Buenaventura: ¿por qué se recrudeció la violencia?

La pregunta que retumba entre los bonaverenses, el gobierno local y nacional, el obispo de Buenaventura, monseñor Rubén Darío Jaramillo, la fuerza pública y los miembros de las bandas criminales Shottas y Espartanos es si tiene futuro el Laboratorio de Paz, promovido por el presidente Petro. Nadie sabe si este complejo proceso resistirá los saboteos, las guerras internas por liderazgos entre las bandas, la pelea por la economía ilegal, la profunda pobreza del puerto, la presencia de nuevos actores criminales y la imposibilidad de generar un marco jurídico inmediato que permita avanzar en una mesa de diálogos.

El miedo regresó a las calles de Buenaventura y la esperanza de vivir en paz quedó en suspenso, en medio de la zozobra y la impotencia de los bonaverenses, que entre septiembre de 2022 y enero de 2023 salieron con alegría y libertad a las calles, gracias a la tregua pactada entre Shottas y Espartanos, las dos facciones de la banda criminal La Local que desde 2021 se enfrentan en una despiadada guerra urbana por el control territorial y de la economía ilegal.

La ruptura de la tregua comenzó a finales de enero de este año (2023) y recrudeció con el asesinato de alias Súper, uno de los voceros de los Shottas en las mesas de conversaciones con el Gobierno. Un vocero de Shottas aseguró a CAMBIO que fueron los Espartanos los autores del crimen, mientras los Espartanos, en un comunicado, dicen que fue el propio líder de Shottas, alias Diego Optra, quien mandó a matar a su compañero por un asunto de liderazgo. Como sea, este se ha considerado un detonante de la guerra.

En el primer semestre del año se han producido 60 muertes violentas entre ciudadanos inocentes y criminales, en situaciones que aún no han sido del todo esclarecidas por las autoridades. Resurgieron las fronteras invisibles, hubo un aumento desmesurado de hurtos, la extorsión se disparó a niveles insospechados y fueron desplazadas al menos 1.200 familias, según reporta el personero de Buenaventura Edwin Patiño.

¿Quiénes son los nuevos actores criminales que están haciendo presencia en Buenaventura? Según fuentes consultadas por CAMBIO, se trata de Los Chiquillos o Los Roberts, un brazo del antiguo grupo criminal La Empresa, que estaba inactivo y hoy contaría con el apoyo de los Espartanos. Dice uno de los voceros de los Shottas que este grupo fue delegado por los Espartanos para matar a sus líderes y tomarse la Comuna 12: “Están apoyados por narcotraficantes colombianos, el Pecueca y Marlon La Quema, que están en Costa Rica, Panamá y Chocó. Les ofrecieron 3.000 millones de pesos por la cabeza de nuestro líder, alias Daniel Optra. Ellos mataron a Súper, que formaba parte de la mesa de conversaciones con el gobierno, y este grupo, que aparece en todos los videos amenazando, tiene la misión de sacarnos de la Comuna 12. Ahí comenzaron los problemas”. La versión fue negada por los Espartanos en un comunicado al que respondieron los Shottas, también por escrito.

También hace presencia el grupo autodenominado Jalisco, Nueva Generación, que, según dicen, serían los mismos Shottas, rumores que enfáticamente desmintió a CAMBIO el líder de esta banda. Según afirma, este grupo también lo conforman antiguos miembros de La Empresa, que estaban fuera de la ciudad y regresaron. “Son enemigos de Los Roberts, y amenazan por igual a Shottas y Espartanos. No hemos podido identificar bien a los Jalisco, sabemos que es también un brazo de La Empresa, creemos que vienen de Cali y en uno de los videos mencionan a Ñoño como uno de los líderes. La presencia la han hecho a través de comunicados (ver comunicado 3). Ha habido muchas rupturas, gente aburrida con su comandante, y eso genera divisiones y gente que decide voltearse hacia el otro grupo”. Sin embargo, las autoridades no descartan que haya presencia de los carteles mejicanos.

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Aunque la situación de violencia entre bandas comenzó hace varios meses, las alarmas se prendieron con la aparición de varios videos que circularon en redes la semana pasada, donde se ven hombres encapuchados y con armas de corto y largo alcance, amenazando con eliminar a las bandas para “devolverle la paz a la comunidad”. La cúpula del gobierno y el propio presidente Petro se desplazaron a Buenaventura. El ministro de Defensa, Iván Velázquez, inició con la fuerza pública, la Alcaldía de Buenaventura y otros organismos un Consejo de Seguridad que se extendió hasta el viernes pasado, con la llegada del presidente Petro, el comisionado de paz, Danilo Rueda, y parte del gabinete ministerial.

El ministro de Defensa aclaró que los acuerdos son entre las bandas criminales y que el Gobierno no hace pactos con los delincuentes. Aseguró que no habrá militarización en la ciudad, pero reforzará la presencia de la fuerza pública, hará efectivas las órdenes de captura vigentes, habrá mayor control del contrabando, actividad que se ha incrementado y que hace posible la legalización de las economías ilícitas, y aumentará la presencia de investigadores judiciales y de inteligencia de la Policía.

El alto comisionado de paz se desplazó al lugar donde fueron grabados los videos amenazantes de grupos aparentemente nuevos que pretenden tener el dominio urbano en Buenaventura e invitó a sus autores (Roberts y Jalisco) a hacer presencia y sentarse en las mesas de conversaciones con el gobierno.

Por su parte, el presidente Petro prometió cupos universitarios, inversión social y todos los recursos necesarios para que la anhelada paz sea posible y que el Laboratorio de Paz pueda replicarse en todo el país.

Según el comisionado de paz, en dos semanas se dará inicio al “espacio de conversación sociojurídico” con estas organizaciones. Sin embargo, fuentes consultadas aseguran que el marco jurídico para este proceso no estará listo en 2023 y que es difícil que la tregua se mantenga por tanto tiempo.

Shottas y Espartanos piden una mesa de verificación en la que haga presencia permanente la Fiscalía y se aclare quiénes son los actores de los crímenes cometidos. También piden mercados para que los miembros de estos grupos tengan cubierta la alimentación: “Si no tienen comida, seguirán los hurtos y las extorsiones”.

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Monseñor Rubén Darío Jaramillo, obispo de Buenaventura y facilitador de este Laboratorio de Paz, explicó a CAMBIO que este proceso sufre picos de violencia, básicamente por retaliaciones entre las cabecillas de las bandas. Afirma que Los Roberts o Chiquillos eran una banda pequeña que fue asumida por los Espartanos, mientras que es muy probable que Jalisco Nueva Generación sean los Shottas, aunque esta información aún está por confirmarse. “En los barrios mandan las bandas criminales, por eso es necesario mostrar la fortaleza del Estado, hacer presencia militar, pero también en lo social; dentro de la paz total hay unos incentivos económicos para que los jóvenes salgan de las bandas, estudien y hagan un trabajo social con la comunidad”. Monseñor reconoce que la ausencia de un marco jurídico es una dificultad enorme, y que la Fiscalía debe investigar para aclarar quiénes son los autores de los crímenes, “porque no podemos quedarnos con la versión de las bandas. Pero el camino que queda es continuar trabajando por la paz aunque no sepamos cuál será el resultado”.