Joaquín Vélez Navarro
27 Junio 2024

Joaquín Vélez Navarro

Lucha contra el hambre: una causa que vale la pena apoyar

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Una tercera parte de la comida que se produce en el mundo para los humanos se pierde o se bota a lo largo de la cadena de consumo, de acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura – FAO. Al mismo tiempo, aproximadamente un tercio de la población de Bogotá se encuentra en situación de inseguridad alimentaria grave o moderada, es decir, no tiene acceso a alimentos de forma regular o permanente para sobrevivir. 

Conseguir que quienes se encuentren en esa situación accedan a los excedentes de alimentos que usualmente se desperdician en Bogotá ha sido la principal apuesta de la nueva primera dama de esta ciudad, Carolina Deik, desde principios de este año. Y lo está logrando sin presupuesto público, con un esfuerzo que incluye a asociaciones gremiales, entidades sin ánimo de lucro, un ejército de voluntarios y distintas empresas del sector privado (grandes superficies como Éxito y Ara, Corabastos, industrias de alimentos como Alquería y muchos restaurantes afiliados a Acodres, la Andi y la Cámara de Comercio), con quienes ha puesto en marcha varios programas para que la comida no termine en la basura sino alimentando a los más vulnerables. La idea de este proyecto es complementar las acciones que ya adelanta el Distrito en la materia, más no remplazarlas. “Ayudar y no estorbar”, dice.

El primer programa se llama “Misión Nutrición Bogotá”, con el cual están entregando alimentos a cientos de niños en la localidad de Kennedy, que es donde inició el Proyecto, que en los próximos días se expandirá a Suba. Por tanto, se hizo un mapeo de las localidades con menor cantidad de comedores comunitarios y mayor prevalencia de desnutrición aguda y crónica en menores de cinco años. En estas, se identificaron los barrios en donde no había ningún comedor comunitario. En estos sitios, en donde había un vacío en la provisión de alimentación pero muchas necesidades, gracias a las gestiones de la primera dama distintas empresas del sector privado están donando diariamente excedentes de alimentos para que les lleguen a los que más lo necesitan. Todo con proveedores dentro de la misma localidad para generar un sentido de comunidad y no aumentar la huella de carbono ni los costos logísticos asociados a la distribución de alimentos. 

La segunda iniciativa de la primera dama para que en Bogotá no haya hambre se apalanca en grandes  superficies, quienes están otorgando unos bonos canjeables que se le entregan a familias para que los hagan efectivos en tiendas Éxito, Ara, y próximamente en D1. Ya se están entregando bonos a 890 familias cada mes (más de 3.500 personas), y pronto habrá 250 familias más, todas previamente identificadas mediante un riguroso proceso de caracterización basado en casos de desnutrición crónica y aguda, y embarazos de madres gestantes de bajo peso o menores de 19 años.  Estos bonos permiten a las familias adquirir alimentos esenciales, mejorando significativamente su estado nutricional.

Y la última son las “Tardes de Bienestar”. En estos eventos, que por lo que he visto van desde 600 a 1300 asistentes, los restaurantes donan comida caliente y balanceada a los niños de zonas vulnerables, previamente mapeadas, mientras que a los adultos les llevan oportunidades laborales para lograr soluciones sostenibles y productividad, nuevamente, gracias a los privados: una bolsa de empleo gracias a Ocesa y empresas de la Andi. Y las empresas “aliadas” aprovechan los eventos para donar de todo: desde grifos ahorradores de agua, hasta ropa, pasando por kits escolares y de aseo dental. Todo gracias a las fundaciones y empresas del sector privado que se han unido a esta ola de ayuda y solidaridad. Además, se organizan actividades recreativas como cine y circo infantil, proporcionando verdaderas tardes de bienestar. Hasta la fecha, se han realizado ocho de estos eventos, los cuales han beneficiado a exhabitantes de la calle y a niños de las comunidades más vulnerables.

Hasta el momento, es admirable todo lo que se ha alcanzado sin presupuesto, sino movilizando trabajo pro bono y la generosidad de una gran cantidad de fundaciones, gremios y empresas, que entregan directamente a los beneficiarios Es emocionante ver que, con el apoyo y esfuerzo de los privados, se pueden complementar las políticas sociales que hace el sector público, y así mejorar las condiciones de vida de los más marginados. ¡De admirar! Ojalá muchos otros se sigan sumando y aportando a estas lindas y necesarias causas. 

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