Mafia, política y paramilitares: la historia oculta detrás del atentado al hijo de la Gata

Crédito: Fotoilustración de Yamith Mariño

16 Junio 2024

Mafia, política y paramilitares: la historia oculta detrás del atentado al hijo de la Gata

Como en una novela de mafia siciliana, mezclada con la crudeza de la parapolítica criolla, detrás del atentado al Gatico hay una historia de sangre y dinero. CAMBIO conoció los detalles de una guerra silenciosa entre mafias políticas que involucrarían al clan de la fallecida Enilce López, a Salvador Arana y hasta Yahir Acuña, actual alcalde de Sincelejo.

Por: Andrés Mateo Muñoz

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El día que lo iban a matar, Jorge Luis Alfonso López, el Gatico, emergió ileso después de que seis hombres armados desataran el infierno en forma de balacera en el cuarto piso del edificio de Mediclínica de Barranquilla. Se levantó y caminó como en un milagro bíblico. Tal vez la hazaña de López se explica por la suerte del chancero, pero quizás porque el Gatico sabía y él habría hecho parte del plan, que las balas no estaban dirigidas a él, sino a su hombre confianza: Edelmiro Anaya González, el Chino Anaya.

El atentado, que ocurrió el 21 de mayo, dejó un saldo de tres muertos, entre ellos Anaya. 
Pero a hoy no se sabe aún con claridad quién quería matar a Anaya, pues alrededor del episodio hay versiones que apuntan a una guerra entre mafias de la parapolítica que, igual que el Gatico, se levantan y andan en pleno 2024.

Cambio Colombia

Anaya era un expara que se convirtió en la mano derecha del Gatico, el hijo de la fallecida empresaria del chance Enilce López. El Chino Anaya era sincelejano y tenía seis hijos. Hizo parte del Bloque Montes de María de las Autodefensas y llegó a comandar el grupo de Sincelejo entre 2002 y 2004. Su pasado como miembro de las Fuerzas Militares le hizo ganar el respeto de sus colegas paramilitares como alias Cadena y alias Cocha.

Anaya fue condenado por varios crímenes. Homicidio de persona protegida y desaparición forzada hacen parte del prontuario del hoy fallecido excriminal. Quizás su delito más sonado fue el de participar en el secuestro y homicidio de Eudaldo 'Tito’ Díaz, exalcalde de El Roble, Sucre.

En 2003, Tito Díaz le dijo al entonces presidente Álvaro Uribe que lo iban a asesinar. Su profecía se escuchó en un consejo comunitario en el que estaba presente el gobernador de Sucre, Salvador Arana Sus, quien resultó ser el autor intelectual de la muerte de Tito.

Eudaldo Díaz
Eudaldo Díaz era alcalde de El Roble, Sucre, cuando su cuerpo apareció tirado en una vía nacional en 2003. Días antes le había pedido ayuda al presidente Álvaro Uribe en un consejo comunitario.

De acuerdo con la familia de Díaz y la investigación judicial, el Chino Anaya se infiltró en el esquema de seguridad del entonces alcalde. Proporcionó información clave a los paramilitares y participó en la tortura y homicidio del político inmolado. Por eso, y por la seguidilla demuertes de personas clave en el crimen de Tito Díaz, Anaya era el único testigo con vida junto al exgobernador Salvador Arana. Así lo confirmó el mismo excomandante paramilitar Salvatore Mancuso en una carta que publicó horas después del antentado.

"Edelmiro Anaya era el último testigo vivo con participación directa en el asesinato del alcalde de El Roble, por lo tanto, un acto de silenciamiento de la más enorme gravedad", dijo Mancuso en su escrito.

Este detalle no es menor. Llevar el peso de ser el único en saber los pormenores de un homicidio implica, casi siempre, ser la posible víctima de otro. Antes del tiroteo en la clínica de Barranquilla que terminó con su vida, Anaya había sobrevivido a dos atentados en su contra.

Uno de ellos fue el pasado 6 de abril en Las Gardenias, suroccidente de Barranquilla. Ese día, el Chino Anaya estaba arreglando la cerradura de una puerta. De repente llegó un hombre armado disfrazado como empleado de Coca Cola. El sicario siguió el libreto al pie de la letra: se paró frente a la víctima, apuntó y….el disparo nunca salió. El revólver se encasquilló y Anaya, en vez de huir, se abalanzó contra el gatillero.

Ya estaba claro para ese entonces que alguien quería ver muerto a Anaya.

No hay “Acuña” que más apriete

Yahir Acuña Cardales es el actual alcalde de Sincelejo. El negrito, como le dicen en Sucre, ha logrado hacerle el quite a varias investigaciones en su contra por presuntos nexos con el paramilitarismo. Por eso, hablar de la Gata, del Gato, de Anaya, de Arana y de los paras de los Montes de María, implica mencionar a Acuña.

Acuña logró un meteórico ascenso en la política sucreña desde los primeros años del siglo. Pasó de ser un representante estudiantil de la Universidad de Sucre a convertirse en concejal, luego en diputado, congresista y ahora alcalde.

El éxito electoral de Yahir Acuña ha estado de la mano con padrinazgos de la más baja calaña. Fue consentido del gobernador Salvador Arana, pupilo de Álvaro García Romero y parte de la estructura política de la Gata. Sus campañas siempre estuvieron caracterizadas por un desfile de recursos que se convertían en whisky gratuito en corralejas, mercados a mototaxistas y regalos a menores de edad. Incluso, en su última campaña a la Alcaldía de Sincelejo, el negrito puso 888 millones de pesos de su bolsillo para financiarse, algo inédito en los otros candidatos a ciudades capitales.

Yahir Acuña
Yahir Acuña Cardales, alcalde de Sincelejo para el periodo 2024-2027.

“Las campañas de Acuña parecen financiadas en dólares. Regala y regala y no se sabe de dónde levanta tanto billete”, le dijo a CAMBIO una fuente en la región.

En la danza de los millones también hay acreedores. Jorge Luis Alfonso López, el Gatico, ha sido uno de los financiadores en la sombra de las campañas de Acuña. Así se lo confirmaron a CAMBIO dos fuentes muy cercanas al hijo de la Gata. La deuda más reciente estaría por los 6.000 millones de pesos, con un interés del 20 por ciento mensual.

“Acuña siempre le ha debido plata al Gato y en los últimos meses le ha venido pagando hasta 1.000 millones en intereses”, le dijo la fuente a CAMBIO.

El encargado de cobrar las deudas a favor del Gatico López era, precisamente, el Chino Anaya. Las altas sumas de dinero, sus orígenes turbios y la destinación dudosa hacían que Anaya optara por medios poco ortodoxos para hacer valer los acuerdos de palabra entre los morosos y el hijo de la gata. 

De hecho, en 2019, Yahir Acuña sorprendió a Sucre cuando apareció en la Fiscalía para denunciar un supuesto plan para asesinarlo. El hoy alcalde dijo en ese momento que Uriel Botero Zuluaga, contratista y comerciante de la región, habría ordenado su muerte y que esta iba a ser ejecutada por el Chino Anaya.


 

“Cambiemos el odio por amor”, dijo Acuña en ese entonces.

La respuesta de Anaya fue paradójica. Aunque desmintió a Acuña, no lo dejó bien parado, pues le agradeció la colaboración que le prestó en el pasado a su hermano, Edward Anaya González. Edward también fue paramilitar, le decían Machete y tenía información sobre el asesinato de Eudaldo Díaz. Fue asesinado en Sincelejo hace más de diez años.

“No he amenazado a Yahir Acuña. Al contrario, tengo que agradecerle mucho a ese señor. Él le colaboró mucho a mi hermano en vida”, dijo el fallecido Chino Anaya.

Lo llamativo de las declaraciones del Chino Anaya y la supuesta ayuda de Acuña hacia su hermano, es que, según una decisión de la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia conocida en exclusiva por CAMBIO, el Chino había mencionado a Acuña en el proceso por la muerte de su hermano. 

En la investigación de la Corte, se cita una denuncia interpuesta en 2010 por Gloria Reyes, esposa de Edward Anaya. En ese momento, la mujer le aseguró a la Fiscalía que su esposo empezó a trabajar con Acuña semanas antes de su asesinato y que el día en que fue atacado por sicarios, Acuña le iba a pagar una deuda de cinco millones de pesos.

En el documento de la Corte Suprema también se especifica que Anaya confirmó en un principio que la deuda entre Acuña y su hermano era producto de un encargo para asesinar a una persona. Sin embargo, en 2014 Anaya se retractó y dijo que Yahir Acuña no tuvo nada que ver con el homicidio. Explicó que en ese momento hizo esa declaración producto del “dolor” y que el crimen fue producto de “un lío de faldas”.

Acuña le dijo a la Corte en 2023 que Edward era un mototaxista y que de Anaya solo sabía por la versión que le llegó de que era el supuesto encargado de asesinarlo.

En todo caso, según la versión conocida por CAMBIO, la tensión entre Anaya, el Gatico y Acuña siguió escalando. Al tema de los dineros se sumaron los temores de que el Gato y el Chino fueran a parar a la JEP y le complicaran la vida al hoy alcalde y a Salvador Arana. De hecho, el presidente Gustavo Petro, el mismo día del atentado de Barranquilla, trinó asegurando que el objetivo del ataque era silenciar al Gato.

“Quieren silenciar la verdad”, escribió el presidente de la república.

Antes del atentado, el Gato acaparó titulares por una enigmática boleta de libertad a su favor expedida por un juez de Barranquilla en febrero de 2023. En ese entonces se dijo que la libertad para el hijo de la Gata fue por su nombramiento como gestor de paz, algo que la Presidencia desmintió. Sin embargo, el Gato sí le había expresado su voluntad al comisionado de paz, Danilo Rueda de ser facilitador del diálogo con grupos criminales para su sometimiento. Además, López pidió pista para entrar a la JEP, pero ese tribunal lo rechazó a principios de 2024 por omitir información y dar declaraciones ambiguas.

"Si el Gato abre la boca se lleva por delante a la mitad de la clase política del Caribe", le dijo a CAMBIO un político barranquillero.

En la tensión, Acuña quedó entonces en la mitad de sus dos padrinos, y al final optó por confrontar al hijo de la Gata. Atrás quedó aquel pacto gestado en la cárcel El Bosque de Barranquilla el 25 de octubre de 2014 entre el Gato y Arana para respaldar la candidatura de Acuña a la Gobernación de Sucre. Así lo reveló en 2019 el periodista Yohir Akerman.

Semanas antes del tiroteo en la clínica, Acuña y el Gatico se reunieron en Barranquilla. Según dos fuentes cercanas a el Gato y otra conocedora de la política sucreña, el hoy alcalde le manifestó a López su intención de no pagar los altos intereses de la deuda. Además, expresó su malestar por la amenaza que representaba Anaya. 

Por su parte, el Gato trató de calmar los ánimos. Sabe que su poder no es el mismo del de antes y mucho menos el que tenía su mamá. Le dijo a Acuña que Anaya actuaba solo, por lo menos en ese caso puntual. Después de ires y venires, los dos llegaron a un acuerdo: López entregaría a Anaya para que, por fin, pudiera ser asesinado.

Al final, ambos bandos quedaban como ganadores. El Gato lograba un gesto de paz con su exsocio y mantiene un aliado poderoso con poder de decisión en miles de millones de contratación. Acuña se quitaba de encima a un peligroso cobrador de deudas y testigo de sus presuntos nexos con el paramilitarismo

Eso sí, a Acuña todavían lo persiguen los contundentes testimonios que han entregado exparamilitares como Diego Vecino y los hermanos Borré. Estos últimos han vinculado a Acuña con los Rastrojos Costeños.

El acuerdo se cumplió. Anaya fue citado por el Gato en la clínica de Barranquilla donde estaba siendo atendido. Recibió más de cinco disparos. Esta vez no hubo cómo salvarse. Al Chino se le acabaron las vidas, pero al Gato, al parecer, le siguen quedando siete.

CAMBIO contactó al alcalde Acuña pero no hubo respuesta al cierre de este artículo. Una persona cercana al alcalde dijo que esta versión "no tiene pies ni cabeza".

Después de tres semanas, no hay capturas ni presentación de resultados por parte de la Policía o la Fiscalía sobre la investigación del atentado. La trampa a Anaya es una de las tres hipótesis que manejan las autoridades. Las otras dos tienen que ver con un atentado directo a López y otra que el ataque era para ambos. 

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