“Canciller, yo no le tengo miedo”, dice Martha Lucía Zamora

Martha Lucía Zamora, directora de la Agencia Nacional para la Defensa Jurídica del Estado

Crédito: Fotografía: Cambio

10 Diciembre 2023

“Canciller, yo no le tengo miedo”, dice Martha Lucía Zamora

En entrevista con CAMBIO, Martha Lucía Zamora, directora de la Agencia Nacional para la Defensa Jurídica del Estado, dio nuevos detalles de los hechos que la obligaron a renunciar. Calificó como burda la resolución con la que se declaró desierta la licitación de pasaportes y dijo que ese será un pleito por el que el Estado perderá 117.000 millones de pesos. Además, reveló otras diferencias con el canciller por actos chambones de reconocimiento a víctimas, que podrían traer costosas consecuencias económicas y jurídicas para la nación.

Por: Iván Serrano

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El lunes 4 de diciembre circularon en redes sociales videos que mostraban a los funcionarios de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado haciéndole calle de honor a su directora, Martha Lucía Zamora.

Zamora llegó a esa entidad con el nuevo gobierno, en agosto de 2022, precedida de una extensa hoja de vida: catedrática de varias universidades, secretaria general de la Alcaldía de Bogotá, procuradora delegada, fiscal encargada y magistrada de la JEP.

Llevar las riendas de la agencia que defiende los intereses jurídicos del Estado era un reconocimiento a su carrera. Además, era llegar a la posición precisa para que ella pudiera poner en práctica todos sus conocimientos.

Ese 4 de diciembre, la Secretaría de Transparencia de la Presidencia de la República publicó el ranking de las diez entidades gubernamentales con mejor desempeño en integridad y transparencia. La Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado encabezó el listado.

Sin embargo, el presidente Gustavo Petro tiene una percepción diferente, pues terminó pidiéndole la renuncia a Zamora, luego de terciar a favor del canciller Álvaro Leyva en una controversia entre ella y el ministro de Relaciones Exteriores a raíz de un concepto emitido por la agencia que ella dirige en el sentido de que la Cancillería debe conciliar con la firma Thomas Greg en el caso de la licitación para la elaboración de los pasaportes porque, de lo contrario, ante una demanda por daños y perjuicios, el Estado perdería la suma de 117.000 millones de pesos. El viernes  1 de diciembre, horas después de que el periodista Daniel Coronell reveló que el canciller Álvaro Leyva había gritado a Zamora por la posición de la Agencia frente a un posible litigio con Thomas Greg, Petro negó que hubiese habido gritos y dijo que no permitía que una institución pública se utilizara para defender intereses privados.

De manera simultánea, el ministro de Justicia, Néstor Osuna, se comunicó con Martha Lucía Zamora para enviarle un mensaje del presidente en el sentido de que tenía que presentar su renuncia. Esa llamada se repitió en horas de la tarde.

En entrevista con CAMBIO, Martha Lucía Zamora dio detalles sobre los desconcertantes reclamos que le hizo el canciller, de quien, en un primer momento, se sintió amenazada.

También hizo una grave revelación adicional: sus diferencias con la Cancillería por unos actos de reconocimiento a víctimas de paramilitares que, según ella, se están realizando sin el debido sustento jurídico y podrían acarrear costosas consecuencias al mismo Estado.

CAMBIO: El lunes pasado circuló un video en redes donde se ve a funcionarios de la agencia haciéndole una calle de honor. ¿Qué significado tuvo para usted ese gesto?

Martha Lucía Zamora: Eso tuvo un significado inmenso. De un lado, me demostró el respaldo a lo que estaba pasando en ese momento. Era como decirme: doctora Martha Lucía, usted no está sola, todos sus funcionarios la acompañamos. De otro, me hizo sentir orgullosa porque defendí a la agencia. Lo dije y lo diré siempre: la agencia no puede ser considerada como una entidad del Estado al servicio de intereses particulares.

CAMBIO: El presidente Petro mandó al ministro de Justicia y al secretario jurídico de la presidencia a que le pidieran la renuncia. Antes de eso, el 27 de noviembre, usted tuvo un desencuentro con el canciller Leyva en los corredores de palacio. ¿Cree que haberse visto con él en palacio fue fruto de la casualidad?

M.L.Z.: No, eso lo tengo absolutamente claro por las personas que estaban allí y por  las circunstancias. Me refiero a Juan Carlos Losada, quien había estado el viernes anterior como delegado del canciller en el comité de conciliación de la Cancillería. Yo estaba en la sala de espera para encontrarme con el doctor Vladimir Fernández, jurídico de la Presidencia, con el fin de hablar con él de otro tema, cuando un abogado de la Oficina Jurídica entró y le dijo a la secretaria: “Viene para acá el doctor Juan Carlos Losada con la doctora Rosario; necesitan hablar urgente con el doctor Vladimir”. Entonces yo, de inmediato, le escribí al doctor Vladimir: "Ya estamos en su despacho esperándolo, pero debo advertirle que el doctor Juan Carlos Losada, que estuvo en el comité el viernes, está por llegar y yo quisiera ponerlo al tanto del tema del comité". Le dije: "En el comité de conciliación, la Agencia sugirió abrir una mesa de trabajo y reunirse, con acompañamiento de la Procuraduría, con los abogados de Thomas Greg. La agencia ha hecho un trabajo muy juicioso", agregué. Yo quedé tranquila. Luego entró el doctor Losada, estuvo un buen rato, regresó, me vio, me saludó, se fue y, al rato, volvió con el canciller. Por eso para mí no fue un encuentro casual. Losada venía con el canciller y con la doctora Rosario, a quien yo no conocía.

CAMBIO: ¿Y es cuando el canciller la increpa?

M.L.Z.:  Exactamente. Y luego, cuando el canciller salió, yo estaba sorprendida, y les dije a mis funcionarios: "Vámonos". Yo le escribí al doctor Vladimir Fernández: "Doctor Vladimir: vino el canciller a amenazarme, o me amenazó". Yo estaba tan impactada con lo que había pasado... ¡Es que era el canciller de la república! Yo recogí mis cosas, salimos con los tres funcionarios de la agencia y vi de nuevo al canciller parado con Juan Carlos Losada. Y ahí es cuando me dijo: “Usted no defiende al presidente, yo sí lo defiendo”. Y se tocaba el pecho... Por eso he insistido en que ojalá pudiéramos conseguir los videos de las cámaras de seguridad, porque, si bien no tienen audio, sí se ven los movimientos de las manos del canciller.

CAMBIO: ¿Qué fue lo que el canciller dijo? ¿Cuál fue el tono en que lo dijo para que usted se sintiera amenazada?

M.L.Z.:  Él me dijo en la primera conversación: “Es que usted está diciendo que yo hice o cometí ilegalidades”. Él utilizó la palabra “ilegal”. Yo le dije: "Canciller, yo nunca he dicho eso". Por eso yo digo que alguien le dio una información totalmente equivocada de lo que pasó en el comité. Y agregué: “La agencia está cumpliendo su deber, la Agencia dejó un documento con toda la información para transmitirle al comité. Es que nosotros no podemos permitir jamás que en un caso como éste no se analice el tema de la condena contra el Estado. Estamos hablando de una condena de 117.000 millones de pesos". Entonces, me dijo: ”A mí no me importa que condenen al Estado; ¿o usted va a ir a la tumba a notificarme de lo que tengo que pagar?”

Así me lo dijo. Y se salió. Luego me lo encontré en el corredor, y me dijo: “Usted no defiende al presidente, yo sí” . Y agregó: “Le voy a contar al presidente, le voy a contar lo que usted está haciendo y voy a subir ya mismo a decírselo".

Esto era como en un colegio, como un profesor en medio de un corredor. Yo estaba absolutamente extrañada de ver así al canciller, y le dije: “Canciller, yo no le tengo miedo, yo también puedo hablar con el presidente y explicarle lo que pasó”. Ese no es el trato que debe dársele a una funcionaria, yo desconozco al canciller.

CAMBIO: ¿Cómo recibió el trino del presidente?

M.L.Z.:  Fue demoledor para mí. Es un trino donde dice: “No hubo gritos”. Es decir, el presidente nunca escuchó mi versión, o la nuestra, porque yo no estaba sola. Seguramente la versión se la dio solamente el canciller, que estaba con él en Dubai. Y en la segunda parte del trino dice: “No voy a permitir que ninguna entidad del Estado se utilice para defender intereses privados”. Eso para mí fue demoledor. Decir que la agencia se prestó para proteger a algunos de los oferentes, o para que conciliaran o no, o para que se escogiera a quién adjudicarle la licitación, o para favorecer un interés privado es muy doloroso.

CAMBIO: Cuando usted fue secretaria general de la Alcaldía, compartió con el entonces alcalde Petro momentos muy complejos ¿Usted desconoció a Petro cuando se enteró del trino?

M.L.Z.:  Fue terrible, de verdad. Yo no puedo creer que el presidente tenga esa imagen de que en la agencia estamos protegiendo a los particulares, privilegiando sus intereses por encima de los del Estado.

CAMBIO: ¿Qué pasó después del trino?

M.L.Z.: Yo estaba trabajando cuando me llamó el ministro de Justicia, Néstor Iván Osuna. Él me dijo: “Mira, Martha Lucía, soy el portador de malas noticias, quiero decirte que me acaba de llamar Vladimir Fernández, quien me dijo que el presidente le pidió que yo, como ministro de Justicia, me comunicara contigo para que radicaras la renuncia y que lo hicieras ¡ya!". Yo le expliqué al ministro que lo iba a hacer, pero no de manera inmediata. Le dije que quería explicarle esto a mi hija y a mis hermanas. Entonces, él me dijo que iba a decir que yo iba a renunciar pero no ese día. A eso de las 5.30 p.m. me volvió a llamar y me dijo que le estaban preguntando si yo ya había radicado la renuncia. Yo le dije: "Ministro, le di mi palabra de honor de que el lunes a primera hora radicaría la renuncia". Él me dijo que lo estaban presionando para que yo presentara la renuncia. Insistí en que la radicaba el lunes, y así ocurrió.

CAMBIO: ¿Cómo fue su fin de semana?

M.L.Z.:  Llegué a mi casa y me puse a estudiar la carpeta de la licitación. Empecé a revisar todo y encontré cosas que yo decía: "este incumplimiento al presidente, esta sugerencia suya de que el proyecto fuera más incluyente, que permitiera la presencia de más oferentes, nunca fue atendida". Cuando vi por qué suspendían la licitación, por qué la declaraban desierta, yo dije: "Ellos necesitan a quién echarle la culpa. Es tan burda la resolución con la que se declaró desierta la licitación, que el Estado va a perder". Ese fue el análisis que hizo la Agencia. Ellos terminan diciéndole, muy seguramente, al presidente, que la Agencia recomendó conciliar; pero seguro él no se enteró de que los pliegos de la anterior licitación no fueron cambiados, ni de que no atendieron su llamado para que la licitación fuera más incluyente, ni de que calificaron con mil puntos al oferente (la calificación máxima), ni de que después de eso ya no se podía modificar nada. Entonces, lo mejor que les podía pasar era que la Agencia respondiera por esos actos. Yo dije: "eso no puede ser, esto no es 'demándenos que nosotros nos defendemos'; este no es un caso como otros". Es difícil el tema.

CAMBIO: Pasando a otros asuntos, la Cancillería del doctor Leyva ha estado muy activa en el reconocimiento de víctimas, e incluso ha cuestionado a la JEP ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. ¿En la Agencia han tenido opiniones divergentes con las del canciller al respecto?

M.L.Z.: Sí. Y además mis opiniones sobre ese tema jamás las había hecho públicas. Esto tiene que ver con algo sobre lo cual fui consultada por una funcionaria de la Cancillería. Se trataba de un evento en el que iba a estar presente de manera virtual Salvatore Mancuso, de modo que hubiera la oportunidad de confrontarlo con las víctimas para que pudiera pedirles perdón. Dicho acto quedaba enmarcado en un ejercicio de no repetición. A mí me quedaron muchas dudas.

CAMBIO: ¿Cuáles dudas?

M.L.Z.: Las dudas son que los actos de perdón deben provenir de una sentencia en la cual se imponga esa carga al Estado, para que sea un acto reparador para las víctimas.

Por mi trabajo, yo he conocido muchas sentencias de Justicia y Paz, y en las sentencias se decía: “Los postulados (y se citaban los nombres) que ya están condenados deben dirigirse a las víctimas de poblaciones determinadas para ofrecerles perdón, para que ese acto sea reparador y para que se restablezcan las relaciones entre víctima y victimario". Esos actos vienen de un mandato judicial, Jurisdicción Especial para la Paz, Justicia y Paz, Consejo de Estado, Tribunales en lo Contencioso e incluso de la Comisión de la Verdad. Yo le expliqué a la funcionaria que esto no se podía hacer así; el perdón no puede salir de un funcionario que no tenga la competencia; eso tiene sus reglas; eso genera solemnidad; no es cualquier funcionario del Estado. Yo le dije: "No estoy de acuerdo con esto". y entonces la funcionaria me dijo: “Esto se va a hacer y se va a seguir haciendo”. Y, efectivamente, el acto se realizó en el municipio de Juan Frío, en Norte de Santander.

Yo después vi el acto. Había presencia del cuerpo diplomático, de algunas víctimas, muy poquitas. Mancuso habló de manera virtual, les pidió que lo perdonaran; allí se habían incinerado cuerpos y él se ofreció a ayudar a buscarlos. En ese acto habló el doctor Leyva, y después me enteré, por mi trabajo, de que hubo una gran molestia de la Unidad de Reparación a Víctimas y, especialmente, de la directora de Norte de Santander, porque este trabajo se realiza de la mano de la Unidad. Ellos saben cuáles son las víctimas y la Unidad de Víctimas no estuvo presente.

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CAMBIO: ¿Tiene usted conocimiento sobre si efectivamente las personas que estuvieron ahí eran víctimas de esos hechos?

M.L.Z.: No, no lo eran. Cuando la Unidad de Reparación de Víctimas nos solicitó un concepto –esa es una de nuestras obligaciones, brindar conceptos–, yo consulté la sentencia de Mancuso sobre el Bloque Frontera. Revisé los nombres de las personas que asistieron al acto y ninguna de las que allí estuvieron figuraban en la sentencia de Mancuso. No digo que no hayan sido víctimas del conflicto armado, pero en el caso particular siempre se tienen en cuenta las víctimas reconocidas y para las cuales se ordena su reparación en la sentencia.

CAMBIO: ¿Qué implicaciones puede tener el reconocimiento a una persona como víctima sin que lo haya establecido una sentencia?

M.L.Z.:  Eso tiene implicaciones porque la reparación a la víctima tiene muchos aspectos: la reparación económica, la memoria, la publicación de la sentencia, la reparación a las personas, a su familia, a sus hijos. Entonces esto significa recursos para el Estado. El Estado debe proveer el pago de esos recursos. Entonces un acto como este puede significar la reparación económica a la víctima, que ya siente que el Estado le ha pedido perdón y que por eso tiene unos derechos adquiridos. Por eso nos consultó la Unidad de Reparación de Víctimas. Y por eso concluimos que ese tipo de actos no puede llevarse de manera ajena a la Unidad y solo con presencia de la Cancillería. Después de ese acto vino el de Macaco.

CAMBIO: ¿Tenía elementos similares al de Mancuso?

M.L.Z.: Sí, los tenía. Pero de ese acto no tengo información distinta de la que pudimos ver todos.

CAMBIO: El canciller Leyva dijo en la ONU que la JEP se estaba descarrilando.

M.L.Z.: Sí, eso me pareció terrible. Y debo decir que a pesar de que yo trabajé en la JEP y he sido una persona en la línea de la paz integral, con el tiempo me di cuenta de que entre los actores que vincula el acuerdo de paz y que son quienes se presentan en la JEP, no se incluye a los miembros de las Autodefensas. Y nos dejó a todos aterrados que el canciller dejara a la JEP, en el panorama mundial, como una entidad que estaba incumpliendo su mandato.

CAMBIO: ¿Usted cree que esa divergencia de conceptos frente a los actos de reconocimiento a víctimas alimentó un ambiente de confrontación con el canciller?

M.L.Z.:  Yo no lo llamaría una situación de confrontación. El doctor Leyva es un convencido de sus ideas y las defiende a capa y espada, hasta el punto de pararse en Naciones Unidas a decir que la JEP estaba descarrilada. Pero yo no diría que generó una confrontación; diría que generó una molestia.

CAMBIO: La Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado acaba de ser reconocida como la más destacada en integridad y transparencia por la Secretaría de Transparencia de la Presidencia. ¿Cuáles fueron sus mayores logros?

M.L.Z.: Este es el equipo más joven con el que he trabajado. Sus edades oscilan entre los 30 y los 35 años, jóvenes con postgrados, con pasantías en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, todos hablan dos o tres idiomas... Nunca había trabajado con un equipo tan calificado y tan joven. Yo tuve empatía con ellos en muy poco tiempo y empezamos a tener clara la línea de trabajo, especialmente en materia de defensa del Estado ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Muchos de los primeros casos venían planteados por ellos con argumentos del estilo de “doctora, sigamos la ley del litigio, aquí no vamos reconocer responsabilidad, no de manera automática”. Pero estudiando los casos, leyéndolos, discutiéndolos, yo veía (y veo) que hay casos en los que hay que reconocer la responsabilidad del Estado.

CAMBIO: Eso es un cambio sustancial...

M.L.Z.: Sí, exactamente, eso lo ha reconocido la propia Corte, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el Instituto Max Planck. Porque se trata, como Estado, de utilizar la figura de reconocimiento de responsabilidad como el acto más reparador que puede haber para una víctima.

Hay otra serie de actos de memoria, como que el Estado se pare, bien sea en nombre del presidente, de un ministro o de la directora de la Agencia, y diga: "Cometimos un error, perdone al Estado porque el Estado está aquí para darle la mano a usted y no se la dio en su momento, pero ahora sí lo va a hacer".

Nosotros empezamos a ver los casos de otra forma y a presentarlos ante la Corte y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con esa óptica que habíamos escogido. Ese punto es el que me caracteriza como directora de la Agencia en esta etapa, desde agosto del año pasado. Y marca una gran diferencia con los anteriores directores, que yo no digo que lo hicieran mal. Pero esa es la visión que se tiene, y no es otra que la del presidente Petro, frente al respeto y a la dignificación de las víctimas. Esto genera reconciliación, restablecimiento del tejido social y paz.

CAMBIO: ¿Su relación con el presidente venía mal de tiempo atrás? 

M.L.Z.: Están diciendo que la renuncia me la pidieron hace un mes, lo que ha dado pie a interpretaciones de que había un malestar con el presidente y el secretario jurídico de la Presidencia. Eso no es así, eso es totalmente equivocado. El 9 de noviembre estuve en la Presidencia y hablé con el presidente. Le comenté mi viaje a Washington y unas actividades que tenemos con alcaldes y gobernadores, porque, a raíz del Plan de Desarrollo, la Agencia va a tener presencia regional. Hablamos dos o tres cosas más. Pero para nada me manifestó su incomodidad o molestia. Y nos despedimos de abrazo, como siempre.

CAMBIO: ¿Ha intentado hablar con el presidente Petro?

M.L.Z.: No, porque en el momento en que yo presenté la renuncia, la decisión quedó en manos del nominador, que es él. Yo no puedo presentar la renuncia y correr a pedirle audiencia para explicarla. Las razones están ahí. Solamente estoy esperando una respuesta de su parte.

Renuncia presentada por Martha Lucía Zamora

 

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