La reforma a la salud llega a una semana crucial y los partidos tienen la sartén por el mango

El pasado 27 de febrero, en un mismo día, dos hechos marcaron el destino de la reforma a la salud impulsada por el Gobierno. Por un lado, Alejandro Gaviria salió del gabinete por decisión del presidente, y por otro, los liberales, conservadores y el Partido de la U se alinearon para modificar el artículado del Gobierno.

Ese día, la ministra Carolina Corcho fue testigo de cómo el mayor enemigo a su reforma quedaba por fuera del Gobierno, pero al mismo tiempo las bancadas más tradicionales de la coalición lograban que el presidente les abriera las puertas a sus reparos.

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Según lo acordado en la cumbre política de la semana pasada, César Gaviria, Efraín Cepeda y Dilian Francisca Toro empezarían a trabajar en conjunto para presentarles a Corcho y a Petro un articulado alternativo de la reforma a la salud que recoja sus inconformidades. Y así ocurrió, los jefes de esas colectividades empezaron la concertación pocas horas después y anunciaron que antes del próximo viernes darán a conocer sus modificaciones a la reforma.

Las tres bancadas saben que están en una posición inmejorable frente al Ejecutivo. Cuando presenten sus propuestas, a la ministra Carolina Corcho le quedarán dos caminos: ceder ante los partidos y que su reforma se modifique o mantener una postura radical y sentenciar al proyecto a un naufragio prematuro en el Congreso.

En la Comisión Séptima de la Cámara, donde hay 16 integrantes, la propuesta alernativa ya cuenta con ocho votos: los del liberalismo, los conservadores y del Partido de la U. Pero, en el caso en que la ministra Corcho no ceda a la propuesta, estos votos se convertirían en 12 negativos,  contando los del Centro Democrático y Cambio Radical. Así las cosas el proyecto del Gobierno quedaría derrotado en su primer round.

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Consciente de que el balón no está en su cancha, desde la semana pasada la ministra Corcho ha asistido a encuentros con diferentes bancadas y grupos de interés para hablar de la reforma y mostrar una postura de diálogo. El evento más reciente tuvo lugar en Barranquilla el pasado fin de semana, en el que se reunió con varios congresistas del Atlántico, incluidos los tres que tiene Cambio Radical.

El otro enemigo de la reforma a la salud es el tiempo. En las sesiones de esta semana de la Comisión Séptima, el Gobierno espera que se apruebe una proposición que permita presentar la ponencia al proyecto antes de finalizar el cronograma de audiencias públicas. De esta manera la reforma ganaría casi un mes en la carrera contra el tiempo que tiene en el Legislativo.

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Las líneas rojas y azules a la reforma a la salud

Aunque el documento que le presentarán los tres partidos a la ministra no se conoce todavía, sí son claros los innegociables que tienen esas colectividades.

Uno de los puntos más sensibles de la reforma a la salud es el futuro de las EPS y del sistema de aseguramiento mixto. Para los partidos de la coalición que se oponen al proyecto, resulta indispensable mantener vivas a estas entidades, aunque con ciertas modificaciones.

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“A pesar de que la ministra de Salud insiste que no se van a acabar las EPS, lo cierto es que con este proyecto se van a marchitar, pues las convertirá en administradoras de Centros de Atención Primaria o en prestadora de servicios de auditoría”, dijo Dilian Francisca Toro, presidenta del Partido de la U.

Para la política vallecaucana, se debe continuar con el sistema de aseguramiento mixto en el que el usuario pueda escoger su proveedor de servicios, sea público o privado y las EPS deben encargarse desde la promoción y prevención hasta la rehabilitación del paciente. Adicionalmente, operarían los Centros de Atención Primaria (CAP). Por su parte, Efraín Cepeda, jefe de los conservadores, también resaltó la importancia de conservar este modelo de aseguramiento.

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“Es necesario mantener la libre escogencia (…) el sistema de aseguramiento mixto sin integración vertical”, dijo Cepeda a la salida de la reunión con Gaviria y Toro.

Sin embargo, el objetivo no es mantener a las EPS tal cual existen hoy. El cambio que apoyan los tres partidos es que ya no sean las EPS sino la Adres (Administradora de los Recursos del Sistema de Seguridad Social) la encargada de realizar los pagos a las clínicas y hospitales del régimen contributivo. En este punto sí coinciden con la propuesta del Gobierno.

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Otra de las propuestas que se ve con desconfianza es la creación de los fondos regionales encargados de la administración de los recursos para la salud en el territorio, especialmente el punto que permite la participación de delegados de alcaldes y gobernadores. Para los partidos esta figura representa un riesgo de corrupción.

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“Existe una concentración excesiva de poder en la ordenación del gasto de mediana y alta complejidad por parte de solo cinco gerentes de los Fondos Regionales. Los gerentes de los Fondos Regionales son nombrados por el Consejo Administrador correspondiente, en el cual tiene presencia el poder político local”, dice el documento de los liberales a la reforma, el cual fue elaborado por el expresidente Gaviria y Germán Escobar .

Finalmente, otro de los puntos claves que los liberales, conservadores y el Partido de la U quieren quitar de la reforma son las facultades extraordinarias que se le otorgan al presidente Petro. Según el artículo 151 del proyecto, al mandatario se le deben dar poderes especiales para cumplir con seis funciones distintas, pero algunas no están muy definidas, como es el caso del punto cuatro: “modificar y complementar las normas en materia de salud pública”. A las bancadas les preocupa que se sustituya la función del Congreso de la República.

Se espera que a más tardar el próximo viernes se conozca el documento final e inicien nuevamente las negociaciones entre el Ministerio de Salud y los partidos para salvar la reforma. Mientras tanto desde Cambio Radical y el Centro Democrático esperan que no se llegue a un acuerdo y eventualmente fusionar sus propuestas de reforma con las de los partidos rebeldes de la coalición.