Papa Francisco donó 200.000 euros de su cuenta personal para ayudar a una causa que defendió toda su vida

A pocos días de su muerte, el papa Francisco tomó una decisión discreta al donar 200.000 euros de su cuenta personal. La suma fue entregada sin ceremonia, como parte de uno de sus últimos actos públicos de apoyo a una causa que marcó su papado desde el inicio: la situación de las personas privadas de la libertad.

El gesto fue revelado a medios este miércoles por el obispo Benoni Ambarus, delegado para la pastoral carcelaria en Roma, quien explicó que el pontífice hizo la transferencia tras ser informado de una deuda pendiente en una fábrica de pasta gestionada por jóvenes en un centro de reclusión para menores, en el penal de Casal del Marmo, en Roma.

Según Ambarus, Francisco escuchó con atención el problema: una hipoteca elevada que limitaba el funcionamiento del proyecto. "Le dije que tenemos una hipoteca cuantiosa para esta fábrica de pasta", explicó el funcionario.

La propuesta era clara: si lograban cubrir la deuda, podrían reducir el precio de la pasta, aumentar las ventas y contratar a más internos. El papa respondió con una frase sencilla: "Casi no me queda dinero, pero aún tengo algo en mi cuenta", y procedió con la donación de 200.000 euros.

Francisco dedicó gran parte de su vida a defender los derechos de los presos

El proyecto beneficiado forma parte de un modelo de reinserción social impulsado en algunos centros penitenciarios italianos, y el papa lo había visitado personalmente durante anteriores jueves santos.

De hecho, su última visita a un penal fue solo cuatro días antes de morir, cuando acudió a la cárcel de Regina Coeli, en Roma. No pudo realizar el tradicional lavatorio de pies, pero aprovechó la ocasión para insistir públicamente en la necesidad de atención hacia los presos.

Durante su pontificado, Francisco dedicó esfuerzos reiterados a visibilizar a las personas privadas de la libertad. En diciembre de 2024 eligió abrir una de las puertas santas del año jubilar en la cárcel de Rebibbia, un gesto sin precedentes en la iglesia moderna.

Con esta última donación, el papa no solo reafirmó esa línea de acción, sino que lo hizo con sus propios recursos. "Ahora, con el testamento, he sabido que será enterrado gracias a un benefactor porque él había entregado todas sus posesiones", dijo Ambarus al medio La Repubblica.

Mientras miles de fieles asisten a su velorio en la Basílica de San Pedro, este acto silencioso se suma a la memoria de un pontífice que quiso dejar claro, hasta el final, dónde estaban sus prioridades.