Subestimación fatal
11 Noviembre 2023 10:11 am

Subestimación fatal

El abogado e internacionalista Jaime Rosental habla sobre la subestimación a la ideología genocida del islamismo y su proyecto nazi: la desaparición de Israel.

Por: Redacción Cambio

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Por: Jaime Rosental*

Así denominó el historiador alemán Karl Dietrich Bracher (1922-2016) la actitud del mundo occidental frente a las amenazas de Adolfo Hitler, que finalmente desembocaron en la segunda guerra mundial y el Holocausto,  el genocidio perpetrado por los nazis contra el pueblo judío. Parecería que el fracaso de la mayoría de los observadores de la época en tomar con suficiente seriedad la ideología nazi fue, en sí mismo, uno de los motivos más importantes para los éxitos iniciales del nazismo. 

Para Bracher, la incredulidad inicial de que Hitler hablaba en serio acerca de sus amenazas de asesinar a los judíos de Europa,  podría describirse como la historia de la subestimación del significado real de sus principales ideas. Mucho antes de su ascenso al poder en 1.933, la ideología nazi ya estaba estructurada con sus componentes principales: la superioridad de la raza aria, el desprecio por el liberalismo y la democracia como forma de gobierno, el ataque frontal al socialismo en todas su formas,  y por supuesto el señalamiento a los judíos como la causa de todos los males por los que atravesaba Alemania después de la Primera Guerra Mundial.

Al mismo tiempo, y por la misma época, pero lejos de Europa, se sentaban las bases de otra visión del mundo, igualmente supremacista, enemiga de occidente, sus instituciones y filosofía política, e igualmente antisemita, pero por otros motivos. En 1.928 nacía en Egipto fundada por Hassan El-Banna (1906-1949),  la Hermandad Musulmana, y su particular visión del Islam. Junto con otros ideólogos como el musulmán indio Abul Ala Maududi (1903-1979), originan el Islamismo, que en sus orígenes centró su interés  en el rechazo a la presencia británica en el Medio Oriente y el subcontinente indio. Pero  fue Sayd Qütb, (1.905-1.966) quien le dio su orientación actual, una ideología que busca imponer la ley islámica como fundamento único de la organización política y  social de las sociedades contemporáneas, las musulmanas primero, y el resto del mundo después. La influencia occidental (término en el que se incluye tanto el mundo capitalista como el socialista), o sea la modernidad,  es la causa de la bancarrota moral de la umma, comunidad de seguidores de las enseñanzas del Profeta, y por eso es deber de todo musulmán combatir esas ideas perniciosas a través de la dawa (prédica) y de la yihad (esfuerzo), que termina significando guerra contra los infieles.

Aunque no está claro cuándo, se considera que debió ser a comienzos de la década del 50,  Qütb escribió una pequeña obra titulada “Nuestra lucha contra los judíos”, en la que utilizando pasajes del Corán que mencionan las primeras “luchas” del Profeta antes del nacimiento del Islam, retoma el relato del enfrentamiento con los judíos de Medina, de donde extrae la idea de que éstos, los judíos,  tienen como objetivo la destrucción del Islam. Y por lo tanto, hay que combatirlos hasta su exterminio.

Los escritos de Sayd Qütb, y su particular visión de occidente, la modernidad y de los judíos que lo dominan todo, están en la base de todas las organizaciones islamistas, comenzando por la Hermandad Musulmana en Egipto, el Jamaat e Islami en Pakistán, los más antiguos e influyentes. La revolución islámica en Irán (1.979) se inspiró en la versión sunní del islamismo, pero con el aporte de diversos  ideólogos iraníes  y el líder de la revolución, Ayatola Ruholla Jomeini, con su idea del Velayat e Faqih o Gobierno de los Juristas para estructurar  un “islamismo shiita”, que introduce la figura del líder supremo como fuente última de autoridad. “Si el gobierno islámico se basa en la ley islámica, los más calificados para gobernar son los expertos en la ley islámica”, decía Jomeini, y ese es hoy uno de los pilares constitucionales de la República Islámica de Irán. 

En 1.988 aparece en la franja de Gaza, el Movimiento de Resistencia Islámica, Hamás, fundado entre otros por el Jeque Ahmed Yassin. El Manifiesto Fundacional de este movimiento (al cual se puede acceder en éste link: https://avalon.law.yale.edu/20th_century/hamas.asp) advierte en el Preámbulo que “Israel existirá y seguirá existiendo hasta que el islam lo aniquile, como antes aniquiló a otros”, y que luchan “por alzar el estandarte de Alá sobre cada pulgada de Palestina” (Artículo 6). “El día en que los enemigos usurpan una parte de la tierra musulmana, la Yihad pasa a ser deber individual de todo musulmán. Frente a la usurpación judía de Palestina es obligatorio alzar el estandarte de la Yihad. (…)” (Artículo 15). Hamás no oculta su intención de destruir Israel y no distingue entre judíos y sionistas. A lo largo del documento, parafraseando a “Los Protocolos de los Sabios de Sion”,  hay numerosas referencias a los judíos como responsables de todo lo que pasa en el mundo, y declaran sin reservas que “no hay solución para la cuestión palestina si no es a través de la Yihad”, por lo que rechazan las soluciones pacíficas y conferencias internacionales. Yihad es el camino. (Art. 13)  

Siete décadas  después del Holocausto, el Islamismo radical revive sin tapujos el discurso genocida, esta vez, contra el judío colectivo, el Estado de Israel. Utilizando el lenguaje antisemita tradicional de la derecha europea de finales del siglo XIX, son claras, continuas y directas las amenazas que hacen los Ayatolas iraníes, y los líderes de Hezbollah y Hamás sobre la destrucción de Israel, (“borrar a Israel del mapa” es la leyenda escrita en los misiles balísticos que la teocracia iraní ha desarrollado para cumplir sus amenazas.) 

Nuevamente aparece la subestimación fatal. El mundo subestima al Islamismo y su ideología genocida, lo que se evidencia en el eco que le hace a las ideas yihadistas esa masa amorfa de islamistas y progresistas,  seudoliberales y defensores de los derechos humanos, que arropan y reproducen al unísono los cantos de guerra del proyecto genocida de Hamás. “Palestina libre desde el río hasta el mar”, es sin lugar a dudas el slogan de un proyecto genocida: la desaparición de Israel. Y en ese camino, lo sucedido el 7 de octubre pasado en los poblados y “kibutzim”-colectivos agrícolas-,  del sur de Israel, es apenas la muestra, una pequeña cuota inicial de lo que les esperaría a 9 millones de israelíes, judíos y árabes infieles, como consecuencia de la narrativa genocida patrocinada por los gritos de guerra que se oyen hoy en manifestaciones en las calles de Madrid, Londres, New York y diversas  ciudades em Occidente.

La  lucha por la autodeterminación del pueblo palestino, causa justa, la misma del pueblo judío un siglo antes como respuesta al antisemitismo europeo, termina representada por un liderazgo islamista radical, yihadista, xenófobo, homofóbico, miogénico, conformado por multitudes extasiadas con  la infausta  ideología teocrática y ultraconservadora. Y pobre humanidad que terminó comprando tal narrativa, desnudando la pobreza conceptual e ideológica de una izquierda que se quedó con el discurso anti-imperialista como su única bandera, sin darse cuenta de que el imperialismo nazi-islamista terminará persiguiéndolos igual que hicieron los Ayatolas con Jomeini a la cabeza,  con los progresistas. Liberales y comunistas  iraníes que apoyaron la revolución, creyendo que estaban cerca de la gloria. La muerte, las cárceles y el exilio  fue lo que encontraron.

Otra vez al mundo lo ciega el antisemitismo: a diferencia del  tradicional, que en su forma más virulenta  e insidiosa, buscaba un mundo sin judíos (judenrein),  el antisemitismo actual persigue un Medio Oriente y un mundo libre de un estado judío (judenstatrein). Otra vez los judíos aparecen como diablos, otra vez los libelos de sangre, otra vez la amenaza del exterminio. Putin, Erdogan, Jamenei, Nasrallah, Haniyeh se frotan las manos. La libertad y la democracia degolladas, como los bebes del Kibutz Beeri. Edward Said debe estar revolcándose en su tumba.

*Internacionalista, abogado

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