Al primer vehículo eléctrico de carga hecho en Colombia la Policía de Tránsito se lo llevó a los patios

Javier Roldán es ingeniero mecánico, egresado de la Universidad Distrital, tiene 43 años y su pasión son los motores impulsados con energías renovables.

A eso ha dedicado disciplina y talento. Tiene una empresa llamada Eolo Motors, que inició en el año 2009, y en 2012 logró la patente de un motor que combina electricidad y energía eólica.

Esto le mereció el apoyo de Colciencias y la Corporación Minuto de Dios, que lo respaldaron para construir eñ primer prototipo.

Entre 2017 y 2019, Eolo Motors construyó un primer vehículo de uso particular, el cual no rodó por las calles, pero sí por exposiciones y autódromos. 

Pero, con la llegada de la pandemia, los patrocinios se acabaron, y Roldán y su equipo pusieron su conocimiento y esfuerzo en otro proyecto: un vehículo eléctrico de transporte para distancias cortas.

Así nació el Eolo Supercargo, un cuadriciclo eléctrico cuyo peso no supera los seiscientos kilos, no rebasa los 50 kilómetros por hora, tiene una potencia de seis kilovatios y autonomía de 100 kilómetros.

Construir el Eolo Supercargo también demandó un enorme esfuerzo entre desarrollos tecnológicos y la consecución de recursos para hacerlo realidad.

La burocracia, el mayor reto

Pero más allá de los conocimientos y el rigor científico necesario para hacer realidad el proyecto y la consecución de recursos para poder construir el primer vehículo eléctrico de carga hecho totalmente por colombianos, ha existido una dificultad mayor: los trámites burocráticos.
Roldán y su empresa llevan año y medio intentando matricular el vehículo, pero eso no ha sido posible porque el Ministerio de Transporte no ha expedido una resolución que permita a empresas colombianas subir información técnica de sus automotores a la plataforma RUNT.

El comparendo y la inmovilización del vehículo

El pasado 10 de julio, Roldán iba en el Eolo Supercargo haciendo pruebas, fundamentales –según le contó a CAMBIO– para perfeccionar  el automotor. “Nosotros tenemos la necesidad de realizar pruebas para garantizar que los vehículos son seguros y funcionen”. Se desplazaba por el sector de Álamos, en el occidente de Bogotá, cuando encontró un retén de policías de Tránsito.

Roldán ha podido movilizar el Eolo Supercargo gracias a una circular del Ministerio de Transporte que permite la circulación de cuatriciclos sin licencia, soat ni revisión tecnomecánica. Amparado en dicha resolución, ha salido incluso fuera de Bogotá; pero para uno de los policías que lo detuvo en el retén de Álamos el documento no fue suficiente.

Según Roldán, el uniformado estaba empecinado en llevarse el Eolo Supercargo a los patios. “Ese no es un triciclo, tiene cuatro ruedas, tiene que irse a los patios”, asegura Roldán que le decía el uniformado. El policía detuvo el vehículo porque no tenía placas y porque no tenía papeles. “El agente de tránsito se empecinó en pedir el manifiesto de importación, pero nosotros tenemos manifiesto de importación de las llantas, no del carro, porque el carro fue hecho en Colombia”, dijo Roldán a CAMBIO.

El Eolo Supercargo fue finalmente inmovilizado y llevado a los patios de Álamos. Roldán, acompañado de su abogado, ha tenido que dedicar toda una jornada para impugnar el comparendo y rescatar el Eolo Supercargo.

Roldán está convencido de que en Colombia hacer ciencia es difícil, pero lo es aún más luchar contra la burocracia. “En Colombia no se apoya la industria nacional. A pesar de que vivimos hablando de cambio climático y transición energética, y de que tenemos que desarrollar nuevas tecnologías. El desarrollo de nuevas tecnologías implica el desarrollo de prototipos y generar ciencia, pero preferimos que esos desarrollos se hagan en Europa, Estados Unidos, India y China, para nosotros importarlos”, dijo Roldán a CAMBIO mientras hacía la fila para impugnar el comparendo.