MinDeporte pide ayuda a Rusia para los Olímpicos, mientras el mundo exige que no participen

Astrid Rodríguez lleva un poco más de dos meses encabezando el Ministerio del Deporte. Se posesionó el 7 de marzo, luego de la salida de María Isabel Urrutia a finales de febrero, y de inmediato tomó las riendas de los temas más urgentes de la cartera. En días previos asistió al Congreso y expuso el estado de las obras requeridas para los Juegos Nacionales, que se llevarán a cabo en el Eje Cafetero durante el mes de noviembre. Pese a que la Contraloría advirtió que el 60 por ciento de los escenarios están inconclusos, la ministra aseguró que las justas podrán celebrarse con total normalidad.

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De igual manera, Rodríguez anunció que desde ya se encuentra gestionando el presupuesto de dos billones de pesos que se necesitará para los Juegos Panamericanos de 2027, que serán albergados en Barranquilla. Aunque tendrá lugar bajo la siguiente administración, en las próximas semanas tendrá una reunión con el presidente Gustavo Petro para encauzar los esfuerzos que permitan que el evento sea una realidad.

Los Juegos Olímpicos de París 2024 es otra de las prioridades en materia deportiva. El país aspira a mejorar el rendimiento de hace dos años, en Tokio, cuando no se obtuvieron medallas de oro y se acumularon cuatro preseas de plata y una de bronce. En aras de ese objetivo, la ministra Rodríguez sostuvo recientemente una reunión con Nikolay Tavdumadze, embajador de Rusia en Colombia. Según comunicó la cuenta de Twitter del ministerio, uno de los asuntos a tratar fue la capacitación y preparación de entrenadores de cara a los Olímpicos.

Rusia siempre ha sido una potencia en los deportes. En el conteo de medallas de todas las ediciones de los Juegos Olímpicos ocupa el onceavo lugar, con 148 medallas de oro, a pesar de que solo se unió al Comité Olímpico Internacional (COI) en 1993. Su poderío atlético y competitivo es tan grande que la Unión Soviética, a la que perteneció Rusia y fue disuelta hace más de tres décadas, es la segunda nación con más oros en el medallero histórico. Es decir, no disputó las últimas ocho ediciones y aún así está liderando el listado, sólo superado por Estados Unidos.

Y, si bien su desempeño se ha caracterizado por ser destacado, actualmente su panorama no es alentador. Rusia no hizo parte de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 —disputados en 2021 por la pandemia— debido a una sanción impuesta por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y posteriormente confirmada por el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS). El motivo detrás de la decisión fue una investigación publicada en 2015, que reveló la existencia de un proceso sistemático de dopaje de los deportistas rusos y que involucraba a autoridades estatales. Esto llevó a que instituciones de alta relevancia en el país euroasiático, como el laboratorio antidopaje de Moscú, la Federación Rusa de Atletismo y la Agencia Rusia de Dopaje, fueran suspendidas indefinidamente.

A esta polémica se ha sumado, desde febrero de 2022, la invasión de tropas rusas a Ucrania. El despliegue militar causó rechazo de la comunidad internacional, especialmente de las principales potencias mundiales, y tuvo fuertes repercusiones en el deporte. La FIFA, máximo órgano del fútbol a nivel global, excluyó a Rusia de participar en el campeonato mundial que se disputó en diciembre y a los equipos de su liga profesional no se les permitió jugar competiciones internacionales.

La desconfianza en la esfera geopolítica permea lo deportivo. Eso se ratificó en febrero cuando 34 países –en los que destacan Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Italia, Corea del Sur, Alemania y Australia, entre otros–solicitaron al COI que mantenga la sanción sobre Rusia y se le prohíba competir en París. En una misiva que dirigieron a la sede del organismo en Suiza, señalaron que los nexos entre los deportistas rusos y el ejército son innegables, así que su participación en los juegos puede ser instrumentalizada para justificar sus acciones bélicas.

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"Nuestro enfoque colectivo en todo momento nunca ha sido uno de discriminación simplemente por la nacionalidad, pero estas fuertes preocupaciones deben ser abordadas. Mientras estos problemas fundamentales y la falta sustancial de claridad y detalles concretos sobre un modelo de 'neutralidad' viable no se aborden, no estamos de acuerdo en que los deportistas rusos y bielorrusos puedan volver a competir", se lee en el documento.

El mundo le da la espalda a Rusia y toda una generación de deportistas corre el riesgo de no poder competir en la élite mundial. La estrategia de la ministra Rodríguez parece sugerir que, ante el rechazo de otros, Colombia busca sacarle el mayor provecho a la coyuntura y beneficiarse de la experticia de un país cada vez más aislado. El tiempo determinará si tuvo razón.