédito con el sistema financiero formal durante los últimos cuatro años.
CAMBIO: ¿Cómo está el negocio de los criptoactivos en el país?
J.M.: En la actualidad, Colombia no cuenta con un marco regulatorio específico para los criptoactivos, que son representaciones digitales de activos financieros, como son el dinero, las acciones, entre otros; y activos no financieros, entiéndase obras de arte, música, películas o fotos, por ejemplo. Los criptoactivos son, a su vez, un subconjunto de los activos digitales que se originan al interior de una cadena de bloques, una herramienta que permite llevar el registro de propiedad de los activos y sus transacciones.
El Banco de la República y la Superintendencia Financiera no los reconocen como medio de pago de curso legal o depósito de valor. Sin embargo, el Banrep ha manifestado que este tipo de activos representa ventajas potenciales para las entidades financieras y los consumidores por su potencial para disminuir los costos de tenencia y transferencia de riqueza.
CAMBIO: ¿Qué hace falta para regularlos?
J.M.: En 2021, la Superintendencia Financiera promovió un piloto para realizar pruebas en "la Arenera" (espacio controlado por la entidad para realizar pruebas de innovaciones) de operaciones en productos financieros de depósito a nombre de plataformas de criptoactivos. En ese espacio participaron siete entidades vigiladas acompañadas de plataformas de intercambio de criptoactivos. A la fecha se encuentran operando cuatro de estas alianzas y han finalizado las otras tres.
Como resultado, el supervisor publicó una circular en la que impartía instrucciones para la vinculación y prestación de servicios a Proveedores de Servicios de Activos Virtuales. Pero hasta el momento, esta circular no ha sido expedida.
La banca ha demostrado su interés en seguir innovando en estos modelos de negocio y aportar cuanto sea necesario a la regulación de los criptoactivos en Colombia, un paso clave para que el sector financiero continúe desarrollando nuevos productos y servicios con una base jurídica segura en su uso y con reglas de juego claras para todas las partes que participen en el ecosistema cripto.
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