Elecciones en Venezuela: el difícil camino de los venezolanos a las urnas

Sobre las elecciones presidenciales en Venezuela, el 28 de julio de 2024, hay una pregunta que mantiene en vilo a los más de 21 millones de electores llamados a votar en el país suramericano. En caso de ser derrotado, ¿aceptará el gobierno de Nicolás Maduro ceder el poder?

De momento, el candidato opositor, Edmundo González, lidera ampliamente las encuestas con 50 por ciento de intención de voto contra 22 a 25 por ciento para el candidato saliente.

Una ventaja previsible, en la medida en que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) –en el poder desde 1999– no ha logrado sacar al país de la profunda crisis económica en la que se encuentra hundido desde hace una década. Es un naufragio atribuido por expertos al control estatal de la economía, la corrupción imperante y las sanciones impuestas por Estados Unidos al oro y al petróleo: principal producto de exportación de este país con las mayores reservas de oro negro probadas en el mundo.

El gobierno tampoco ha podido frenar la emigración de los más de 7,7 millones de venezolanos que se encuentran desperdigados por el continente, según cifras de la Agencia de la ONU para los refugiados (Acnur).

Pero, aunque "la ventana de oportunidad está abierta, porque es quizá la elección más compleja que ha tenido que enfrentar el chavismo (...) no podemos olvidar que no estamos hablando de un sistema democrático, estamos hablando de un régimen autoritario que lo que se está jugando no es solo la continuidad de un proyecto político (...), sino incluso su libertad", advierte Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario. Rodríguez hace referencia a la investigación que lleva a cabo la Corte Penal Internacional en su contra por posibles crímenes de lesa humanidad.

Lo que explica que "la oposición busca ganar con tal contundencia que obligue al gobierno a reconocer que perdió", agrega el historiador Pedro Benítez. "Veremos si Maduro admite la derrota o no. Esa es la incógnita".

Maduro, el insumergible

Si algo ha demostrado hasta ahora Maduro es una destreza política insospechada. Elegido por primera vez en 2013, tras la muerte del líder de la revolución bolivariana, Hugo Chávez, ha demostrado ser "un hombre capaz de pasar por encima de su propio orgullo, capaz de ridiculizarse, lo que llevó a que mucha gente en el interior de Venezuela, en el interior del chavismo, e incluso en el escenario internacional lo subestimara", analiza Rodríguez, pero "es un tipo que tiene una altísima capacidad política" pese a que "no ha tenido formación universitaria".

Respaldado por un poderoso aparato estatal que incluye al ejército, altos tribunales, organismos de control y entes electorales, ha sorteado tormentas como la que siguió a los comicios de 2018 –no reconocidos por unos 50 países, incluyendo a Colombia y Estados Unidos– en los que fue reelegido ante la ausencia de oposición.

Y, aprovechando la llegada al poder de los presidentes izquierdistas Gustavo Petro en Colombia y Luis Inácio Lula da Silva en Brasil, fue incluso capaz de enterrar el "cerco diplomático" tendido en su contra por el expresidente estadounidense Donald Trump. Forzando la administración de su sucesor, el demócrata Joe Biden, a impulsar un encuentro con la oposición venezolana –reunida bajo la bandera de la Plataforma Unitaria Democrática– en la isla de Barbados en 2023, durante el que se acordó levantar sanciones a cambio de celebrar elecciones libres en 2024.

El fenómeno Machado

Lo que quizá no esperó, fue que ese encuentro, impulsado por una administración estadounidense presionada por la migración venezolana y la necesidad de buscar nuevos socios energéticos en medio de la guerra en Ucrania, permitiera la emergencia de un poderoso liderazgo.

Conocida como "la dama de hierro" por su postura ultraliberal y su férrea oposición al chavismo, María Corina Machado arrasó seis días después en las primarias de la oposición, en las que sumó más de 2 millones de votos. "En un país carente de líderes, esta mujer se convirtió en la única persona capaz de liderar" a "una oposición dispersa", señala el politólogo y exrector del Consejo Nacional Electoral (CNE) Luis Salamanca.

Suficiente para espantar al Tribunal Supremo de Justicia, que confirmó una inhabilitación en su contra de 15 años para ejercer cargos públicos por su presunta participación en una trama de corrupción. Así como al Consejo Nacional Electoral (CNE), que no permitió que se postulara su sucesora, sin dar mayores explicaciones.

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Cuando parecía que se empezaba a fracturar la oposición, quedó finalmente elegido el diplomático Edmundo González, un hombre moderado y prácticamente desconocido del público, que nunca quiso ser candidato. Con lo que ahora "el país tiene un candidato inscrito legalmente y una candidata real, que es María Corina Machado, que es la que tiene el capital político, moviliza y lidera", dice Salamanca.

Desde entonces, "la dama de hierro" se ha dedicado a recorrer el país por tierra –ya que ninguna compañía aérea quiere venderle tiquetes por miedo a represalias del gobierno– en medio de una gira épica que levanta pasiones.

Arrecia la persecución

A su vez, el gobierno venezolano ha emprendido su propia campaña paralela, con el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, pisándole los talones, realizando encuentros en las mismas ciudades a las que se dirige y emprendiendo una persecución contra quien se atreve a ayudarla.

El fisco venezolano llegó hasta el absurdo de clausurar el puesto de empanadas de dos hermanas que tuvieron la osadía de venderle de comer. Así como de decomisar las barcas de pesqueros que le ayudaron a cruzar ríos para llegar a ciudades lejanas.

En total, unos 37 activistas han sufrido "detenciones arbitrarias" en medio de la campaña electoral, denunció recientemente Machado, diez de ellos directamente ligados a su partido, Vente Venezuela, del que seis miembros se encuentran refugiados en la embajada argentina.

Y, por si fuera poco, el CNE ha sido acusado de limitar la votación de la enorme diáspora venezolana, generalmente antichavista, al exigirle lineamientos burocráticos casi imposibles de sortear para una población en buena medida pobre e informal. Lo que llevó a que menos de 1 por ciento de los venezolanos en el exterior pueda emitir su sufragio.

Aun así, "la estrategia inicial del gobierno venezolano era generar abstención entre quienes piensan que es necesario un cambio político" y dispersar el voto del resto entre múltiples candidatos, pero parece que esa estrategia "que le ha funcionado en el pasado (...) no está siendo del todo efectiva", concede Eugenio Martínez, director de la organización de veeduría electoral Votoscopio. Por lo que algunos analistas no descartan que Edmundo González pueda ser inhabilitado de último momento.

Además de Maduro –cuyo rostro aparece 13 veces en la boleta electoral–, nueve candidatos figuran en el tarjetón. Todos afines al chavismo, salvo González y Enrique Márquez, exvicepresidente del CNE.

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El eterno retorno

Ante la falta de garantías para la oposición, Estados Unidos decidió restablecer a partir de abril las sanciones contra Venezuela, con notables excepciones para multinacionales que han permitido aumentar su producción de unos 770.000 barriles de petróleo diarios en junio de 2023 a 910.000 hoy.

Un crecimiento que permitió una leve mejora de la economía, en un país que se fragmenta cada día más entre quienes ganan en dólares –generalmente contratados por empresas privadas– y los asalariados y jubilados cuyos ingresos en bolívares no alcanzan ni para cubrir la canasta básica.

A la propuesta formulada por Gustavo Petro de "un pacto democrático para cualquiera que pierda, certeza y seguridad sobre su vida”, el chavismo ha respondido con el ofrecimiento de un acuerdo que obligue a los postulantes a reconocer el resultado de la elección, rechazado por la oposición.

Lo que se suma al discurso en el que acusa a los opositores de participar en al menos cinco conspiraciones para tratar de derrocarlo. Luego de aceptarlos, el CNE finalmente rechazó la participación de observadores de la Unión Europea el día del sufragio, al que solo asistirán cuatro expertos de la ONU que realizarán un "informe privado" para el secretario general de la organización. El ganador de la elección tomará posesión el 10 de enero de 2025.