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¿Por qué no se debe reforestar con eucaliptos y pinos?
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Los pinos y eucaliptos son árboles reconocidos por ser aromáticos y conformar paisajes llamativos. A primera vista, pueden ser una muy buena idea para un proyecto de reforestación, sin embargo, representan un riesgo para la biodiversidad. Le contamos el porqué.
Por: Redacción Cambio
La reforestación contribuye a reducir la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera y evitar la pérdida de suelo fértil y productivo. Sin embargo, no todas las especies de árboles son aptas para reforestar, este es el caso de los pinos y eucaliptos.
En entrevista con la BBC Mundo, Michel de L'Herbe, experto en emergencias y consultor, explicó que cuando hay grandes extensiones de especies pirófitas (amantes del fuego) como los eucaliptos y los pinos, “la frecuencia de incendios suele incrementarse, y está comprobado que tanto los pinos como los eucaliptos arden con más facilidad”. Así mismo, aclaró que estas plantas contribuyen a la combustión, pero no la generan por sí mismas, las causas suelen ser actividades humanas.
Son plantas que no mueren ante un incendio, ya que solo se quema “la parte aérea”, las semillas sobreviven y en unos meses vuelven a brotar. “En el caso del pino, las temperaturas elevadas hacen que la piña se abra y más semillas colonicen el lugar, con lo cual en las próximas generaciones dominarán el paisaje", agregó.
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Otra desventaja de estas dos especies de árbol es que absorben agua de las fuentes hídricas (como los caudales y aguas subterráneas) en grandes cantidades debido a su rápido crecimiento, causando sequedad en el suelo, otro factor que propicia la propagación de un incendio.
Según el Grupo Guayubira, una organización uruguaya que fomenta la investigación sobre plantaciones forestales, se estima que un eucalipto consume por día unos 20 litros de agua, "es decir, que si cada hectárea contiene en promedio unos 1.000 árboles, ello implica un consumo diario de 20.000 litros", señaló.
Entonces, la alta capacidad de dispersión y crecimiento, su adaptación a los incendios y su alto consumo de agua causan gran pérdida de biodiversidad de especies de plantas nativas y animales.
Pinos y eucaliptos en los Cerros Orientales de Bogotá
Hace más de 50 años, en los cerros orientales de Bogotá, fueron plantados pinos y eucaliptos con el propósito de recuperar zonas de la sabana de la capital que habían sido deforestadas, ya que su madera había sido utilizada en la producción de pólvora, la fundición de metales y la construcción de viviendas en el siglo XIX, según relata la Secretaría de Ambiente del Distrito.
“En su momento, el Gobierno que estaba de turno creyó que los cerros se verían muy bonitos si se sembraban pinos como en los bosques europeos, pero no tuvieron en cuenta que este árbol es altamente inflamable y absorbe muchísima agua de las fuentes hídricas, lo que generó fuertes impactos ambientales”, comentó Francisco Cruz, cuando aún fungía como secretario de Ambiente.
Por ello, entidades como el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt han realizado un proceso de restauración ecológica, en la que extraen estas especies invasoras de la zona e introducen las nativas, como el bejuco lechoso, el anturio bogotano, la piñuela, el angelito blanco, el botoncillo y el té de Bogotá.
Según la entidad, los árboles nativos más lentos tardarán por lo menos dos o tres décadas en producir la primera semilla, pero se espera que esta reintroducción de especies eleve la cifra de flora nativa del lugar a más de 300, similar al de bosques endémicos bien conservados y de áreas equivalentes a la del Venado de Oro.
Para profundizar: ¿Quién está talando los árboles de Bogotá?
Nota del editor: días después de la publicación de este artículo, Fedemaderas le envió a CAMBIO esta comunicación:
- Los bosques de pinos y eucaliptos sirven como corredor biológico para que algunos animales transiten hacia el bosque natural, donde encuentran su alimento. También funcionan como un refugio donde los animales encuentran protección de sus enemigos naturales.
- En segundo lugar, los árboles de pino y eucalipto se siembran en suelos de vocación forestal que estaban destinados a actividades que no eran sostenibles, por ejemplo, a la ganadería extensiva. Esto significa que antes de convertirse en bosques, las poblaciones de animales y de especies vegetales eran escasas en estos terrenos.
- En tercer lugar, cuando se establecen plantaciones forestales se protegen también los bosques naturales existentes, lo que incrementa la diversidad de especies y favorece la conectividad entre los bosques naturales de la región.