
Crédito: Ejército Nacional
El cementerio de frailejones del páramo de Berlín
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Un incendió que comenzó hace cinco días ha arrasado más de 300 hectáreas forradas de esta planta, que solo se recuperará dentro de 50 años. Más de 500 personas trabajan sin descanso para extinguir las llamas que siguen creciendo en Tona, Santander. Video.
Por: Redacción Cambio


El corto circuito de un transformador originó las primeras llamas, que comenzaron a arder en la tarde del lunes 22 de enero. Poco a poco, el fuego fue creciendo, quemando todo a su paso. El verde natural del páramo de Berlín, en Tona, Santander, se convirtió en una enorme mancha negra que se extendió por más de 300 hectáreas. En un cementerio de frailejones.
Para profundizar
Los frailejones, de más de un metro de altura, no resistieron el fuego. Según el ambientalista Carlos Caicedo, los frailejones son plantas que se adaptan a las condiciones de vida del páramo: “Su tallo —dice— permite almacenar agua aún en las épocas más secas. Sus pelajes, con colores amarillos, blanco, dorados o plateados, los protegen de frente a bajas temperaturas y la radiación solar que, en los últimos años, ha aumentado debido a la crisis climática”.
Los frailejones también se distinguen por sus hojas en forma de roseta para conservar el calor y atrapar la humedad de la atmósfera. Al igual que sus raíces, estas hojas les permiten almacenar el agua y nutrientes del suelo.
El daño ambiental en el páramo no solo afecta los frailejones, sino también a la gran variedad de especies que se abastecen de su frutos: unas 150, entre insectos, arácnidos, reptiles, aves, moluscos y mamíferos.
“La quema de esta especie emblemática de los páramos es un gran daño ambiental, que afecta al ecosistema y con el tiempo a los campesinos de la región”, dice el coronel Luis José León, comandante del batallón de ingenieros Francisco José de Caldas.
Operativo especial
Más de 300 uniformados han trabajado sin descanso, por más de 90 horas por tierra y aire, para mitigar el incendio forestal en los municipios de Santander, en donde se han depositado más de 25.000 litros de agua en las zonas de mayor complejidad.
El principal esfuerzo está centrado en la vereda Ucatá, municipio de Tona, donde las llamas han consumido gran parte de hectáreas de frailejones y otros tipos de flora nativos de la región.
Los municipios santandereanos más afectados durante los últimos días por los incendios forestales son Mogotes, Floridablanca, Piedecuesta y Tona. Allí se han centrado las operaciones para neutralizar el poder del fuego, que devasta hectáreas de fauna y flora tras su paso, además de poner en peligro a los habitantes vecinos a la extensa área del incendio.
