“Sustituir bolsas plásticas por biodegradables o con materia prima reciclada no es fácil y es costoso”: Acoplásticos

Paula Ocampo, vicepresidente ejecutiva de Acoplásticos.

Crédito: Acoplásticos

9 Julio 2024 05:07 pm

“Sustituir bolsas plásticas por biodegradables o con materia prima reciclada no es fácil y es costoso”: Acoplásticos

Ya empezó a regir la prohibición de bolsas plásticas de un solo uso, pitillos y otros artículos. En entrevista con CAMBIO, Paula Ocampo, vicepresidenta ejecutiva de Acoplásticos, explicó en qué casos aplica la prohibición y aseguró que la industria ha tenido poco tiempo para adaptar sus procesos a materias primas recicladas.

Por: Laura Lucía Becerra Elejalde

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El 7 de julio entró en vigencia uno de los puntos de la Ley 2232 de 2022, la de productos plásticos de un solo uso, con la que se prohíben seis productos plásticos que no podrán ser comercializados o distribuidos en Colombia si no ofrecen alguna alternativa sostenible, como ser reutilizables, biodegradables o fabricados con materia prima reciclada.

En la práctica, sin embargo, dejar de usar bolsas y otros de estos plásticos es un reto. Mientras los comercios dejan de utilizar bolsas, las empresas productoras trabajan en otras alternativas. CAMBIO conversó con Paula Ocampo, vicepresidenta ejecutiva de Acoplásticos, el gremio que representa al sector. Ocampo explicó a cuáles se aplica la prohibición, qué excepciones establece la ley y los inconvenientes que experimentan los productores para producir con materias primas recicladas 

CAMBIO: ¿Qué productos de la cadena plástica se ven afectados con esta prohibición?

Paula Ocampo: La prohibición ya empezó. Es importante resaltar que esta es para comercializar y distribuir, no para producir, y la medida de esta prohibición está dividida en dos momentos: hay unos productos que quedaron prohibidos desde el 7 de julio de 2024 y otros que comenzarán su prohibición el 7 de julio de 2030. 

La ley trae un listado de 14 productos. Por ahora los que están prohibidos son las bolsas plásticas de punto de pago, como las que entregan en los supermercados y tiendas; las bolsas que se utilizan en lavanderías para ropa limpia, para facturas o empacar revistas, periódicos; las bolsas de precorte, o las que se usan en los fruver en las secciones de frutas y verduras; los copitos de cuerpo plástico; los pitillos; los mezcladores y los soportes para bombas o globos. 

CAMBIO: ¿Cuáles son las excepciones a esa prohibición? 

P.O.: La prohibición no es absoluta. Hay un listado general de nueve excepciones en la ley. Hay algunas muy específicas. Las bolsas de fruver se pueden utilizar para productos de uso animal, como el pollo, la carne o el pescado crudo. Esas bolsas sí se pueden comercializar y poner a disposición del público. Otra excepción es que el producto que se empaque en la bolsa haga parte de la canasta básica que mide el Dane, excluyendo frutas y verduras. 

También hay excepciones si las bolsas se elaboran ciento por ciento con materia prima plástica reciclada. También se pueden seguir utilizando los pitillos para bebidas de 400 mililitros, que son los que se usan para cajas de jugo o bolsas de avena y yogur, esa es otra excepción, así como las bolsas para empacar residuos peligrosos por temas de atención médica. Y también hay otra alternativa que permite la ley para el uso de biodegradables para la fabricación de estos productos, bajo el cumplimiento de condiciones específicas. 

CAMBIO: Con todas estas excepciones, ¿cómo se puede controlar en la práctica que se cumpla esa prohibición? 

P.O.: Dado que son seis productos específicos, es un reto importante para la autoridad ambiental y hay algunas de las alternativas o formas que se establecieron para el control. Por ejemplo, para decir que una bolsa de un punto de pago está fabricada al ciento por ciento con materia prima plástica reciclada, se debe hacer un proceso de certificación por una entidad acreditada, cumpliendo una norma técnica, y eso se debe reportar ante la autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla). Es una forma de tratar de evitar el greenwashing. Es fácil decir que un producto tiene ciertas propiedades, pero se debe certificar. 

Con los biodegradables también se deben reportar al Ministerio de Ambiente las pruebas de laboratorio, y se deben cumplir ciertas normas técnicas. Son herramientas de control poderosas, pero el reto es muy grande porque los productos de plástico están masificados y controlar las bolsas en todas las tiendas, supermercados y sitios que se pueden utilizar no es tan fácil.  

CAMBIO: ¿Cuántas empresas en Colombia se dedican en el país a este tipo de plásticos de un solo uso? ¿Qué tan relevante es esta industria? 

P.O.: Hay más o menos 3.000 establecimientos que se dedican a transformar plásticos en Colombia, aunque la mayoría de la industria está enfocada en envases y empaques, no tanto en estos segmentos, pero podríamos hablar de alrededor de 12 por ciento de la industria. 

Hicimos un análisis a partir de la encuesta anual manufacturera del Dane, y teniendo en cuenta bolsas sin impresión, pitillos, platos y vasos desechables, que son los productos que vienen en la segunda tanda de prohibición, estimamos una afectación cercana a los 12.000 empleos directos si se tienen en cuenta los productos prohibidos en 2024 y los que se prohibirán en 2030. 

El valor de producción de las bolsas de material plástico sin impresión es de alrededor de 596.357 millones de pesos, el de las bolsas impresas de material plástico es de 982.223 millones y el de los pitillos plásticos 38.836 millones de pesos. 

CAMBIO: La norma prohíbe la comercialización de plásticos de un solo uso, pero no su producción. ¿Qué caída esperan en las ventas de los productores?

P.O.: Es difícil estimar un impacto por ahora, pero viene un reto importante para las empresas, como buscar un nuevo mercado fuera del país, porque se permite la producción para la exportación; identificar si están en alguna de las excepciones o los costos adicionales que enfrentarán si van a hacer un tránsito hacia materias primas plásticas recicladas. 

CAMBIO: Si bien la ley se aprobó hace dos años, ¿qué tan fácil ha sido para las empresas hacer un cambio hacia otros materiales? 

P.O.: Las materias primas biodegradables son mucho más costosas y requieren acreditaciones. Y la norma con la que se reglamentó la materia prima plástica reciclada salió diez días antes de la fecha de inicio de la prohibición, se reglamentó el 26 de junio con la resolución 803 del Ministerio de Ambiente y no hubo mucho tiempo para que las empresas tomaran esa alternativa. Es algo en lo que están trabajando hoy con la norma encima. 

La ley entró en vigencia hace dos años, y traía unos plazos que iban entre seis y doce meses para que el Gobierno hiciera la reglamentación y el desarrollo de cómo se va a aplicar la ley. Eso fue lo que se demoró. Sin esa reglamentación no se podía avanzar sin saber las condiciones necesarias para la producción de materias primas biodegradables. Estos no son procesos fáciles, puede que no sirva la misma máquina, las mezclas de las materias primas pueden ser distintas o en algunos casos se requiere cambiar de proveedor de materia prima. No es nada fácil y es costoso sustituir bolsas plásticas por biodegradables o con materia prima reciclada. 

Muchas empresas que se dedican a fabricar bolsas plásticas son pequeñas y no tienen el músculo financiero para hacer la reconversión industrial y laboral. Eran empresas que hacían una actividad legal, pero se necesita que el Estado apoye esos cambios. Eso generó algo de ruido alrededor de las empresas. 

CAMBIO: ¿Considera que esta medida es negativa?

P.O.: No la calificaría ni como positiva ni negativa. No es lo ideal. Lo que hemos visto con otras experiencias es que se sataniza a algunos productos. La solución ideal está en la economía circular, en cerrar el ciclo de vida del producto. La industria está trabajando con toda la cadena en innovación, ecodiseño, materia prima, ponderando en el mercado productos que se puedan reciclar más fácil. El plástico no va a desaparecer porque tiene muchos beneficios como material, pero hay que buscar cómo darle un cierre de ciclo. 

Entendemos que hay diferentes medidas que combinadas pueden dar resultados positivos. La prohibición es algo difícil para la industria, también para los consumidores. Se ha avanzado con el impuesto y las resoluciones de Ministerio de Ambiente que establecían tamaños mínimos, pero hemos visto en otros países, como Perú, donde hubo una transición muy rápida, que el resultado fue el cierre de establecimientos, pérdida de empleos y un mercado de contrabando de estos productos

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