
El pulso entre Roy y Reyes ahonda la fractura en el Pacto Histórico
Roy Barreras, embajador en Londres; Luis Carlos Reyes Ministro de Comercio, Industria y Turismo.
Crédito: Colprensa
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Para el embajador en Londres, las acusaciones del ministro de Comercio son una muestra de que “hay una implosión en el Gobierno y estamos en sálvese quien pueda”.
Por: Armando Neira

Hasta ahora se cumplen dos semanas del consejo de ministros televisado, y los efectos de la implosión del Gobierno en vivo y en directo –fue en ese espacio donde miembros del gabinete cuestionaron hasta dónde llegaron los tentáculos de Diego Marín, alias Papá Pitufo, zar del contrabando en la campaña presidencial– siguen alcanzando a otros funcionarios.
Lo más reciente es el pulso abierto entre el ministro de Comercio, Industria y Turismo y exdirector de la Dian, Luis Carlos Reyes, y el aún embajador en Reino Unido, Roy Barreras.
Es una paradoja. El presidente ordenó la transmisión del consejo para evitar un amotinamiento de sus ministros por el desembarco de Armando Benedetti al cargo de jefe de despacho del presidente y ocurrió una revuelta que no cesa.
En efecto, Barreras todavía representa a Colombia en esa delegación diplomática, aunque se da por descontado que renunciará en los próximos días para volver al país e iniciar su campaña política, precisamente para suceder al presidente Petro.
Un golpe que rompe un sueño
En esta condición, Reyes le lanzó un ataque demoledor con consecuencias imprevisibles para su ambicioso sueño. Tal vez, solo comparable –por los términos usados y la importancia de quien la usó– al golpe que le propinó Gustavo Bolívar, director del Departamento Administrativo de Prosperidad Social (DPS), a la senadora María José Pizarro, quien también cultiva esa aspiración.

“Yo no soy hipócrita. Esa es una característica que tal vez no sea bien ponderada en política, pero si ella llegara a ser la candidata de la izquierda, lo respetaría. Sería una decisión del movimiento, pero yo no votaría por ella”, le dijo en su momento Bolívar a la periodista Patricia Lara en CAMBIO.
“Me hizo un comentario curioso. Me dijo: ‘Apreciado Luis Carlos, tú eres un tipo muy prometedor, eres como un futbolista. Imagínate lo feo que sería que a Messi le rompieran las piernas’. Y me entregó hojas de vida para la aduana de Buenaventura y Cali”, manifestó Reyes en una entrevista con La W Radio.
Reyes añadió que Barreras le entregó hojas de vida para las direcciones de aduanas de Buenaventura y Cali: “Tiene mucho sentido porque el contrabando que entra por Buenaventura sigue su tránsito hacia Cali y requiere de una coordinación entre los funcionarios comprometidos en ambas secciones”.
De la acusación a la Fiscalía
El señalamiento no se quedó ahí, sino que fue llevado a la órbita jurídica. El ministro aseguró que fue y se lo contó a la fiscal general, Luz Adriana Barbosa. ¿Hay pruebas de esto? En la reunión, según Reyes, estuvieron la exesposa del senador y una persona que lo acompañó, pero cuyo nombre no reveló.

Barreras, por su parte, respondió. Aseguró que nunca ha usado ese “lenguaje mafioso” ni ha pedido que se nombre a alguien en la aduana de Buenaventura. En su opinión, Reyes está “contra las cuerdas” y, por eso, dispara contra alguien que sabe que no está en posición de hacerle daño.
“¿A quién está cubriendo Luis Carlos Reyes? ¿Por qué lo hace? ¿Quién realmente lo presiona? ¿Por qué tiene que desviar la atención?”, señaló y recordó que fue él quien le presentó a Reyes a Petro y se lo recomendó porque le parecía una persona honesta y transparente.
Para Barreras, la situación es clara: “Hay una implosión en el Gobierno y estamos en sálvese quien pueda”. Mientras este pulso se libra entre figuras relevantes del Pacto Histórico, otros sectores políticos aprovecharon para atizar más el fuego.
El senador Jota Pe Hernández (Alianza Verde) anunció que solicitó a la Corte Suprema de Justicia una investigación. Para el congresista, no se trata de simples recomendaciones de empleo, sino de una solicitud para controlar por completo las direcciones de la Dian en Buenaventura y Cali, dos puntos estratégicos para el comercio y las aduanas en el país.
Pelea en los estrados judiciales
En el escenario, hay otra pelea que también fue trasladada a los despachos judiciales. Y es la de Benedetti contra Augusto Rodríguez, director de la Unidad Nacional de Protección (UNP).
Rodríguez ha hecho graves señalamientos contra Benedetti, vinculándolo con Papá Pitufo. Además, en un comunicado, insinuó que teme por su vida: “Me animo a hacer público que no estoy deprimido, no suelo atentar contra mi propia integridad y disfruto de buena salud". En una de sus primeras decisiones, el nuevo jefe de despacho presidencial denunció a Rodríguez por injuria y calumnia.
La situación es compleja porque, al no existir reelección en Colombia, todavía no se vislumbra una figura con el peso y liderazgo del presidente Petro para dar continuidad a su proyecto político.
Al igual que Álvaro Uribe, Petro ha construido una estructura política alrededor de su figura. En 2022, como hizo el expresidente, decidió quiénes integrarían las listas al Senado y a la Cámara, así como el orden de los candidatos.

Durante la campaña, su rostro aparecía en las vallas publicitarias invitando a los ciudadanos a votar por él y por los aspirantes a las corporaciones, replicando la estrategia que Uribe utilizó con su lema de "mano firme, corazón grande".
Del éxito a la incertidumbre
El método funcionó también para Petro, quien logró que el Pacto Histórico obtuviera alrededor de 20 senadores y más de 30 representantes, consolidándose como una de las fuerzas más importantes del Parlamento. Sin embargo, muchos votantes desconocían a quiénes, además de Petro, estaban eligiendo.
Los problemas empezaron al inicio del trabajo legislativo, cuando quedó en evidencia que varios de los nuevos parlamentarios no estaban preparados para impulsar reformas estructurales, tal como se planteó en el programa de campaña.
En un principio, esto fue un problema menor, ya que senadores con mayor experiencia, como Barreras, Bolívar, Alexander López (saliente director del Departamento Nacional de Planeación (DNP) y César Pachón, tomaron el liderazgo y lograron eclipsar las deficiencias de muchos legisladores.
Sin embargo, la situación cambió con la pérdida de investidura de algunos congresistas por doble militancia y con la renuncia de Bolívar a su curul para lanzarse –sin éxito– a la Alcaldía de Bogotá. A partir de entonces, el Pacto Histórico comenzó a desdibujarse.
Era evidente que, por ejemplo, el actor y presentador de televisión Agmeth Escaf no tenía la experiencia necesaria para liderar la reforma a la salud en la Cámara. Mientras tanto, Susana Boreal era más conocida por sus conflictos internos en la UTL (Unidad de Trabajo Legislativo) que, por sus iniciativas legislativas, y el senador Alex Flórez se hizo célebre por agredir, en estado de embriaguez, a unos policías en Cartagena.
A este panorama se sumó el fallecimiento de la senadora Piedad Córdoba, una de las figuras más combativas y experimentadas de la izquierda en Colombia.
Para los analistas, la fractura dentro del Pacto Histórico es un reflejo de la falta de preparación de la izquierda para gobernar y de las tensiones entre su ala tradicional y la nueva generación. Hasta el consejo televisado, muchos de sus líderes argumentaban que los cuestionamientos eran producto de relatos impuestos por la derecha.
Sin embargo, ese día el Gobierno explotó en un hecho sin antecedentes. Medio gabinete se marchó y entre los que aún permanecen hay ataques, que como dicen ellos mismos, corresponde a un lenguaje mafioso: “Imagínate lo feo que sería que a Messi le rompieran las piernas”.
