El desorden de los cementerios no es solo en Bogotá sino en todo Colombia
19 Febrero 2023

El desorden de los cementerios no es solo en Bogotá sino en todo Colombia

Luz Marina Monzón, directora de la Unidad Nacional de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas.

Crédito: Fotoilustración: Yamith Mariño

Luz Marina Monzón Cifuentes, directora de la Unidad Nacional de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, habló con CAMBIO sobre el desconcertante panorama de los cementerios en el país, que impide, entre otras cosas, la identificación de 24.000 personas dadas por desaparecidas, cuyos restos pueden reposar en alguno de estos camposantos del país.

Por: Iván Serrano

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Las cifras son enormes. Según la Unidad Nacional de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UNBPD), en Colombia aún no se ha establecido el paradero de 89.782 víctimas del conflicto, de las cuales unas 24.000 podrían en los cementerios del país.

Esa es la conclusión a la que llegaron los profesionales del Proyecto de Impulso a la Identificación, equipo de la UNPBD que está tras la búsqueda de la identidad de 25.000 cuerpos que pasaron por Medicina Legal y no fueron identificados.

24.000 cuerpos de personas desaparecidas estarían en los diferentes cementerios del país.

A la fecha, la UNPBD tiene abiertos 33.257 expedientes de personas dadas por desaparecidas y ya se han emprendido 2.608 acciones individuales de identificación que comprenden cruces de información dactilar, pruebas de ADN y recolección de información sobre la forma en que los cadáveres fueron encontrados.

El trabajo es enorme y los resultados llevan tiempo. Uno de los principales escollos es la manera como operan y han operado los cementerios del país.

El desorden, la falta de registros, el desdén con que se almacenan los restos y el uso sin rigor de hornos crematorios son prácticas comunes. Luego de años de trabajo y búsqueda, Luz Marina Monzón, directora de la UNBPD, no duda en afirmar que el manejo de los cementerios en el país “no tiene ni pies ni cabeza” porque las normas existentes para la disposición de cuerpos sin identificar no son aplicadas. De un lado, aparece la negligencia de los administradores; del otro, la falta de vigilancia y control de las autoridades locales.

El asunto es de tal importancia que el Gobierno incorporó en el Plan Nacional de Desarrollo, la creación del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, que incluye intensificar la búsqueda en cementerios y, de paso, ponerlos en cintura.

En conversación con CAMBIO, la directora de la UNBPD, Luz Marina Monzón y Carlos Andrés Ariza, antropólogo forense y experto en búsqueda de dicha entidad, describieron el panorama de deshumanización y desorden en los cementerios del país y su estrecha relación con la tragedia de los desaparecidos en Colombia.

CAMBIO: ¿Qué relación guardan los cementerios con la tragedia de las personas desaparecidas en Colombia?

Luz Marina Monzón: Uno de los desafíos más importantes que existen es la búsqueda de personas desaparecidas en los cementerios. Allí han sido llevados históricamente los cuerpos sin identificar, que de hecho han terminado correspondiendo a personas dadas por desaparecidas, cuyas familias buscan y no encuentran. En muchas ocasiones, los cuerpos fueron llevados allí sin un procedimiento forense o sin identificación. Por otra parte, la falta de archivos y de información, e incluso las labores de reestructuración física de los cementerios, hacen que se pierda el rastro de los cuerpos sin identificar.

Carlos Andrés Ariza: Es un reto enorme, porque el cuerpo no identificado es un cuerpo que no tiene doliente. Al no tener doliente, no hay quién pague por un sitio para disponer el cuerpo. Hoy los cementerios son un negocio y las administraciones funcionan bajo esa lógica de negocio; entonces, cuando tienen cuerpos no identificados en lugares que no pueden arrendar o vender y no generan recursos, entonces los administradores empiezan a exhumar administrativamente esos cuerpos y a disponerlos, en el mejor de los casos, en bolsas en una bodega o en costales. En el peor de los casos, los arrojan hueso sobre hueso en osarios comunes con otros miles de cuerpos mezclados.

CAMBIO: ¿En términos institucionales, qué esfuerzos tendrá que hacer el Estado para la búsqueda en cementerios de personas desaparecidas?

C.A.A.: Es un esfuerzo mayúsculo. Las pruebas de identificación de solo un hueso le cuestan al Estado 300 dólares. Si en un osario tenemos 1.000 cadáveres y cada estructura esquelética cuenta con cerca de 200 piezas, estamos hablando de 200.000 piezas a analizar en solo un osario común y en Colombia hay más de 1.100 cementerios municipales. Pero el osario común es solo uno de los escenarios que uno encuentra en los cementerios. En los años ochenta y noventa tenemos el caso de personas víctimas del conflicto que fueron inhumadas en tierra, pero hoy, con la práctica de los cementerios de ganar espacio, se han construido bóvedas y columbarios en zonas donde había cadáveres que jamás se exhumaron. Hoy tenemos cementerios en donde se han construido bóvedas, incluso capillas en zonas donde hay cientos de cadáveres en tierra. Entonces, se tendrían que remover los cuerpos que están en las estructuras y demolerlas. Es un mar de dificultades, de retos metodológicos y forenses para poder encontrar a las personas dadas por desaparecidas que han sido inhumadas en los cementerios. 

L.M.M.: Cuando empieza a conocerse el fenómeno de la desaparición forzada, después de detenciones arbitrarias, en el mundo empiezan a implementarse registros para dejar huella de las personas que fueron detenidas. Entonces, si un funcionario detiene a una persona y tiene la obligación de llevar un registro más riguroso, le va a quedar más difícil desaparecerla o torturarla. Digo esto porque lo mismo debería pasar en los cementerios: uno debería tener la traza perfecta de los cuerpos, su ingreso, quién lo llevó, quién lo entregó. Y los cementerios, con los cambios de administración, van cambiando, van cambiando sus infraestructuras y todo debería quedar rigurosamente registrado y eso no pasa. No tenemos forma de saber cuáles cuerpos fueron llevados a un horno, porque esos registros no son llevados de manera rigurosa e incluso hay cementerios que ni siquiera tienen registros. El Estado Colombiano tiene lineamientos de calidad y de organización de información obligatoria para todas las instituciones, un sistema de gestión e información que deben ser avalados por el Archivo Nacional, pero en los cementerios no es así.

CAMBIO: ¿Detrás de este panorama hay un problema de normatividad?

L.M.M.: Hay un marco legal que nadie cumple. Por eso es que nosotros le estamos pidiendo al gobierno actual que incluya en el Plan Nacional de Desarrollo una política pública que realmente aborde este problema estructuralmente. Porque, si no, se va a seguir dificultando la búsqueda de personas desaparecidas. Esto pone de presente que la UNBPD se ha hecho cargo de una deuda histórica, no solo de la búsqueda de los desaparecidos, sino de cómo se han buscado; y como no se habían buscado, no se ha visualizado la necesidad del Estado de actuar. ¿Cómo así que los cementerios son un negocio? Hay una información que debe existir para garantizar los derechos de las personas y el garante de los derechos de las personas es el Estado.

En Tumaco vi un caso que me pareció brutal. El municipio no había firmado el contrato con el administrador del cementerio y, como no tenían contrato, no nos podían dar información. Y en la puerta había 4 o 5 personas esperando a ver quién viene, para ofrecerse a enterrar a su ser querido. Esto es una locura, esto no tiene ni pies ni cabeza y por eso pasa todo lo que pasa en los cementerios. Esto no tiene regulación.

CAMBIO: Por lo que ustedes han analizado, los cementerios de Bogotá también andan manga por hombro?

C.A.A.: Ningún cementerio del país está lejos de este problema. El Cementerio del Sur es uno de los cementerios donde se están realizando procedimientos de investigación humanitaria y extrajudicial. En Cundinamarca tenemos cerca de 6.500 cuerpos no identificados que podrían estar en los cementerios del área, incluidos los de Bogotá. Pero algo que pasa en  los cementerios de Bogotá, y es que, para la década de los 80 y 90, que son muy importantes para buscar personas desaparecidas, no hay información. No se sabe si están inhumados en sus sitios primarios, o están en grandes osarios comunes, pero algo que tienen los cementerios de Bogotá es que la mayoría tienen hornos crematorios y no tenemos forma de rastrear cuántos cuerpos pasaron por esos hornos de incineración.

CAMBIO: Recientemente se suscitó una controversia por los posibles desaparecidos durante el paro nacional. ¿Qué opina al respecto?

L.M.M.: Naciones Unidas ha documentado, y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos también. A eso me atengo. Efectivamente persisten reportes de personas desaparecidas y estos son organismos que no hacen afirmaciones sin tener soportes. Sin embargo, recientemente salieron las autoridades colombianas a decir que no hubo desaparecidos en el paro. Yo siento que es necesario profundizar, yo no creo que los organismos internacionales salgan a decir algo de lo que no tengan un soporte. Lo que hay que hacer es una investigación de fondo. Lo que puede pasar es que las autoridades colombianas lleguen a conclusiones distintas por la manera en que obtienen la información, y eso es lo que lleva a que muchas personas lleven años y décadas buscando a sus seres queridos, cuando muchas veces la información estaba allí pero organizada de tal manera que no se permitía dar respuesta.

 

 

 

 

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