Sendero de Moyas: de los edificios al páramo caminando
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Es posible explorar varios senderos ecológicos de los cerros orientales, los pulmones de Bogotá. Antójese, camine y conózcalos.
14.000 hectáreas de norte a sur, desde Usme hasta El Codito. Bosque altoandino, subpáramo y páramo. Nueve especies de frailejones, más de 199 especies de aves, más de 494 especies de flora nativa de las cuales 156 son endémicas, 35 tipos distintos de animales como: el tigrillo, la pava andina, cusumbos, zorros, conejos silvestres, borugos, ardillas.
Los cerros, los páramos, el agua. Esas montañas que se ven desde todas partes son el sustento geológico de que Bogotá –qué paradoja en estos días– es la única capital tropical que tiene asegurada el agua. Los cerros que limpian el aire y que son el rostro y el cuerpo de esta ciudad caótica que gracias a ellos respira, descansa, matiza su frenesí, contaminación, sus ansias.
Como el 65% de los cerros orientales son privados y en muchas ocasiones carecen de un control y programas sostenibles para su protección, hablamos con Camilo Robledo, uno de los fundadores de Livehappy, startup que trabaja colaborativamente para visibilizar, crear conciencia sobre la importancia de los cerros y garantizar la protección de las montañas que circundan a los bogotanos.
Livehappy
Camilo Robledo es artista plástico, senderista y enamorado de las montañas. Hace tres años, la inseguridad y el descontrol logístico hicieron del sendero de Moyas –su favorito para caminar en las mañanas– una lugar de alto riesgo; junto a Rafael Torres, administrador y deportista, y Diego Barragán, ingeniero industrial,decidió crear Livehappy ponerle pecho a la circunstancia.
Al sendero de Moyas se accede en el barrio Rosales, en la transversal 2 este #78-93. El recorrido total, hasta su gran mirador –que ofrece una vista panorámica y privilegiada de la ciudad–, es de 3 kilómetros. Recorrerlo implica transitar tres pisos térmicos: bosque andino, bosque alto andino, subpáramo y páramo. En menos de una hora caminando a un ritmo tranquilo, los visitantes pueden pasar de los edificios de ladrillo a los frailejones y los colibríes. Su dificultad media hace un oasis para caminantes de todos los niveles.
Sin embargo, al reverso del sendero está el barrio San Luis, uno de los barrios populares más complejos de los cerros orientales. Microtráfico, escasísimas posibilidades de trabajo, guerra de bandos y robos a manos llenas. El sendero fue por varios años uno de los tramos favoritos de los ladrones, que en varias ocasiones devolvieron a los caminantes sin celular, chaqueta y descalzos.
El diagnóstico que encontraron al empezar el trabajo en el sendero –dice Robledo– fue de “mucha inseguridad, una brecha social muy grande entre los barrios marginados y los barrios estrato 6 de abajo de los cerros, más la falta de control de los diferentes actores –los privados, el distrito y las comunidades–”.
La premisa estratégica fue la de poner al servicio de la comunidad el área protegida, y poner el área protegida al servicio de la comunidad para así –y acá Robledo hizo énfasis en los términos– desarrollar tecnología y programas de capacitación e inclusión social para posicionar los senderos como ejes de transformación y reconciliación socioambiental. Con esto como núcleo, nos explicó, se garantiza que un área protegida sea relativamente sostenible y sustentable en el tiempo
¿Cómo lo hicieron?
El plan de acción tuvo tres ejes: asegurar el control logístico y la seguridad del sendero; incluir a la comunidad del barrio San Luis en la operación ecoturística del tramo y, a través de una aplicación, registrar, contabilizar e incentivar la visita al sendero de Moyas.
Así como el diagnóstico que encontraron fue complejo, Robledo contó que los jóvenes del barrio a quienes se les ha ofrecido hacer parte del programa de inclusión Livehappy son “pelados y peladas ansiosos y hambrientas de oportunidades, amantes de la naturaleza y de su páramo”.
Para vincularlos, crearon un pénsum de capacitación que incluye ecológica, senderismo, desarrollo tecnológico, socorrismo en áreas remotas, además de un apoyo administrativo y pedagógico en los emprendimientos que los jóvenes han creado por su propia cuenta.
Después de tres años de operación, los objetivos se van cumpliendo: hoy pueden decir que tienen un registro cabal de los visitantes del sendero –500 mensuales en promedio–, que la seguridad, más allá de casos aislados por un uso descontrolado de los cerros, está garantizada, y que la inclusión de la comunidad de San Luis sigue en aumento: en el sendero de Moyas tienen 8 jóvenes del barrio contratados formalmente y es junto a ellos que crearon Ecoguardianes para operarlo.
En total, con los otros dos senderos que operan en los cerros orientales, la cifra llega a los 30. El sendero ya cuenta con la aprobación y resolución por parte de la CAR desde julio del 2023.
Efecto Mariposa en la reserva Huisyzuca
El modelo implementado en Moyas llegó también a la reserva Huisyzuca, un área protegida en el costado oriental de la Localidad de Usaquén entre las calles 140 y 170, y sobre los cerros occidentales de La Calera.
La reserva queda arriba del territorio Mariposa –compuesta por los barrios de Cerro Norte, La Perla Oriental, Santa Cecilia Parte Alta, Santa Cecilia Parte Baja, Arauquita, Arauquita II y Villa Nidya–. En Huisyzuca, debido a que todavía no hay la tracción suficiente de visitantes para abrirla al público todos los días, hay que ir los fines de semana entre las 8 de la mañana y el mediodía. El recorrido dura tres horas y media y se alcanza a subir a 3100 metros sobre el nivel del mar. Esta reserva se encuentra en etapa piloto y los gestores están formulando el plan de Desarrollo de Actividades de recreación pasiva para su previa evaluación y autorización de la CAR.
Al igual que Moyas, es un regalo para los amantes de los pájaros y un núcleo de esperanza para ver cómo el cuidado adecuado regenera y reverdece el hábitat. Con frecuencia, Livehappy lleva a cabo jornadas de siembra de árboles para restaurar zonas afectadas por los cultivos de papa y ganadería en el pasado. Gracias al trabajo en la reserva, nos dijo Robledo, han logrado acompañar y potencializar los proyectos socioambientales y culturales propios de las comunidades del territorio Mariposa a través de la organización Efecto Mariposa. Los guías de la reserva son, como en San Luis, jóvenes líderes del territorio comprometidos con su comunidad.
La Serrana en patios
La tercera reserva en la que operan es La Serrana, ubicada en el corazón de la localidad de Usaquén. El sendero, en circuito por bosque altoandino, humedales y páramo, es de 5 kilómetros, dificultad baja y tiene una duración aproximada de dos horas y media. Esta también se encuentra en etapa piloto.
Para registrarse y conocer los precios, horarios y posibilidades de los senderos pueden bajar la aplicación de Livehappy en todas las tiendas virtuales o visitar su página web. En estos días de racionamiento de agua, sí que es un bálsamo saber que aunque Bogotá no tiene mar, tiene los cerros orientales y a través de Livehappy tenemos la oportunidad de visitarlos para entender su importancia como estructura ecológica principal de la ciudad y como fuente hídrica para los bogotanos.
Además, para los entusiasmados, les recomendamos el primero capítulo del Podcast Paisajes Modernos sobre los cerros orientales.