Nuestra decimera Beatriz Ordóñez realiza en sus rimas de esta semana un balance de los primeros veintiún días del nuevo gobierno. Con justicia y equidistancia señala lo bueno y lo malo que ha apreciado en estos primeros pasos.
Nuevas esperanzas
Mirando la posesión
tan emotiva y certera,
muchos pensamos que era
posible una solución
a esta grave situación.
Podía haber algo seguro
para este momento oscuro,
tan dolido y enredado.
En este país cansado
tal vez tendríamos futuro.
Este comienzo promete:
se van viendo ejecutados
los compromisos planteados;
va bien montado el jinete.
Gobierno que se respete
debe actuar muy convencido
y por lo pronto así ha sido.
Sorprende la diligencia
ante cada contingencia
y eso ha de ser aplaudido.
Sin embargo...
Con ministros excelentes,
¿por qué hay unos cuestionados
que fueron posesionados
sin aclarar sus pendientes?
Deben ser más consecuentes
los requisitos de origen;
las circunstancias exigen
siempre cero tolerancia
y es, pues, de suma importancia
mirar bien a quién eligen.
Por ejemplo
El plagio no es cosa tonta,
es un robo descarado
que afecta a todo implicado;
no es algo de poca monta.
Y si el que plagia no afronta
las consecuencias del hecho
queda su nombre maltrecho
y su futuro pendiente;
hay que tener bien presente:
plagiar nunca es un derecho.
¿Y el cumplimiento?
Quien es puntual es confiable,
muestra respeto y conciencia;
hay que conocer la ciencia
del cumplimiento intachable;
es del todo reprochable
que Petro deje metido
a quien citó convencido
de su palabra prestante.
El tema es muy importante:
ser puntual es ser cumplido.