
El General William Salamanca, Director de la Policía, cree que "la relación policial con Estados Unidos goza de muy buena salud"
Crédito: Pablo David Gutiérrez
"La mano no nos va a temblar porque esta institución requiere policías honestos", dice el director de la Policía
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En entrevista con Patricia Lara Salive, el general William Salamanca analiza la situación de seguridad del país, la persecución contra el narcotráfico, el Clan del Golfo, Iván Mordisco, el crimen organizado y quienes extorsionen, así estén negociando con el Gobierno, y afirma: "Me corresponde hacerle saber a la comunidad colombiana que quien comete un delito, lo paga".
Por: Patricia Lara Salive

“La relación policial con Estados Unidos goza de muy buena salud”, afirmó el director general de la Policía, William Salamanca, luego de reunirse en Washington con altos funcionarios de las distintas agencias norteamericanas.
Salamanca, quien a propósito del caso de la caravana de Calarcá, jefe de una facción de las disidencias de las Farc que se movilizaba con personas con órdenes de captura vigentes en carros de la Unidad de Protección, manifestó que "la Fiscalía tendrá que investigar por qué personas buscadas por la justicia, portando armamento y dinero, empleaban vehículos institucionales", en entrevista con CAMBIO analizó la situación de seguridad del país y de la región, la lucha contra el narcotráfico, la persecución contra el Clan del Golfo e Iván Mordisco, sus relaciones con el presidente Petro y la situación interna de la Policía.
CAMBIO: ¿Cómo ve el panorama de la seguridad en Colombia, general?
General William Salamanca: Yo iría un poco más allá: el panorama de seguridad de América Latina es preocupante. El Gobierno de Colombia convocó, en noviembre, a los directores de Policía de Latinoamérica para analizar cómo está la seguridad en la región y en Colombia. Y son los mismos problemas: extorsión, hurto, contrabando, tráfico de armas, instrumentalización de los niños en el delito y ‘gota a gota’. En esa reunión trazamos una agenda regional para que las policías y las inteligencias trabajen más de la mano, compartan información y enfrenten la criminalidad juntos. Eso nos ha permitido ir tras los más buscados. Por ejemplo, capturamos a dos de los cabecillas del Tren de Aragua gracias a la cooperación policial del continente y de varias agencias de E.U. Así que lo que vive Colombia, lo vive la región. Esa agenda operativa regional ha empezado a dar resultados. En los Consejos de Seguridad, el presidente siempre me pregunta cómo vamos en seguridad y le doy las cifras. Y él me dice: ‘¿y por qué la percepción es otra?’. Entonces, la conclusión es que nos falta contar más lo que se hace.
CAMBIO: General, ¿no cabe la posibilidad de que haya subregistro de delitos?
W.S.: Hay subregistro en la extorsión.
CAMBIO: ¿Cómo se ha logrado que disminuyan los homicidios, los secuestros, los hurtos y el abigeato?
W.S.: Por la articulación con los alcaldes y gobernadores. El nuevo modelo de servicio de policía fortalece el anterior, que era el sistema de cuadrantes. Colombia es un país de regiones, diverso culturalmente. Y nos dimos cuenta de que los problemas de seguridad y de convivencia que tiene una región son diferentes a los de otra. Este nuevo modelo consiste en que el comandante de la Policía se sienta con el alcalde y la comunidad y analizan qué está ocurriendo en ese territorio para, así, tomar decisiones y atender las preocupaciones específicas de seguridad. Eso nos ha permitido presentar un escenario positivo en reducción de delitos. Claro, hay debilidades y una de ellas es la violencia intrafamiliar.
CAMBIO: Ha aumentado un 40 por ciento...
W.S.: Ha aumentado de manera exagerada. Ayer volví de dos municipios de Santander y el llamado fue ese. Aunque en ese departamento hay cifras de seguridad admirables, subsiste ese delito. Tenemos que mejorar el respeto en el hogar, el fervor hacia la mujer, la convivencia pacífica, el diálogo. La violencia intrafamiliar nos está generando preocupación.
CAMBIO: La extorsión ha aumentado 20 por ciento. ¿Por qué?
W.S.: Porque no hay denuncia. Y la estamos promoviendo. Somos conscientes de que hay un incremento del delito de extorsión muy marcado no sólo en Colombia sino en América Latina. Y se da desde las cárceles. Esa es una preocupación. ¿Cómo la estamos atendiendo? Con un plan que llamamos ‘Dominó’. Detectamos en qué cárcel se extorsiona, quién extorsiona y, de manera frecuente, trasladamos al preso. Pero ahí hay una debilidad que hay que corregir.
CAMBIO: General, el país está ahora en una guerra frontal contra el llamado Estado Mayor de las Farc. Leí que tenían un plazo de 45 días para capturar a Iván Mordisco. ¿Qué tan cerca están de lograrlo?
W.S.: Hay unos cabecillas que le han hecho mucho daño a Colombia. Uno de ellos es Iván Mordisco. Tarde o temprano va a caer. Y en ese ejercicio estamos trabajando de la mano con las Fuerzas Militares. Este año hemos capturado a más de 230 integrantes del Clan del Golfo y a más de 550 de las ‘Disidencias’ en el suroccidente del país. La Operación Cauca es una prioridad. Y en la agenda del Gobierno está siempre capturar o neutralizar a ese sujeto.
CAMBIO: Ya que menciona al Clan del Golfo, el país ve que la Policía captura a Otoniel, al otro, al de más allá, pero se reproducen. ¿Cómo hacer para erradicar este fenómeno, general?
W.S.: Soy consciente de que hay una especie de relevo en esa organización armada. Pero también es importante que el país conozca que la Policía colombiana no para de darle golpes al Clan del golfo. Y hemos ido más allá. Aquí hay un trabajo de cooperación con agencias internacionales como Europol, la CIA, la DEA, el FBI, para incautar sus bienes, sus activos. Y en ese trabajo también hace presencia la Fiscalía General de la Nación. Y hemos descubierto a unos personajes a los que llamamos ‘narcos invisibles’, que son aparentemente empresarios exitosos, pero lo que son es lavadores de dinero del narcotráfico y aliados del Clan del golfo, de carteles mexicanos, de los Balcanes, serbios, de la mafia italiana e inclusive de las de África y Asia. La Policía ha fortalecido sus capacidades y esos cabecillas, repito, van a caer pronto: estamos muy cerca de ellos.
CAMBIO: Antes de empezar esta entrevista me decía usted que han capturado a más de cien mil personas. ¿Dónde están? No están presas porque las cárceles no tienen cupo para tanta gente. ¿Las suelta la justicia?
W.S.: Sí, esa es una decisión de la justicia que yo respeto. Hemos capturado, efectivamente, 123.000 personas por diversos delitos. Quien comete un delito, tarde o temprano cae. Esté donde esté, así sea en la selva, a donde les hemos llegado a los grupos armados organizados con comandos Jungla de la Policía.
CAMBIO: Pero tendría que haber una acción complementaria de la justicia: ampliar el número de cárceles, que funcionen los procesos...
W.S.: Sí. Tengo una reunión pendiente con la ministra de Justicia para hablar, entre otros temas, de las cárceles. No podemos permitir que haya personas privadas de la libertad delinquiendo desde las cárceles.
CAMBIO: General, el llamado Estado Mayor Central está dividido. Una parte está en cese al fuego con el Gobierno y la otra en guerra total. ¿Cómo hace un policía o un soldado para saber que este integrante de las disidencias está cobijado por el cese al fuego y este no?
W.S.: Hoy nos acompaña la decisión del Gobierno de levantar el cese al fuego con las disidencias que delinquen y hacen presencia en el suroccidente del país. Allí hay una ofensiva total contra ellas. Existen, en efecto, unos diálogos que se llevan a cabo con otro grupo de disidencias, que son las que dirige alias Calarcá. Y aquí yo quiero ser muy sincero. Nunca el señor presidente ni el ministro de Defensa, en el caso de la Policía, han desautorizado una operación para capturar a quien ha quebrantado la ley. Nunca. Hay preocupación por las comunidades en el Meta, en el Huila, en el Caquetá, y por eso decidimos fortalecer las capacidades del Gaula.
CAMBIO: Allá opera Calarcá...
W.S.: Allá hacen presencia las disidencias de Calarcá.
CAMBIO: ¿No se ha pensado en concentrar en un lugar a los de las disidencias que están negociando? ¿No facilitaría eso, por un lado, la consecución de la paz y, por el otro, hacer la guerra con los que están en guerra?
W.S.: Esa es una pregunta para el alto comisionado para la paz. En el caso de la Policía, la misión es ir tras aquel sujeto que quebranta la ley penal.
CAMBIO:¿Y no existe la posibilidad de que los de las disidencias que están negociando se refugien en el territorio de Iván Mordisco?
W.S.: Hay informaciones de inteligencia según las cuales no se descarta que haya enfrentamientos entre ellos.
CAMBIO: Y si ustedes saben que los hombres de Calarcá están extorsionando, ¿cómo manejan eso si ellos están en tregua con el Gobierno?
W.S.: Si se cometen delitos, nosotros los investigamos. Pongo el ejemplo de la última investigación que adelantó la Policía en Granada, Meta. Yo hablé con la gobernadora del departamento, que trabaja muy de la mano con la Policía, y me comentó el escenario que se vive en Granada y San Martín. Acordamos realizar un Consejo de Seguridad y ella lo presidió. Yo envié al comandante de la región y al director del Gaula y se trazó una línea investigativa. Ya hemos capturado a ocho de esos extorsionistas en Granada, y están ante la justicia.
CAMBIO: ¿Y hacen parte de la negociación con el Gobierno?
W.S.: Son integrantes de esos grupos, pero cometen delitos.
CAMBIO:¿Y eso no ha afectado los diálogos?
W.S.: Ese tema a mí no me corresponde. Lo que sí me corresponde es hacerle saber a la comunidad colombiana que, quien comete un delito, lo paga. Hemos capturado, por ejemplo, a las personas que extorsionan a comerciantes en Neiva y en municipios del Huila...
CAMBIO: ¿Cómo ve el panorama de la paz total?
W.S.: Ese tema tampoco me corresponde. Es exclusivo del alto comisionado para la Paz.
CAMBIO: Para ser eficaces en la lucha contra la delincuencia se requiere una inteligencia muy consolidada, muy compactada, muy bien dirigida. Se dice que ella se ha concentrado en la Dirección Nacional de Inteligencia y que el Ejército y la Policía han quedado debilitados porque todo se ha focalizado hacia allá.
W.S.: Yo no lo he visto así. En el caso de la Policía, reconozco el apoyo del Gobierno en el fortalecimiento de nuestra Dirección de Inteligencia. Crecimos en hombres y mujeres en los departamentos de inteligencia y contrainteligencia y también en su entrenamiento y capacitación, gracias a las alianzas que tenemos con agencias internacionales. No tenemos nada que envidiarle a ninguna agencia de inteligencia del mundo. En las reuniones que convoca el ministro de Defensa Nacional para mirar escenarios con organizaciones como la Junta de Inteligencia Conjunta, cada inteligencia aporta información. Y en ellas la Dirección de Inteligencia de la Policía sigue manteniendo su liderazgo.
CAMBIO: ¿Qué hace la Dirección Nacional de Inteligencia?
W.S.: Es una entidad importante para la seguridad del Estado. La Dirección de Inteligencia de la Policía cumple una labor netamente de prevención y su trabajo se circunscribe al aporte a la seguridad y convivencia ciudadanas.
CAMBIO:¿Y la inteligencia del Ejército?
W.S.: También suma sus esfuerzos en esa lucha contra la criminalidad y compartimos información permanentemente.
CAMBIO: Durante el gobierno del presidente Petro ha habido una purga de 29 generales de la Policía, de 42 que había. Es decir, el 69 por ciento de los generales ha salido. Esa es una cifra muy grande. Básicamente, se descabezó a la cúpula, a oficiales de mucha trayectoria. Y el trabajo que debían estar haciendo está siendo hecho por coroneles que probablemente no tengan todo el conocimiento que tenían esos generales. ¿Cómo ha afectado eso la operatividad y la eficacia de la institución?
W.S.: Instituciones como la Policía gozan de tener en sus filas a hombres y mujeres que han sumado experiencia y capacitación para ocupar los cargos de mayor responsabilidad. Y tener la Policía en este momento 19 generales –que seremos 29 en diciembre–, es también posicionar la presencia de esos oficiales en cargos de mayor representatividad. Por ejemplo, el director de Inteligencia, es de los mejores oficiales que tiene el mundo en la materia, y es un coronel. El director del Gaula también es un coronel, y es de los hombres que más conoce la lucha contra la extorsión y el secuestro en el mundo.
CAMBIO: ¿Pero esa salida de 22 generales no fue una exageración?
W.S.: Cuando yo era inspector general, el presidente de la república tomó la decisión de hacer salir al general Salamanca de la Policía.
CAMBIO: Estamos hablando del presidente Iván Duque.
W.S.: Sí. Y cuando me preguntan por qué me fui, la respuesta fue: el presidente es el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Y son decisiones que se respetan y ni siquiera se discuten.
CAMBIO: Hablemos de la política antidrogas. El área sembrada de cultivos de coca ha crecido. Pareciera que al Gobierno no le interesa erradicar los cultivos de coca.
W.S.: Al Gobierno le interesa que la ofensiva contra el narcotráfico se dé y persista. ¿Cuál es la tarea que el presidente le deja a la Policía? Ser más ofensiva contra el delito. Y las cifras muestran el buen resultado de la Policía para incautar cocaína. Y aquí hay un trabajo y una articulación internacional que avanza muy bien, sobre todo con la DEA y con la Fiscalía General de la Nación. Este año hemos incautado más de 180 toneladas de cocaína. Quitarles los bienes y los activos a los narcotraficantes es prioridad. Otra es la lucha contra el contrabando, pues hemos descubierto que hay una relación muy fluida entre ese delito y la mafia: yo exporto cocaína y al regreso traigo contrabando.
CAMBIO: ¿Cómo va la sustitución de cultivos ilícitos?
W.S.: Hay una agencia dedicada a esa tarea. Le dejaría esa pregunta al Ministerio de Agricultura y a esa agencia. Por su parte, la Policía suma esfuerzos con la Misión Cauca, que se propone llevar a esa región la solución que las comunidades están pidiendo desde hace décadas: salud, educación, bienestar, recreación, vías.
CAMBIO: Y a propósito del Cauca, ¿qué salida tiene?
W.S.: Allí hay todavía terreno por recorrer. Soy consciente de que hay debilidades en el Cauca. Se trata de delincuentes dedicados, como dice el presidente Petro, a ‘traquetear’. Por eso prefieren salir del escenario de paz y transitar por caminos de crimen organizado dedicado al narcotráfico. Allá tenemos que arreciar nuestro trabajo mucho más.
CAMBIO: ¿Cómo está el tema de la corrupción dentro de la Policía?
W.S.: La Policía es patrimonio de Colombia y hay que cuidarla. Desde que asumí su dirección, me tracé cuatro propósitos: uno, hacer del policía un ser solidario, cercano, que abra su corazón, para que esa solidaridad y ese humanismo lo irradie cuando esté atendiendo al ciudadano. Dos: hacer del policía, desde el general hasta el último patrullero, un profesional que se capacite todo el tiempo. Tres: hacer del policía un innovador, que trabaje con la comunidad para mejorar las condiciones de seguridad. Y cuatro: hacer del policía un ser honesto. El policía debe estar convencido de portar ese honroso uniforme en el que la comunidad ha depositado su confianza. Al país no le podemos fallar. Por eso lamento mucho lo que me tocó vivir cuando llegué. Tuve que capturar a tres oficiales de la Policía que se desviaron del camino. La contrainteligencia de la Policía los descubrió, los investigó y los llevamos ante la justicia. Uno de ellos ya fue solicitado en extradición. La mano no nos va a temblar porque esta institución requiere policías honestos y transparentes. Aprovecho esta entrevista para reiterar el deseo de que el pueblo colombiano se sienta orgulloso de su Policía. Pero también debe ayudar más a ser veedor del comportamiento de los policías. Que si un colombiano o colombiana se encuentra con un policía corrupto que le pide un soborno, inmediatamente lo denuncie. En la Policía hay gente muy buena: somos 177.000. Infortunadamente, hay algunas personas que se desvían del camino. Es un escaso número, pero hace daño.
CAMBIO: ¿Qué medidas en concreto se están tomando para prevenir la corrupción dentro de la Policía?
W.S.: Primero, fortalecimos la política de transparencia en la Policía. Segundo, fortalecimos la Inspección General de la Policía y la línea directa para que cualquier ciudadano nos llame. Y tercero, fortalecimos la contrainteligencia. Si hay un policía que pierda su convicción, se va de la institución y se va para la cárcel, porque esta Policía la tenemos que cuidar todos.
CAMBIO: Algo fundamental para que una Policía sea eficaz es que cuente con el apoyo de la ciudadanía. ¿Se están desarrollando políticas específicas para acercar a los policías y a los ciudadanos?
W.S.: Sí. Volvimos a la policía comunitaria de hace unos años. Y recibir de la comunidad la disposición de acompañar la labor de la Policía nos fortalece. Hay todavía escenarios por mejorar, como es el caso del suroccidente del país donde, después de las protestas, se fracturó esa confianza con parte de la comunidad. Por eso estamos trabajando con Fupad, con Usaid y con el Instituto de Paz de los E.U., para volver a crear esa confianza. Estamos mejorando en esa relación con la comunidad. Una policía cercana, conectada con la comunidad, amable, nos permite avanzar. En las encuestas ya empezamos a recibir mayor confianza y mayor reconocimiento.
CAMBIO: ¿Qué es lo más difícil de ser director de la Policía?
W.S.: Es una pregunta que tiene muchas respuestas. Pero hay algo que me conmueve y es el maltrato a los niños del país. Cuando veo niños que no tienen agua potable, que no van a la escuela, a veces me pregunto: ¿esa no es mi labor? Eso me impacta muchísimo. Por eso admiro la política del Gobierno de saldar la deuda de equidad y desigualdad en Colombia. Ahora recuerdo que fuimos a inaugurar un salón para niños de primaria en La Guajira, y no había agua. Entonces reuní a mi equipo y nos comprometimos a llevarle agua a esa comunidad. Entregamos el pozo hace 20 días. Nos costó 98 millones de pesos y lo hicimos en seis o siete meses. La Policía colocó arquitectos, ingenieros, mano de obra, y el Comando Sur de E.U. nos financió los recursos. Entregar ese pozo para una comunidad que va a tener agua por 30 años, nos obligó a decir: ‘ahora vamos a construir cinco pozos de hoy a diciembre o enero del año entrante.
CAMBIO: Una pregunta :¿cómo le va con las llegadas tarde del presidente Petro, con su incumplimiento?
W.S.: Yo respeto la agenda del señor presidente. Yo también llego tarde. Usted, por ejemplo, llegó al despacho del director general muy puntual, mientras yo lo hice un poco tarde por atender a una comisión de Inglaterra.
CAMBIO:¿Y se entiende bien con el presidente?
W.S.: Hay una comunicación fluida con él. Y cuando yo he acudido para buscar su apoyo, siempre he recibido respuesta sobre todo en temas tan difíciles como los presupuestales. Nunca el Gobierno me ha negado ningún recurso.
CAMBIO: ¿General, cómo se están preparando para afrontar la amenaza de Iván Mordisco en el sentido de que va a dañar la COP16?
W.S.: Ya instalamos el Centro Integrado para la COP16, que recoge las capacidades y la información de las agencias policiales del mundo entero. Además, ya empezamos a desplazar a Cali capacidad tecnológica y talento humano. El Ministerio de Defensa trazó un cronograma de cumplimiento y le está haciendo seguimiento a los compromisos de cada fuerza.
CAMBIO: ¿Hay algo más que quisiera agregar, general?
W.S.: En la Policía siempre he respetado la labor de la prensa: la acompaño y la admiro. Y presento disculpas porque, hace unos dos meses, unos agentes irrespetaron a los periodistas que estaban cumpliendo su labor cuando fue asesinado el director de la cárcel Modelo. Soy un convencido de que, con su labor, la prensa fortalece la democracia. También quiero que sepan los colombianos que aquí estoy para cumplir una labor desinteresada. La hago con amor por mi país, gratitud y amor por mi profesión. Pero a veces me duele que no se respete y no se reconozca el papel del policía. Siempre vamos a respaldar a los policías que actúen correctamente. De hecho, ya dispuse la conformación de un equipo jurídico para orientar a los policías en el cumplimiento del deber cuando hay muertos de por medio o cuando en un procedimiento ceñido a la norma alguien salió afectado. Claro, hay también abusos de algunos policías, muy pocos. Eso nos obliga a mejorar procedimientos y a revisar por qué fallamos. Pero que se irrespete a un policía cumpliendo su labor de autoridad, es inaceptable. Les pido a los colombianos que, por favor, quieran, admiren y respeten a la autoridad
